Narradoromnisciente:John era una vergüenza para su familia desde el punto de vista de su madre, recién le había perdonado los últimosinconvenientes,pero este no estabadispuestoa dejarlo pasar por alto.Llegaron a palacio y de inmediato el personal dispuso para el príncipe una gran manta para cubrir su cuerpo además de unas pantuflas que mantuviese sus pies cálidos. Él estaba siendo atendido como cuan era pequeño y la servidumbre hacia todo por él, jamás hizo algo por sí solo... cuando estudio administración lo hizo después de estudiar la carrera que sus padres les había exigido y la disfruto tanto que no quería culminarla la carre
John ordeno investigar la dirección exacta de Mérida, sabía que era como buscar una aguja en un pajar si no tenía ayuda, pero al menos quería intentarlo, dos semanas habían asado de las que no sabía absolutamente nada de ella, seguramente habíavueltoa new yorkmásdecepcionada por que el no pudo buscarla.Su madre había organizado un gran evento en el que se anunciaría a todos su compromiso de forma oficial, no había vuelta atrás, si él fuese responsable sabía que buscara Méridasolo podría causarle daño solo sentía que su amor por ella era tan egoísta que nodeseabadejarla. Méridaestaba preocupada pero no losuficientepara darle tanta importancia al tema.Se dijo a sí misma que más valía dejar todo lo que había pasado en Mónaco y olvidar esos acontecimientos ya que si estaba sumida en recordar lo que había pasado no podría avanzar y se quedaría estancada creyendo en algo que no era real, la carta había sido quemada y esperaba que esos momentos conJohnquedarancompletamenteen el olvido.Había estado comprometida a sus labores y con el pasar de los días se llevaba mucho mejor con sus compañatraso
Mérida se encontraba en su closet escogiendo que usar esa mañana, el tiempo transcurría y conelse hacía visible un pequeño bulto en la parte baja del abdomen, aunque quiso ir en los últimosdíaspero estuvo tan ocupada trabajando en el proyecto que presentaría esa mañana que no tuvo tiempo para nadamás.Escogióalgo holgado que no dejara visualizar ese pequeño bulto que la preocupaba cadadía.Algunos días eran buenos y otros no tanto, pero se dijoquepermanecer tranquila era lo mejor quepodía&n
John estaba avergonzado, no quería que Mérida pensara mal de él, no quería que creyera que tan solo se había aprovechado de ella aquellosdíasque estuvo enMónaco.Él estaba entre la espada y la pared, no era posible que le hiciera un desplante a Marie, no podía simplemente decirle que se mantuviese alejada, esas muestras de afecto le parecíanabrumadoras,peroentendíaque eso era parte del acuerdo con la reina.En público debían mostrarse como la pareja perfecta, paparazzi podrían fotografiarlo y hablar sobre la estupe
Los padres de Mérida evitaron preguntar sobre el embarazo o sobre quien era el padre de ese bebe lo que importaba en un momento como ese era la salud de su adorada hija nada valía más que ella estuviese bien, Mérida soltó sin darse cuenta un par delágrimasya que esperaba ser ella misma quienlesdijera a sus padres lo que estaba sucediendo.— no te preocupes, nos encargaremos que todoestébien— siseo su madre mientras limpiaba laslágrimasde su hija.Fue un momento emotivo para los tres, todos estaban muy preocupados pero el doctorrecom
Luego de la presentación del proyecto lo conveniente era que John y Marie regresaran a Mónaco, debían ponerse al día con sus propios asuntos, ser príncipe no era tareafácilcomo todos pensaban y ellosteníanobligaciones por cumplir.Esa mañana despertaron muy temprano como de costumbre, cada uno se ducho por separado pero la princesa amaneció con un espléndido humor esa mañana, regresar a Mónaco era lo mejor para ella, aunque no estuvo de acuerdo con la reina sobre ir a new york decidieron que esa era una buena oportunidad para queMéridase alejara deJohntotalmente.
John se quitó el anillo que tiene el GPS, bajo hasta el estacionamiento del auto y allí dejo el localizador, debíabuscarla forma para salir del edificio sin ser vistoy entonces vio que justamente un auto estaba por salir, paso justo a su lado y entonces el hizo una seña.Una señora de unos cuarenta años bajolaventanilla del auto y le pregunto sinecesitabaalgo.John se atrevió a pedirle un favor a la señora, dando como excusa el hecho de que no conocía la ciudad y que su amiga que vivía en ese mismo edificio no se encontraba, le pregunto por&n