Mérida Ashton:
Despertar así era maravilloso, frente a mi tenía una vista imponente que me recordaba lo hermoso que es vivir. El sonido del mar provocaba que mi piel se erizara y sonreía como una adolescente enamorada.
Mire hacia la habitación, específicamente hacia la cama en donde se encontraba un hombre dormido… No acostumbraba a hacer este tipo de cosas, mis padres me regalaron un viaje a Mónaco para festejar que ya era ingeniera, pero todo se descontrolo durante la primera noche en donde fui al bar del hotel con una amiga. Ambas estábamos dispuestas a conseguir una cita esa noche, aunque ciertamente yo estaba escéptica a eso. No era del tipo de mujer que levantaba pretendientes a donde quiera que llegara, era una flaca de piernas largas, pero a duras penas tenía par de limones por senos y el trasero no era gran cosa al menos eso es lo que yo creo.
‒ ¿Acostumbras a despertar temprano siempre? ‒ su voz gruesa me hizo ruborizar, ni idea de qué diablos tiene este hombre, jamás había actuado por impulso ante nadie y con el simplemente accedí a tener la mejor noche de sexo.
¡realmente estaba loca!
‒Solo quería disfrutar de la vista‒ pronuncie evitando mirarlo a los ojos.
‒Puedes quedarte en Mónaco si gustas‒ menciono.
¿quedarme en Mónaco?
Estaba loco.
No podía hacerlo, tengo familia, recién termino de graduarme y ya tengo un puesto en la empresa de mi padre… obviamente no puedo dejar todo eso botado, además no tengo nada en Mónaco… mi vida esta con mi familia.
Se levanto sigilosamente de la cama y camino hasta a mi… ‒la vista en Mónaco es mejor si estas incluida en ella‒ susurro en mi oído.
Me sentía incrédula con lo que estaba viviendo, tan solo tenía tres días aquí y ya conocí a un hombre del cual no quiero desprenderme.
‒esto parece irreal‒ me atreví a mencionar… me apretó fuerte de mis caderas, mi centro comenzó a arder de pronto, había tenido sexo otras veces, pero lo que hicimos anoche sobrepaso cualquier expectativa que tuviese en cuanto a ello.
‒es muy real si quieres que lo sea‒lamio el lóbulo de mi oreja provocando que mi piel se erizara… ¿por qué causaba todo esto en mí?
Este hombre aparentemente perfecto estaba causando en mi lo que ninguno había causado antes, como había dicho no es que fuese una ninfómana o tuviese a cantidades de hombres detrás de mí, pero los que tenía nunca me hicieron sentir de esta manera.
Eugenia siempre insistió que el sexo casual era solo eso. Tener sexo con alguien y desaparecer a la mañana siguiente, olvidar todo y dejar los gemidos encerrados en esa habitación de hotel, pero me preguntaba por qué yo seguía en esta bendita habitación, el abrazando por la espalda, apoyado en mi hombro, acariciando mi vientre, haciendo un recorrido con sus dedos por mi abdomen y era incapaz de decirle adiós.
No tenía la fortaleza suficiente para desaparecer y dejar esto de lado.
‒quiero que seas solo mía‒ pronuncio dejándome helada, ¿solo suya?
Me voltee quedando frente a él, podía sentir el delicioso aroma de su respiración, era una combinación extraña a alcohol, chocolate, fresas y piña parecía un coctel delicioso que quisieras tomar de un solo golpe.
‒deja de mirar mis labios así o tendré que devorar los tuyos‒ no sabía si quiera que estaba mirando sus jugosos labios. ¿por qué era tan jodidamente perfecto?
El color de sus ojos, sus labios apetitosos, sus prominentes músculos, ese trasero bien formado que te hacia una loca invitación a morderlo, su cabello perfectamente cortado y esa caballerosidad que no había conocido antes en un hombre. Todos son tan básicos y este, dios mío este me tenía hipnotizada y no sabía exactamente por qué.
‒pediré tu desayuno… aunque muera por hacerte mía de nuevo debes alimentarte… anoche fueron muchas las energías que te hice gastar‒ me soltó dejando un dulce beso en mis labios, estaba ruborizada solo de recordar lo que hicimos anoche.
Sus embestidas, esas penetraciones y gemidos ahogados que quedaban entre besos. Ni hablar de esa deliciosa faena de experimentar cosas que no había hecho antes, no sé por qué me sentí tan segura entre sus brazos, no me sentía avergonzada al probar algunas posiciones por el contrario quería más y más… tenía unas ganas de sentirlo por más tiempo… estuvimos durante toda la noche teniendo sexo de mil maneras, con mil sensaciones y fue fantástico.
Estaba sorprendida de que siguiéramos en la habitación, de que no fuese como los demás y se marchara de buenas a primeras al haber conseguido lo que quería.
Paso un rato y cada uno se ducho por separado, esperamos a que nuestro desayuno llegara, le pregunte si podíamos ir a comer al restaurante del hotel y se negó… no me pareció para nada extraño insistía que no quería compartirme con nadie y que sabía que los meseros o algunos hombres estuviesen viéndome… me parecía gracioso, no podía tenerme encerrada en esta habitación para que nadie me viera sin embargo lo deje ser.
Me sentía muy cómoda a su lado y aunque estuvimos toda la mañana en la habitación fue muy divertido, me conto que es un empresario dedicado al área textil y que pronto debía viajar, aunque también expreso que quería que fuese con él. Me parecía una locura, iba demasiado rápido… una cosa era tener sexo una noche y pasarla delicioso, pero no podía irme así no más sin conocer más de él.
Le conté todo de mí, obviando el hecho de que Mauro seguía insistiendo en una relación, Mauro es mi ex… lo nuestro no funciono, aunque mis padres lo adoran y la verdad es que no sé por qué razón, pero dicen que ha sido el mejor yerno que han conocido, aunque estoy segura que si conocen a John quedarían impresionados con él.
‒debo irme‒ mencione mientras me levantaba de la cama, la estaba pasando genial y no me cansaba de tener sexo con él, pero Eugenia seguramente me estaba buscando como loca, Eugenia es mi mejor amiga, sus padres y los míos han sido amigos desde siempre y por ende también nosotras lo somos, ella es un tanto más alocada que yo, pero es un amor de persona.
‒volveremos a vernos‒ aseguro mientras buscaba sus pantalones, la habitación está hecha un completo desastre, todas nuestras prendas en el suelo, los muebles desordenados e incluso la alfombra estaba un lugar diferente. Parecía que había pasado un tornado por todo el lugar.
Cogí mi vestido, y aunque me cansé de buscar mis pantys no las encontré por todo el lugar.
‒deja de buscarlas, te comprare unas luego‒ me sentía extraña al escucharlo hablar sobre nosotros en el futuro. Sabía que no íbamos vernos de nuevo, esto terminaba en el momento en que yo cerrara esa puerta y aunque si me sentía un tanto sensible por ello entendía que así debían suceder las cosas.
John Bennet:
Mis responsabilidades me prohíben hacer este tipo de cosas, pero no pude resistirme a ella, a su belleza… a ese maravilloso movimiento de caderas que me estaba enloqueciendo. Personificaba a una diosa perfecta que te hechizaba de alguna manera solo para quedar prendado de ella.
¿cómo podía dejarla ir así no más?
No podía, escaparme anoche fue la mejor decisión que pude haber tomado y no me arrepiento en lo absoluto.
Tenerla para mi durante toda la noche fue de las mejores cosas que me han pasado en la vida, jamás creí en el amor a primera vista, pero sé que cambie de opinión al verla en ese bar.
Escapar de mis deberes algunas veces eran necesarios, no era nada fácil cargar una responsabilidad tan grande sobre mi espalda, sobre todo cuando mi madre siempre está encima de mi diciéndome que debo o no hacer. No hay nada más agobiante que eso, pero en definitiva esta mujer pudo hacer todo mucho más fácil, aunque fuese corto el tiempo que estuvimos juntos.
¡volvería a verla! No tenía dudas de ello.
Sus labios me tenían loco y solo una cosa quería, que se quedara un poco más, me moría por alargar más este momento, entendía que debía marcharse y aunque no quisiera yo también debía hacerlo. Seguramente mi madre estaba volteando el palacio patas arriba para encontrarme. Tener a rob como amigo era estupendo, siendo el jefe de seguridad era fácil contar con su ayuda para escapar del palacio algunas veces solo espero no haberlo puesto en riesgo.
La vi marcharse con un deje de nostalgia, esto era más grande que una simple atracción, algo así no me había pasado antes, las veces que escape del palacio era para beber alcohol en este bar, ser conocido no era muy bueno pero ser el príncipe te daba ventajas algunas veces, tener una vida normal era algo con lo que había soñado toda mi vida, no tenía amigos, y los que tenía debían ser aceptados por mi madre, todo debía ser conveniente para el reino incluso ese absurdo matrimonio que se empeña arreglar para mí.
No podía dejar que se marchara sin besar por última vez sus deliciosos labios, me tenía completamente embrujado, el sabor de su boca, el jugueteo de su lengua con la mía me hacía perder los sentidos por completos.
¿podía ser más hermosa?
Claro que podía, necesitaba conocer todo de ella cuanto antes, no quiero que de pronto mama imponga el matrimonio con la princesa Esther y entonces deba olvidarme por completo de la mujer que conocí anoche.
Sabía que las cosas debía hacerlas bien de lo contrario mi madre aprovechara cualquier error para no ver a Mérida como una buena opción para mí, lo único que quería era estar con ella. Aunque fuese apresurado, sé que se impondrá diciendo que no puedes enamorarte de alguien tan solo en una noche, pero para mí fue suficiente verla en ese bar para saber que era el amor de mi vida y si desde que la vi comencé a creer en el amor a primera vista.
Se había marcado dejando un vacío terrible en la habitación, mi corazón comenzó a latir un poco acongojado, me sentía extraño... lo único que deseaba era pasar un poco más de tiempo con ella, debía hacer algo cuanto antes.
Sonreí con malicia a recordar que me quedé con su panty, la escondí mientras ella estuvo duchándose, conserva su aroma y es exquisito, podría incluso ordenar que creen una fragancia con olor a su sexo, seria fascinante oler a su zona intima todo el día.
¿era obsesivo? Quizá.
Encendí el móvil que había apagado justo anoche al llegar al bar y justo al encenderse comenzaron a llegar todas las notificaciones de nuevos mensajes, notificaciones de mis redes sociales personales y ni hablar de la cantidad de mensajes de buzón que seguramente me dejo la reina.
Pretendía quedarme en la habitación admirando un poco más la belleza de este lugar, pero por la hora parece ser imposible. Mi madre debe estar presionando a la seguridad y seguramente ha de estar queriendo asesinar a todos por no encontrarme así que lo mejor será que regrese al palacio por el bienestar de todos.
La distancia del hotel al palacio era un poco larga, pero debía movilizarme cuanto antes, mama era capaz de cualquier cosa por encontrarme más aun cuando las cosas no salen como ella las espera.
Paso largo rato hasta que ingrese al palacio por una entrada secreta que me sirve para escapar de mi absurda realidad, el palacio es antiguo, aunque fue remodelado su estructura original se mantuvo, mama conoce algunos pasajes, pero no todos a pesar de ser la reina se ocupa por cosas más banales.
Desde que papá falleció ella se hizo cargo del reino, rompió los estereotipos de todos, decían que no podía gobernar en Mónaco sin un rey, y lo ha hecho de maravilla algunas veces excede, pero sí que sabe manejar todo a la perfección.
Me gustaría que no solo fuese una reina abnegada, sino que también lo fuese como madre, para ella lo principal era dejar el legado de la corona en alto ante todos, éramos un reino pequeño muy prospero, pero pequeño... poseíamos grandes tesoros que otros reinos han buscado dominar, pero mi madre con agilidad ha logrado que fallen en cada intento.
JOHN BENNET: Desde que ingrese al palacio podía escuchar los gritos de mi madre por doquier, el personal de servicio se encontraba en un corre, corre incesante, parecía que todo estaba fuera de control solo porque el príncipe no estaba en su habitación. —Buenas tardes madre — Salude como de costumbre para aplacar su mal humor. Se encontraba de espaldas a mí y al escuchar mi voz se giró a mirarme de inmediato. —¿Qué demonios pasa contigo? — pregunto con un evidente mal humor, su rostro estaba rojo de la ira y ni hablar de que incluso su mirada se había oscurecido al verme. sabía que estaba realmente enojada por el tono de su voz, por la palabra que acaba de mencionar y sobre todo porque sus manos están hechas puños y no se ha dado cuenta aún. —salí solo por poco tiempo madre, prometo que no volverá a pasar — no debía prometer algo que no podía cumplir, pero ahora era justo y necesario hacerlo de lo contrario harían picadillo de mí y mi futura esposa se va a quedar viuda antes
Narrador omnisciente: Todo estaba en apariencia tranquilo, ambos seguían pensándose, pero ninguno de los dos había intercambiado su número telefónico, John podía incluso pedir que investigaran su vida sin embargo luego de una extraña petición por parte de su madre desistió de la idea. John jamás espero que su madre lo manipulara de tal forma que con el pasar de los días se anunciara el compromiso entre Marie y el, la cuestión no era solo esa, renunciar a sus sentimientos por Mérida iba más allá de esa absurda petición, su madre amenazo con destruir su vida e incluso arruinar cualquier propuesta laboral que pudiese conseguir en el futuro pero sin importar todo eso John estaba dispuesto a acceder a las peticiones de su madre siempre y cuando Mérida estuviese tranquila y sobre todo viviendo una vida plena y feliz. —¿Por qué no has terminado de empacar? — pregunto la mejor amiga de Mérida al verla apoyada al balcón de su habitación, parecía estar disfrutando la hermosa vista frente
Mérida Ashton: No podía describir como me estaba sintiendo, cuando este día llego no dejaba de pensar en el olor de su piel, sus caricias seguían sintiéndolas en mi cuerpo... dios santo si cerraba los ojos incluso podía sentir el sabor de sus labios y era la cosa más deliciosa pero no dejaba de sentirme mal por cómo estaba pasando todo, no conocía mucho de el sin embargo ahora que estaba a su lado en este hermoso yate con una sensación mágica podía jurar que éramos el uno para el otro... No necesita conocer nada más que lo que tenía en frente. Este día había mejorado y de qué manera, yo había dejado el móvil con mi mejor amiga y todas mis cosas y John tenía su móvil apagado, solo estábamos dedicados a ser felices mientras se pudiera. No me sentía presionada como comúnmente pasaba cuando estaba con mi ex. Me entregue a John sin ninguna duda de por medio, o miedos que me hicieran titubear sobre lo que sentía a su lado. Esto era tan real como esas cosquillas que sentía en la b
Narradoromnisciente:John era una vergüenza para su familia desde el punto de vista de su madre, recién le había perdonado los últimosinconvenientes,pero este no estabadispuestoa dejarlo pasar por alto.Llegaron a palacio y de inmediato el personal dispuso para el príncipe una gran manta para cubrir su cuerpo además de unas pantuflas que mantuviese sus pies cálidos. Él estaba siendo atendido como cuan era pequeño y la servidumbre hacia todo por él, jamás hizo algo por sí solo... cuando estudio administración lo hizo después de estudiar la carrera que sus padres les había exigido y la disfruto tanto que no quería culminarla la carre
John ordeno investigar la dirección exacta de Mérida, sabía que era como buscar una aguja en un pajar si no tenía ayuda, pero al menos quería intentarlo, dos semanas habían asado de las que no sabía absolutamente nada de ella, seguramente habíavueltoa new yorkmásdecepcionada por que el no pudo buscarla.Su madre había organizado un gran evento en el que se anunciaría a todos su compromiso de forma oficial, no había vuelta atrás, si él fuese responsable sabía que buscara Méridasolo podría causarle daño solo sentía que su amor por ella era tan egoísta que nodeseabadejarla. Méridaestaba preocupada pero no losuficientepara darle tanta importancia al tema.Se dijo a sí misma que más valía dejar todo lo que había pasado en Mónaco y olvidar esos acontecimientos ya que si estaba sumida en recordar lo que había pasado no podría avanzar y se quedaría estancada creyendo en algo que no era real, la carta había sido quemada y esperaba que esos momentos conJohnquedarancompletamenteen el olvido.Había estado comprometida a sus labores y con el pasar de los días se llevaba mucho mejor con sus compañatraso
Mérida se encontraba en su closet escogiendo que usar esa mañana, el tiempo transcurría y conelse hacía visible un pequeño bulto en la parte baja del abdomen, aunque quiso ir en los últimosdíaspero estuvo tan ocupada trabajando en el proyecto que presentaría esa mañana que no tuvo tiempo para nadamás.Escogióalgo holgado que no dejara visualizar ese pequeño bulto que la preocupaba cadadía.Algunos días eran buenos y otros no tanto, pero se dijoquepermanecer tranquila era lo mejor quepodía&n
John estaba avergonzado, no quería que Mérida pensara mal de él, no quería que creyera que tan solo se había aprovechado de ella aquellosdíasque estuvo enMónaco.Él estaba entre la espada y la pared, no era posible que le hiciera un desplante a Marie, no podía simplemente decirle que se mantuviese alejada, esas muestras de afecto le parecíanabrumadoras,peroentendíaque eso era parte del acuerdo con la reina.En público debían mostrarse como la pareja perfecta, paparazzi podrían fotografiarlo y hablar sobre la estupe