JOHN BENNET:
Desde que ingrese al palacio podía escuchar los gritos de mi madre por doquier, el personal de servicio se encontraba en un corre, corre incesante, parecía que todo estaba fuera de control solo porque el príncipe no estaba en su habitación.
—Buenas tardes madre — Salude como de costumbre para aplacar su mal humor. Se encontraba de espaldas a mí y al escuchar mi voz se giró a mirarme de inmediato.
—¿Qué demonios pasa contigo? — pregunto con un evidente mal humor, su rostro estaba rojo de la ira y ni hablar de que incluso su mirada se había oscurecido al verme.
sabía que estaba realmente enojada por el tono de su voz, por la palabra que acaba de mencionar y sobre todo porque sus manos están hechas puños y no se ha dado cuenta aún.
—salí solo por poco tiempo madre, prometo que no volverá a pasar — no debía prometer algo que no podía cumplir, pero ahora era justo y necesario hacerlo de lo contrario harían picadillo de mí y mi futura esposa se va a quedar viuda antes de tiempo.
—¿salir por poco tiempo John? Lo único que a ti debe preocuparte es por demostrarle al reino que eres un buen sucesor a la corona y que tomaras decisiones correctas al llegar al reinado. No puedes pretender seguir comportándote como un crio al que debo vigilar para que tenga buen comportamiento— reprocho y escuche en silencio. Sabía que tenía razón, pero ahora no me estaba comportando como un crio, de verdad me enamore y quería hacer las cosas de forma correctas, ¿Cómo diablos iba a explicarle eso?
—Marie viene a cenar esta noche, lo único que debes hacer es estar presente yo me encargare del resto— rodé los ojos al escucharla, mi madre odiaba que me comportara como un crio, pero ella misma me trataba como uno.
No podía tomar mis propias decisiones porque siempre la prioridad era su estúpido reinado.
Podía renunciar a todo esto, no me importaría si tuviese que vivir en cualquier lugar del mundo lejos de toda esta monarquía que lo único que hace es asfixiarme cada día.
Con mano firme mi madre a mantenido el rumbo de un reinado que durante años ha sabido mantener la unión en su pueblo... ¿podría yo hacer lo mismo?
Lo tenía en dudas, toda mi vida me han enseñado a hacer lo correcto, a velar por el bienestar de todos incluso antes del mío. Como podía hacerlo si me había enamorado, porque si, si algo tenía claro es que solo me basto una noche para enamorarme de esa mujer que no deja de causar estragos dentro de mí.
Siempre me han dicho que como príncipe heredero deberé tomar aún más consideraciones mis deberes como heredero que mis derechos como persona particular, siendo yo el primero en tener deberes claros y dar un heredero a nuestra dinastía, eso no era un problema... podía hacer mil herederos con solo una mujer, si tan solo mi madre considerara en que pudiese casarme con ella todo fuese un tanto más sencillo, sin embargo, sabía que estaba lejos de lograrlo, jamás permitiría algo como eso, debía idear un plan para convencerla de que Mérida es nuestra mejor opción, aunque no sea princesa y aunque no conozca nada de todo esto.
Me parecía absurdo que en pleno siglo XXI todo sea tal como lo fue con mis antepasados, un matrimonio impuesto y una ley absurda para reinar.
—cuando contraje matrimonio todo fue impuesto, y aprendí a querer a tu padre, descubrí que era un hombre maravilloso e incluso me enamore de sus errores, no creas que por ser rey no cometió locuras como algunas de las que tu sueles hacer, incluso cada que escapas me recuerdas a tu padre y en la forma en la que nos conocimos, recuerda John lo único que deseo es que estés bien, mantengamos nuestro reino y hagamos crecer nuestra dinastía, siempre hemos sido vistos como un reino pequeño e indefenso, nuestra relación con otros reinos se basa en la gallardía que demostramos a pesar de ser considerados inofensivos. Recuerda querido John, el amor por más grande y sincero que sea siempre tiene un fin y es entonces cuando nos consuela descubrir que la mujer hasta entonces es amada posee, además de su atractivo, unos valores y cualidades que la pasión nos llevó a desdeñar. No cualquier mujer puede ser la sucesora a la corona, debe tener la misma gallardía con la que yo he defendido el reino. Eso es lo que quiero que consideres— mi madre tenía razón en sus palabras y aunque quería refutar su punto de vista en cuanto al amor no podía hacerlo aún no cuando apenas llevaba doce horas enamorado como un mendigo loco sin conocer realmente a la mujer que me trae loco.
¿podría ella con todo lo que la monarquía exige?
¿podría yo orillarla a tomar una decisión como esa?
No la conocía, ella tampoco me conocía realmente y aun así la veía en un futuro a mi lado, amándonos como unos idiotas enamorados, no importaba el resto.
No quería decepcionar a mi madre y mucho menos el legado de mi padre, pero por primera vez en la vida había algo que deseaba hacer con el corazón y no quería dejar que simplemente pasara por alto.
Estuve escuchando las palabras de mi madre hasta que se agotó de hablar y llamarme la atención, fue a una “reunión importante” y yo por mi parte fui hasta mi habitación.
—no puedes irte por tanto tiempo lo sabes, mi empleo está en juego— hablo mi jefe de seguridad. Se que le debo las gracias y un aumento en cuanto sea rey, pero ahora mi humor estaba de mil demonios y lo que menos quería era seguir escuchado más reproches.
—Debes usar tu anillo la próxima vez que salgas, necesito saber tu ubicación— asentí con la cabeza, no quería pronunciar palabra alguna. Mi jefe de seguridad era un ángel, pude quitarme el anillo anoche antes de salir, sabía que se daría cuenta, pero no importaba de igual forma él sabe que el único sitio que frecuento es ese hotel, por su majestuosa vista y ahora por los recuerdos que guarda la suite presidencial.
—no puedes quedarte en la recamara, tienes compromisos pendientes que debes atender—me recordó como siempre... me sentía fastidiado con todo esto.
Fui hasta la ducha para darme un extenso baño, aunque no quería desprenderme del delicioso aroma de Mérida que seguía impregnado en mi piel. Mis fosas nasales se inundan de su aroma y podía jurar que es lo más exquisito del mundo.
Guarde en un cajon bajo llave el panty del amor de mi vida, sí que lo era... no quería que nadie más que yo tuviese acceso a el y lo bueno de tener un guardarropa inmenso es la cantidad de privacidad que puedes tener en el.
La ducha era necesaria, aunque no urgida, desconecte el móvil ya que Marie había tratado de comunicarse conmigo un par de veces, no me gustaba ser grosero con ella, pero nunca me gusto y mucho menos para desposarla... ¿Cómo es que no se da cuenta? Supongo que los compromisos reales de ambas familias eran más importantes que los sentimientos de cada uno.
Mi jefe de seguridad me acompaño durante el día con dos hombres más, los pendientes no eran tan urgentes, pero si un tanto importantes y los cumplí tal y como todos esperaban, la noche estaba cayendo y sabía que la hora de la cena se acercaba, el personal en el palacio se estaba preparando para una celebración o eso parecía...
Era solo una cena ¿Por qué tanto alboroto? Me pregunte internamente... había pasado el día fuera del palacio no me había dado cuenta de cuanto habían agilizado para que todo estuviese perfecto tal y como a la reina le gusta.
—¿sabes algo que yo no? — me atreví a preguntar a mi jefe de seguridad.
—no lo escuchaste de mí, pero esta noche la reina anunciara tu compromiso con la princesa de Kingston— fruncí el ceño.
¿compromiso?
Mi madre no podía hacer como esto sin consultármelo... puede ser la reina y todo lo que ella desea, pero no puede imponerse sobre mi vida como si mi opinión no fuese nada.
—¿desde cuándo lo sabes? —cuestione molesto... además de mi jefe de seguridad era mi amigo... me inquieta que no me lo hubiese mencionado antes... porque ocultarme algo tan grande como esto.
—al no encontrarte en la habitación esta mañana lo decidió al instante... estuve llamándote incluso te dejé algunos mensajes, supuse que te estabas divirtiéndote con alguna señorita, pero hay responsabilidades que debes cumplir, no puedes seguir comportando como un crio queriendo buscar en bares saciar el deseo
¡qué demonios!
¿Odiaba todo esto, había ventajas de ser un príncipe dominado por su propia madre? Si la había por favor díganmela porque ya no soporto esto...
Al llegar a mi habitación, dos de mis asistentes personales ingresaron para informarme que mi atuendo para esta noche ya estaba listo, al parecer lo único que hacía falta era que yo me sentara en silencio a escuchar la propuesta de mi madre ya que ella había decidido todo no era necesario que yo accediera o dijera algo.
Lo único que deseaba era salir corriendo a los brazos de la única mujer que me había transmitido una paz increíble, si ya se solo fue una noche... pero fue la mejor noche de todas y no me cansare de repetirlo.
—ya pueden retirarse— anuncie mientras continuaba para ducharme y poder alistarme. Debía hacer algo para que mi madre desistiera de la idea de un absurdo matrimonio con Marie.
Todo estaba listo y mi personal de seguridad se mantuvo en la puerta de mi habitación, suponía que por orden de la reina para que no escapara de nuevo.
Narrador omnisciente: Todo estaba en apariencia tranquilo, ambos seguían pensándose, pero ninguno de los dos había intercambiado su número telefónico, John podía incluso pedir que investigaran su vida sin embargo luego de una extraña petición por parte de su madre desistió de la idea. John jamás espero que su madre lo manipulara de tal forma que con el pasar de los días se anunciara el compromiso entre Marie y el, la cuestión no era solo esa, renunciar a sus sentimientos por Mérida iba más allá de esa absurda petición, su madre amenazo con destruir su vida e incluso arruinar cualquier propuesta laboral que pudiese conseguir en el futuro pero sin importar todo eso John estaba dispuesto a acceder a las peticiones de su madre siempre y cuando Mérida estuviese tranquila y sobre todo viviendo una vida plena y feliz. —¿Por qué no has terminado de empacar? — pregunto la mejor amiga de Mérida al verla apoyada al balcón de su habitación, parecía estar disfrutando la hermosa vista frente
Mérida Ashton: No podía describir como me estaba sintiendo, cuando este día llego no dejaba de pensar en el olor de su piel, sus caricias seguían sintiéndolas en mi cuerpo... dios santo si cerraba los ojos incluso podía sentir el sabor de sus labios y era la cosa más deliciosa pero no dejaba de sentirme mal por cómo estaba pasando todo, no conocía mucho de el sin embargo ahora que estaba a su lado en este hermoso yate con una sensación mágica podía jurar que éramos el uno para el otro... No necesita conocer nada más que lo que tenía en frente. Este día había mejorado y de qué manera, yo había dejado el móvil con mi mejor amiga y todas mis cosas y John tenía su móvil apagado, solo estábamos dedicados a ser felices mientras se pudiera. No me sentía presionada como comúnmente pasaba cuando estaba con mi ex. Me entregue a John sin ninguna duda de por medio, o miedos que me hicieran titubear sobre lo que sentía a su lado. Esto era tan real como esas cosquillas que sentía en la b
Narradoromnisciente:John era una vergüenza para su familia desde el punto de vista de su madre, recién le había perdonado los últimosinconvenientes,pero este no estabadispuestoa dejarlo pasar por alto.Llegaron a palacio y de inmediato el personal dispuso para el príncipe una gran manta para cubrir su cuerpo además de unas pantuflas que mantuviese sus pies cálidos. Él estaba siendo atendido como cuan era pequeño y la servidumbre hacia todo por él, jamás hizo algo por sí solo... cuando estudio administración lo hizo después de estudiar la carrera que sus padres les había exigido y la disfruto tanto que no quería culminarla la carre
John ordeno investigar la dirección exacta de Mérida, sabía que era como buscar una aguja en un pajar si no tenía ayuda, pero al menos quería intentarlo, dos semanas habían asado de las que no sabía absolutamente nada de ella, seguramente habíavueltoa new yorkmásdecepcionada por que el no pudo buscarla.Su madre había organizado un gran evento en el que se anunciaría a todos su compromiso de forma oficial, no había vuelta atrás, si él fuese responsable sabía que buscara Méridasolo podría causarle daño solo sentía que su amor por ella era tan egoísta que nodeseabadejarla. Méridaestaba preocupada pero no losuficientepara darle tanta importancia al tema.Se dijo a sí misma que más valía dejar todo lo que había pasado en Mónaco y olvidar esos acontecimientos ya que si estaba sumida en recordar lo que había pasado no podría avanzar y se quedaría estancada creyendo en algo que no era real, la carta había sido quemada y esperaba que esos momentos conJohnquedarancompletamenteen el olvido.Había estado comprometida a sus labores y con el pasar de los días se llevaba mucho mejor con sus compañatraso
Mérida se encontraba en su closet escogiendo que usar esa mañana, el tiempo transcurría y conelse hacía visible un pequeño bulto en la parte baja del abdomen, aunque quiso ir en los últimosdíaspero estuvo tan ocupada trabajando en el proyecto que presentaría esa mañana que no tuvo tiempo para nadamás.Escogióalgo holgado que no dejara visualizar ese pequeño bulto que la preocupaba cadadía.Algunos días eran buenos y otros no tanto, pero se dijoquepermanecer tranquila era lo mejor quepodía&n
John estaba avergonzado, no quería que Mérida pensara mal de él, no quería que creyera que tan solo se había aprovechado de ella aquellosdíasque estuvo enMónaco.Él estaba entre la espada y la pared, no era posible que le hiciera un desplante a Marie, no podía simplemente decirle que se mantuviese alejada, esas muestras de afecto le parecíanabrumadoras,peroentendíaque eso era parte del acuerdo con la reina.En público debían mostrarse como la pareja perfecta, paparazzi podrían fotografiarlo y hablar sobre la estupe
Los padres de Mérida evitaron preguntar sobre el embarazo o sobre quien era el padre de ese bebe lo que importaba en un momento como ese era la salud de su adorada hija nada valía más que ella estuviese bien, Mérida soltó sin darse cuenta un par delágrimasya que esperaba ser ella misma quienlesdijera a sus padres lo que estaba sucediendo.— no te preocupes, nos encargaremos que todoestébien— siseo su madre mientras limpiaba laslágrimasde su hija.Fue un momento emotivo para los tres, todos estaban muy preocupados pero el doctorrecom