El dinero que Ariel contenía venía de tres partes. Primero, lo poco que le quedaba del dinero que Fabio, en su momento, le entregó, el dinero que le entregaron los Clinton. Ella había estado viviendo de ese dinero y jamás, jamás en su vida se había sentido tan arrepentida de algo.Creía que hizo mal al usar el dinero que quedó de lo que Alejandro le ordenó a Fabio darle, pero… él había dicho que ella podía usar ese dinero, ¿qué otra cosa podía hacer? ¿De qué otro ingreso podría sostenerse? Solo le quedaba usar el dinero que ellos le habían dado.Había gastado una considerable parte cuando intentó hacer la repostería, el alquiler de la casa y demás gastos, luego obtuvo lo que el señor Clinton le dio.En su segunda mudanza, donde vivía en la actualidad, ella estaba usando lo que le quedaba, alquiler, comida, gastos básicos, sin desperdiciar un solo centavo. Cuando Norman le consiguió el puesto en el mercado los fines de semana, Ariel consiguió una entrada de dinero que venía de sus esfu
El silencio en el pequeño local de Ariel era ensordecedor, interrumpido solo por el sonido sordo de los pasos de Norman mientras recogía los billetes esparcidos y los restos del altercado, cada trozo de las creaciones de Ariel, notando con pena que no quedó nada que sirviera, ni un solo objeto recuperable, cada uno de ellos estaba roto, sus piezas esparcidas y todo el esfuerzo de Ariel desperdiciado. Migo, el pequeño cachorro, se movía inquieto a sus pies, percibiendo la tensión en el aire. Con un sentimiento de ira e impotencia, Norman se dirigió al ordenador para revisar las cámaras de seguridad, porque no lograba entender cuál había sido el detonador de todo eso, no se podía imaginar la manera tan grande en la que Alejandro Fendi afectaba a Ariel y eso lo enojaba mucho. ¿Por qué aparecía allí de la nada? ¿Por qué seguía buscándola? Era algo sin sentido a menos que estuviera detrás de ella solo para hacerla sentir mal, para verla sufrir de manera desesperada como estaba haciendo ell
El rostro de Alessia Fendi estaba marcado por la ira y la humillación cuando irrumpió en la casa familiar. La desesperación se agitaba en su pecho, alimentada por el rechazo y la traición que sentía hacia su hermano Alejandro. Empujó la puerta de la habitación de su madre con un movimiento brusco, encontrándola sentada junto a la ventana, una figura solitaria sumida en su propio mundo de tristeza.—¡Mamá! Alejandro me ha despedido, me ha humillado frente a todos. ¡Necesito que me escuches!—, exclamó Alessia, buscando desesperadamente algo de simpatía o apoyo. La señora Fendi, sin embargo, permanecía inmóvil, su mirada fija en el vacío más allá de la ventana. Las palabras de Alessia parecían no alcanzarla, perdidas en la distancia entre ellas. Frustrada, Alessia se acercó a su madre, implorando atención. —¡Mamá, por favor, di algo!Fue entonces cuando las lágrimas empezaron a rodar por las mejillas de la señora Fendi, y con una voz rota por el dolor, susurró:—Hace días que he perdido
La desesperación y el miedo se apoderaban de Norman Spencer con cada día que pasaba sin noticias de Ariel. Había denunciado su desaparición, una decisión que lo había llevado a una búsqueda frenética y angustiosa. Su hermano, un hombre de recursos e influencias, había movilizado todos los medios a su alcance para encontrar a Ariel, pero las primeras semanas de búsqueda habían sido infructuosas.Norman se sentía atrapado en un ciclo interminable de esperanza y desilusión. Cada llamada, cada golpe en la puerta, cada informe de la policía, lo llenaba de una mezcla de ansiedad y deseo de buenas noticias, solo para dejarlo caer de nuevo en la incertidumbre.—No hay rastro de ella, Norman,— le dijo su hermano una tarde, su voz reflejando la misma frustración que Norman sentía. —Hemos revisado cámaras de seguridad, hablado con taxistas, revisado estaciones de tren y autobús... nada. Es más que obvio que salió del país y… la búsqueda aquí no tiene sentido.—Norman se pasó las manos por el cab
Su pierna infectada era una fuente de gran preocupación; la infección había avanzado sin tratamiento durante demasiado tiempo. La fiebre alta que había experimentado era un claro indicador de que su cuerpo estaba luchando contra una infección seria.El equipo médico decidió actuar de inmediato. Primero, abordaron la deshidratación y la anemia. Ariel recibió líquidos intravenosos y transfusiones de sangre para estabilizar estos problemas inmediatos. La hipotermia, aunque preocupante, había sido mitigada por la rápida acción de los oficiales y paramédicos que la encontraron. Esa ya no había sido un problema que pasó a se mayor.El verdadero desafío era la pierna infectada.El equipo médico, tras una cuidadosa evaluación, determinó que la infección no había alcanzado el hueso, lo cual era una buena noticia. Sin embargo, la infección de tejidos blandos era grave. Decidieron iniciar un tratamiento agresivo con antibióticos intravenosos para combatir la infección. Paralelamente, realizaron
—¡¿Cómo te atreviste a dejarla volver a las calles?! ¡¿Cómo te atreviste?!— La rabia se apoderaba de él, queriendo golpear a Norman mientras lo sujetaba del cuello con ambas manos. —¿Es que no puedes cuidarla?— Al ver la falta de respuesta de Norman, este lo empujó hacia atrás, haciendo que Norman chocara a una de las paredes. Se dio la vuelta, con la clara intensión de querer entrar hacia la habitación de Ariel, pero Norman se lanzó tras él, no dispuesto a dejarlo entrar.—¡No te atrevas!— Le amenazó Norman. —No te atrevas a acercarte a mi esposa, Alejandro.—No puedes… cuidarla. ¡Ariel está en esta situación por ti! ¡¿Qué demonios hiciste con su dinero?! ¡¿Por qué Ariel estaba en las calles? ¿No eres un hombre capaz de darle un hogar?— Por su mente comenzaban a pasar miles de cosas, como que ese hombre frente a él la maltrataba, que se quedó con su dinero, con su negocio, que estaba destruyendo a Ariel y que no le hacía nada de bien a ella, para él Norman era el causante de la desgr
Había sido él, el causante de que la vida de Ariel tomara ese curso, uno sin anhelo, sin esperanzas y sin ningún deseo de mejoría, tan solo vagar, como antes lo hacía. Pero su espíritu ya no era tan fuerte como antes y las calles resultaron ser un lugar más sombrío y oscuro de lo que Ariel pudo imaginárselo o vivirlo.Alejandro se detuvo frente a la puerta de la habitación de Ariel, su corazón latiendo con una mezcla de ansiedad y remordimiento. En su mente, las imágenes de Ariel llorando, las discusiones, las acusaciones, giraban como un carrusel doloroso. La revelación de su inocencia había sido un golpe devastador, haciéndole ver la magnitud de su error y la injusticia que había cometido contra ella.Las veces que la causó de cosas a las que ella era ajena, todo lo que pensó de su persona y las diferentes maneras en las que la humilló, sin que ella soltara una sola palabra.No quiso hacerle ver que todo lo hizo por él, porque Ariel no necesitaba que Alejandro supiera esas cosas, ta
En la penumbra de la habitación del hospital, Ariel yacía en la cama, su mente agitada por los ecos de la discusión entre Alejandro y Norman. A pesar del dolor que sentía en todo el cuerpo, el dolor emocional era aún más insoportable. Las lágrimas brotaban silenciosamente de sus ojos cerrados, una respuesta silenciosa a la tormenta interna que la consumía.No quería buscarle problemas a Norman con Alejandro, sabía lo molesto que podía ser Alejandro Fendi y lo menos que deseaba en aquel momento era que Norman tuviera que soportar los berrinches de Alejandro. Había reconocido su voz, pero no podía distinguir las palabras que se decían.Ariel no quería ser una carga para nadie y Norman no era su esposo de verdad, no deseaba que por su culpa él se metiera en problemas.No quería ver a Alejandro, no quería enfrentar la avalancha de emociones que su presencia inevitablemente desencadenaría. En su corazón, deseaba escapar, irse lejos para no tener que enfrentarse a la realidad de su pasado y