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Capitulo 2: Los deberes de un príncipe.

JOHN BENNET:

Desde que ingrese al palacio podía escuchar los gritos de mi madre por doquier, el personal de servicio se encontraba en un corre, corre incesante, parecía que todo estaba fuera de control solo porque el príncipe no estaba en su habitación.

—Buenas tardes madre — Salude como de costumbre para aplacar su mal humor. Se encontraba de espaldas a mí y al escuchar mi voz se giró a mirarme de inmediato.

—¿Qué demonios pasa contigo? — pregunto con un evidente mal humor, su rostro estaba rojo de la ira y ni hablar de que incluso su mirada se había oscurecido al verme.

 

sabía que estaba realmente enojada por el tono de su voz, por la palabra que acaba de mencionar y sobre todo porque sus manos están hechas puños y no se ha dado cuenta aún.

—salí solo por poco tiempo madre, prometo que no volverá a pasar — no debía prometer algo que no podía cumplir, pero ahora era justo y necesario hacerlo de lo contrario harían picadillo de mí y mi futura esposa se va a quedar viuda antes de tiempo.

—¿salir por poco tiempo John? Lo único que a ti debe preocuparte es por demostrarle al reino que eres un buen sucesor a la corona y que tomaras decisiones correctas al llegar al reinado. No puedes pretender seguir comportándote como un crio al que debo vigilar para que tenga buen comportamiento— reprocho y escuche en silencio. Sabía que tenía razón, pero ahora no me estaba comportando como un crio, de verdad me enamore y quería hacer las cosas de forma correctas, ¿Cómo diablos iba a explicarle eso?

—Marie viene a cenar esta noche, lo único que debes hacer es estar presente yo me encargare del resto— rodé los ojos al escucharla, mi madre odiaba que me comportara como un crio, pero ella misma me trataba como uno.

No podía tomar mis propias decisiones porque siempre la prioridad era su estúpido reinado.

Podía renunciar a todo esto, no me importaría si tuviese que vivir en cualquier lugar del mundo lejos de toda esta monarquía que lo único que hace es asfixiarme cada día.

 

Con mano firme mi madre a mantenido el rumbo de un reinado que durante años ha sabido mantener la unión en su pueblo... ¿podría yo hacer lo mismo?

Lo tenía en dudas, toda mi vida me han enseñado a hacer lo correcto, a velar por el bienestar de todos incluso antes del mío. Como podía hacerlo si me había enamorado, porque si, si algo tenía claro es que solo me basto una noche para enamorarme de esa mujer que no deja de causar estragos dentro de mí.

Siempre me han dicho que como príncipe heredero deberé tomar aún más consideraciones mis deberes como heredero que mis derechos como persona particular, siendo yo el primero en tener deberes claros y dar un heredero a nuestra dinastía, eso no era un problema... podía hacer mil herederos con solo una mujer, si tan solo mi madre considerara en que pudiese casarme con ella todo fuese un tanto más sencillo, sin embargo, sabía que estaba lejos de lograrlo, jamás permitiría algo como eso, debía idear un plan para convencerla de que Mérida es nuestra mejor opción, aunque no sea princesa y aunque no conozca nada de todo esto.

Me parecía absurdo que en pleno siglo XXI todo sea tal como lo fue con mis antepasados, un matrimonio impuesto y una ley absurda para reinar.

—cuando contraje matrimonio todo fue impuesto, y aprendí a querer a tu padre, descubrí que era un hombre maravilloso e incluso me enamore de sus errores, no creas que por ser rey no cometió locuras como algunas de las que tu sueles hacer, incluso cada que escapas me recuerdas a tu padre y en la forma en la que nos conocimos, recuerda John lo único que deseo es que estés bien, mantengamos nuestro reino y hagamos crecer nuestra dinastía, siempre hemos sido vistos como un reino pequeño e indefenso, nuestra relación con otros reinos se basa en la gallardía que demostramos a pesar de ser considerados inofensivos. Recuerda querido John, el amor por más grande y sincero que sea siempre tiene un fin y es entonces cuando nos consuela descubrir que la mujer hasta entonces es amada posee, además de su atractivo, unos valores y cualidades que la pasión nos llevó a desdeñar. No cualquier mujer puede ser la sucesora a la corona, debe tener la misma gallardía con la que yo he defendido el reino. Eso es lo que quiero que consideres— mi madre tenía razón en sus palabras y aunque quería refutar su punto de vista en cuanto al amor no podía hacerlo aún no cuando apenas llevaba doce horas enamorado como un mendigo loco sin conocer realmente a la mujer que me trae loco.

¿podría ella con todo lo que la monarquía exige?

¿podría yo orillarla a tomar una decisión como esa?

No la conocía, ella tampoco me conocía realmente y aun así la veía en un futuro a mi lado, amándonos como unos idiotas enamorados, no importaba el resto.

No quería decepcionar a mi madre y mucho menos el legado de mi padre, pero por primera vez en la vida había algo que deseaba hacer con el corazón y no quería dejar que simplemente pasara por alto.

Estuve escuchando las palabras de mi madre hasta que se agotó de hablar y llamarme la atención, fue a una “reunión importante” y yo por mi parte fui hasta mi habitación.

—no puedes irte por tanto tiempo lo sabes, mi empleo está en juego— hablo mi jefe de seguridad. Se que le debo las gracias y un aumento en cuanto sea rey, pero ahora mi humor estaba de mil demonios y lo que menos quería era seguir escuchado más reproches.

—Debes usar tu anillo la próxima vez que salgas, necesito saber tu ubicación— asentí con la cabeza, no quería pronunciar palabra alguna. Mi jefe de seguridad era un ángel, pude quitarme el anillo anoche antes de salir, sabía que se daría cuenta, pero no importaba de igual forma él sabe que el único sitio que frecuento es ese hotel, por su majestuosa vista y ahora por los recuerdos que guarda la suite presidencial.

—no puedes quedarte en la recamara, tienes compromisos pendientes que debes atender—me recordó como siempre... me sentía fastidiado con todo esto.

Fui hasta la ducha para darme un extenso baño, aunque no quería desprenderme del delicioso aroma de Mérida que seguía impregnado en mi piel. Mis fosas nasales se inundan de su aroma y podía jurar que es lo más exquisito del mundo.

Guarde en un cajon bajo llave el panty del amor de mi vida, sí que lo era... no quería que nadie más que yo tuviese acceso a el y lo bueno de tener un guardarropa inmenso es la cantidad de privacidad que puedes tener en el.

La ducha era necesaria, aunque no urgida, desconecte el móvil ya que Marie había tratado de comunicarse conmigo un par de veces, no me gustaba ser grosero con ella, pero nunca me gusto y mucho menos para desposarla... ¿Cómo es que no se da cuenta? Supongo que los compromisos reales de ambas familias eran más importantes que los sentimientos de cada uno.

Mi jefe de seguridad me acompaño durante el día con dos hombres más, los pendientes no eran tan urgentes, pero si un tanto importantes y los cumplí tal y como todos esperaban, la noche estaba cayendo y sabía que la hora de la cena se acercaba, el personal en el palacio se estaba preparando para una celebración o eso parecía... 

Era solo una cena ¿Por qué tanto alboroto? Me pregunte internamente... había pasado el día fuera del palacio no me había dado cuenta de cuanto habían agilizado para que todo estuviese perfecto tal y como a la reina le gusta.

—¿sabes algo que yo no? — me atreví a preguntar a mi jefe de seguridad. 

—no lo escuchaste de mí, pero esta noche la reina anunciara tu compromiso con la princesa de Kingston— fruncí el ceño.

¿compromiso?

Mi madre no podía hacer como esto sin consultármelo...  puede ser la reina y todo lo que ella desea, pero no puede imponerse sobre mi vida como si mi opinión no fuese nada.

—¿desde cuándo lo sabes? —cuestione molesto... además de mi jefe de seguridad era mi amigo... me inquieta que no me lo hubiese mencionado antes... porque ocultarme algo tan grande como esto.

—al no encontrarte en la habitación esta mañana lo decidió al instante... estuve llamándote incluso te dejé algunos mensajes, supuse que te estabas divirtiéndote con alguna señorita, pero hay responsabilidades que debes cumplir, no puedes seguir comportando como un crio queriendo buscar en bares saciar el deseo 

¡qué demonios!

¿Odiaba todo esto, había ventajas de ser un príncipe dominado por su propia madre? Si la había por favor díganmela porque ya no soporto esto...

Al llegar a mi habitación, dos de mis asistentes personales ingresaron para informarme que mi atuendo para esta noche ya estaba listo, al parecer lo único que hacía falta era que yo me sentara en silencio a escuchar la propuesta de mi madre ya que ella había decidido todo no era necesario que yo accediera o dijera algo.

Lo único que deseaba era salir corriendo a los brazos de la única mujer que me había transmitido una paz increíble, si ya se solo fue una noche... pero fue la mejor noche de todas y no me cansare de repetirlo.

—ya pueden retirarse— anuncie mientras continuaba para ducharme y poder alistarme. Debía hacer algo para que mi madre desistiera de la idea de un absurdo matrimonio con Marie.

Todo estaba listo y mi personal de seguridad se mantuvo en la puerta de mi habitación, suponía que por orden de la reina para que no escapara de nuevo.

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