Diana llegó muy nerviosa a su casa.Lo primero que hizo fue buscar a los niños para ver si habían llegado ya de la escuela.Cuando los encontró solo vio a Victoria y a Gabriel.—Peques, qué ganas tenía de verlos. —Los niños corrieron hacia ella y Diana se arrodilló para recibirlos. Sintió sus bracitos alrededor de su cuerpo y todos los nervios acumulados se fueron calmando—. ¿Y Nathan?—Con la niñera, mami —dijo su hija.A Diana le resultó muy extraño que ese diablillo estuviera separado de sus hermanos.—¿Desde cuándo?—No che —contestó Gabriel encogiéndose de hombros, pero su expresión le decía que sí sabía.—Dime la verdad, peque, ¿qué está haciendo tu hermano?Gabriel no le contestó porque su padre apareció en la sala y ambos niños salieron corriendo a recibirlo.Diana miró a Alexander y recordó lo sucedido en la mañana.Estaba muy cansada de todo, de tener que vivir con miedo todo el tiempo.Cuando creía que podía sincerarse con él y que la entendería regresaba a su mente la inig
Cuando Nathan salió de la habitación, Diana quiso salir detrás de él y no quedarse con Alexander a solas.El día ya había sido suficiente desagradable como para aumentar el malestar con una conversación incómoda.—Diana, ¿puedes quedarte un momento?Al parecer iba a ser imposible escaparse.No se encontraba bien, era como si todo el estrés del día hubiera caído sobre su cuerpo dejándola sin fuerzas.—La verdad quisiera marcharme y estar con los niños, no ha sido un día demasiado bueno para mí.Alexander le tomó la mano, se la llevó a los labios y la miró atormentado.—No tengo cómo agradecerte lo que has hecho por mi hijo, no hay dinero en el mundo que pueda pagar el riesgo que corriste para salvarlo y lo hiciste a pesar de estar enfadada conmigo.—No sé por qué dices que estoy enfadada contigo, pero, aunque lo estuviera, una cosa es los problemas que nosotros tengamos y otra los niños. Siempre voy a protegerlos.Alexander intentó acercarse a ella y Diana no pudo negarse, se dejó abra
Alexander la vio salir corriendo, comprendía que contarle aquello no era agradable y más cuando involucraba a su anterior esposo.Se arrepintió de contárselo en cuanto la vio de esa forma. ¿Todavía estaría enamorada de Izan?La sola idea le provocó mucho malestar.—Diana, ¿te encuentras bien? —dijo a la vez que tocaba la puerta del baño—. Si quieres que te deje sola, dímelo, pero me quedé preocupado.—Ya salgo —la escuchó decir y abrió la puerta—. Creo que lo ocurrido hoy ha sido mucho para mí.Alexander se fijó en que llevaba el rostro humedecido como si se lo hubiera enjuagado y tenía los ojos brillantes.—Lo siento, no debí contarte esto y más después de lo ocurrido con tu padre hoy. Vamos a olvidarlo, ¿de acuerdo? Mejor aprovechemos la tarde, me debes una salida junto con los niños. ¿A dónde quieres que los lleve? —No creo que debamos premiar a Nathan con una salida después del susto que nos acaba de dar. Y no vamos a llevarnos a Gabriel y a Victoria y dejarlo a él en casa… ¿Te i
Diana esa noche la pasó junto a su esposo y las que siguieron a esa. Mentiría si dijera que había dormido bien en la última semana.Tenía la ansiedad recorriendo su cuerpo y el miedo a perder a su familia cada vez era más fuerte.Abrazaba a los niños y los besaba como si fuera la última vez y qué decir de su esposo.A Alexander lo buscaba como si sus besos se le fueran a acabar y cada una de sus caricias tuvieran puesta una fecha de caducidad a la que iba quedando cada vez menos tiempo.Ya ni el fantasma de su antigua esposa la retenía, quería atrapar cada momento con él y guardarlos en su mente para sobrevivir de ello cuando lo perdiera.—¡Socorro! —gritó él esa mañana sin dejar de reírse cuando ella le había saltado en la espalda para que no saliera de la cama—. Me vas a matar, Diana, tengo aguante, pero esto ya es demasiado. Podría darte otro asalto, pero necesito una ducha antes de ir a trabajar.—Yo también necesito una ducha —dijo ella y salió corriendo al baño antes de que él s
—Supongo que no lo sabes, pero tu madre y yo éramos muy amigas cuando éramos jóvenes. Frecuentábamos a las mismas personas, estudiábamos juntas y parecíamos un par de gemelas sin serlo. Aunque de eso hace mucho tiempo —comenzó a hablar su madre dirigiéndose a Alexander.—Si mi madre hubiera tenido tratos con su familia creo que nos lo habría dicho a mi padre y a mí —murmuró su esposo sin creerla.—Te estoy hablando de antes de que me casara con Albert. En ese tiempo estábamos las dos solteras y lo que tampoco sabrás es que mi marido y tu padre también eran muy amigos.»Habría sido idílico que Albert se hubiera enamorado de mí porque yo lo estaba de él, pero no fue así. Mi marido estaba obsesionado con tu madre y por más que yo intentaba llamar su atención nunca lo conseguí.—No me vaya a salir con que soy hijo de Albert porque me levanto ahora mismo y me marcho. Si este es su plan para separarme de mi esposa desde ya le digo que no funcionará. —Alexander estaba muy enfadado y Diana no
Después de aquella conversación con su madre, Alexander ya no volvió a interponerse en que volviera a verla, pero siempre debía ir acompañada.Esa mañana, su esposo tuvo que salir muy temprano y no la acompañó a la escuela de los niños.Ya había despedido a los pequeños y estaba por marcharse cuando una extraña se acercó a ella.—Disculpe, ¿es Diana Miller? —le preguntó.Diana miró a la mujer, extrañada.Por su aspecto y su ropa se veía que era alguien humilde y muy opuesto al resto de las madres que solían verse allí a aquellas horas.Lo que más le extrañó fue que supiera su nombre.—Sí, soy yo, ¿por qué lo pregunta? —Ella le sonrió para tranquilizarla, la mujer se veía muy nerviosa y miraba a su alrededor.En ese momento, buscó entre sus ropas, sacó un sobre y se lo entregó.—Me pagaron para que se lo diera —susurró y con la mirada señaló a la persona que se lo había pedido.Diana siguió la dirección de su mirada y vio, con la espalda apoyada en una pared y una sonrisa de suficienci
«Señora Turner, está embarazada, felicitaciones».Las palabras del doctor confirmando lo que ya sabía la estaban volviendo loca porque Alexander le había dicho con mucha claridad que no quería otro hijo.—Tiene dos meses de embarazo, se ha demorado mucho en venir. —El doctor la miró y Diana supuso que se percató de lo nerviosa que estaba porque no dejaba de frotarse las manos—. ¿No es la noticia que esperaba?—No, claro que no, quiero decir que sí, por supuesto. Me alegra mucho estar embarazada, siempre he querido una gran familia. Ya tengo tres hijos, ¿sabe? Bueno, dos no son míos, pero como si lo fueran, los amo como si los hubiera parido yo, pero son dos diablillos. Si viera, una vez me amarraron… Estoy hablando demasiado, ¿verdad? Suelo hacerlo cuando me encuentro muy nerviosa.—Señora Turner, no es por meterme en lo que no me llaman, pero al venir sola me da a entender… Hum, lo que quiero decir, tal vez este embarazo no sea de su esposo y por eso los nervios. Debe saber que lo qu
Apenas salió de casa de sus padres, Diana se dirigió a la empresa de su esposo y a pesar de que le dijeron que no se encontraba, ella no se detuvo hasta que no se cercioró por sí misma.Ni él ni su asistente se encontraban allí y la única explicación que le dieron fue que ambos habían salido.Diana aprovechó que la recepcionista que se encontraba en turno era la misma que la ayudó con la entrevista para el trabajo de niñera, pero la mujer insistía en que aquello era normal.Al parecer su esposo de vez en cuando salía a supervisar los trabajos y decía que era algo común que se ausentara.Incluso insistió en que ella los vio marchar y que no parecían preocupados por ningún asunto.Ya más tranquila, Diana regresó a su hogar, si Alexander y Roger estaban ocupados era normal que no contestaran el teléfono.Izan intentaba enloquecerla y quería que ella entendiera que la atacaría con todos los medios a su alcance.Y eso incluía a las personas que amaba.Había sido un farol y ella cayó en la