—Sin ti me muero.— Esas palabras habían dejado a Ariel con impresión, la manera tan vulnerable en la que Alejandro se mostraba, jamás lo había visto así.Incluso si ella era sumamente importante para él, incluso así la había lastimado y seguía con su mentira, por no perderla.¿Hasta dónde sería él capaz de llegar para mantenerla a su lado?Ariel tenía miedo de lo que pudiera pasar con Alejandro si ella decidía completamente alejarse de él.La cena entre Ariel y Alejandro transcurrió en un ambiente de serenidad y calidez. Alejandro había preparado pasta, recordando cuánto le gustaba a Ariel. Sentados a la mesa, compartieron una botella de champán, brindando por un momento que ambos sabían era frágil y precioso.Era una escena que traía tantos recuerdos, simulando que nada había cambiado, que no habían pasado tanto tiempo separados.Dos almas que se conocían, dos corazones que habían logrado latir al mismo tiempo, con el mismo ritmo. Hoy tenían una brecha que iba agrandando más la dista
Había visto como Norman Spencer besaba a Ariel y se obligó a no hacer nada, a no reaccionar, le costó, porque aquella era su Ariel, tan solo suya.Pero cuando vio que Norman se iba y que Ariel no hacía nada para detenerlo, entonces se relajó, caminó hasta Ariel seguía allí, paralizada, mirando como Norman desaparecía de su lado, de su vida.Dejó un beso en su frente y secó las lágrimas de Ariel, tomó su rostro para que ello lo mirase, allí tan solo veía tristeza.—Sé que él es muy importante para ti, Ariel. Pero creo que es hora de que lo dejes ir.—Le dijiste algo. Norman no es así. ¡¿Qué le dijiste?! ¡Dime! ¡Tú le dijiste algo! —Ariel se alejó de Alejandro, convencida de que él tenía que ver con algo de lo que había pasado. —¡Era nuestro día! Pero tú decidiste aparecer. No quiero ser tan egoísta como tú, Alejandro.—Pues tan solo déjalo ir, permite que se vaya, sácalo de tu vida.—Lo quiero— dijo, un poco para sí misma. —¡Lo quiero! —Gritó más convencida. —Es una buena persona y yo
—¿Ya te vas? — Julia miró a Ariel bajar de las escaleras, rodeó la mesa y le dio un beso a la señora. —Estás muy hermosa, Ariel.—¿Te gusta mi collar?—Creo que es hermoso. Recuerda que la reunión es en dos días. ¿Tienes todas las joyas preparadas?—Sí, he hecho montones, espero que les gusten.—Si a mí me gustan, a ellas también le gustarán. Esta noche revisaré los precios. No quiero que te estafen.—Tampoco quiero que sean precios altos, es que… no soy reconocida como para poner unos precios elevados.—Tesoro, la artesanía es más costosa, la manualidad, tu creatividad, todo eso es una inversión de tiempo y creatividad que cuesta, además de que tus materiales son buenos. No estás vendiendo cosas recicladas, Ariel. Estás creando, tesoro. Tú deja que yo ponga los precios, tampoco puedes regalar tu trabajo.—Pero quiero que me compren, si lo ven muy costosos no lo harán.—Si lo ven muy barato, puede que no les llame la atención. Estas personas quieren cosas que puedan comprar por un bue
—Ariel— Para Alejandro, todas las cosas que acababa de decir Ariel, dejaban una cosa clara, algo que él ya imaginaba, pero se negaba a creer, algo que lo dejaba deshecho. La manera en la que Ariel expresaba lo que sentía, dejaba claro que tenía sentimientos por los dos, pero el dolor que Alejandro le había causado había sido curado por Norman, entendía que aquel hombre ahora tenía más espacio en el corazón de la mujer que él amaba. —¿Qué tanto nos quieres? — Sus ojos verdes intentaban disimular el dolor, para poder obtener una respuesta clara de parte de ella, porque en ese momento él intentaba ser el amigo que Ariel necesitaba que el fuera, no el hombre la amaba y se aterraba de perderla.—Yo… no quiero hacerte daño, Alejandro.—Lo único que podría herirme más es una mentira, no actúes como yo. Seamos claros en esto, Ariel. No tengas miedo, quiero escucharte, comprenderte, poder ayudarte. Desahógate completamente conmigo, por favor. Nos tenemos la suficiente confianza como para que p
Norman estaba emocionado por la idea de pasar una noche de cine con su sobrina Blue. Desde que se habían mudado, estas pequeñas salidas se habían convertido en un refugio seguro de su vida cotidiana y sus pensamientos sobre Ariel. Le agradaba que Blue lo forzara hacer esas cosas o se convertiría completamente en una persona solitaria.—¡Tío, esta película te va a encantar!—, exclamó Blue mientras se dirigían al cine. Norman sonrió, agradecido por la compañía y el cariño de su sobrina.Aunque era muy ruidosa en ocasiones.Al llegar al cine, Blue parecía inusualmente emocionada.—Tengo una sorpresa para ti,— dijo con una sonrisa pícara.Antes de que Norman pudiera preguntar, una joven se acercó a ellos.—Hola, soy Emma, amiga de Blue en la universidad—, dijo la chica extendiendo su mano. Era atractiva, con una sonrisa radiante.Norman, sorprendido, miró a Blue.—¿Una cita a ciegas, Blue? ¿En serio?Blue se encogió de hombros.—Solo pensé que sería bueno para ti conocer a alguien nuevo,
Cuando el avión aterrizó, los nervios de Ariel se hicieron más fuertes sentía esa inquietud en su estómago, producto de ya estar allí y porque Norman no sabía de su llegada.¿Y si la rechazaba antes de que ella pudiera decirle nada? ¿Y si estaba tan herido que no quería ni verla? Muchas escenas pasaban en medio de su cabeza, por eso no quería llegar de improvisto.Le hizo muchas otras llamadas mientras tomaba un taxi hacia el hotel donde tenía la reservación, pero no hubo respuestas.Angustiada, creyendo cada vez más que llegar sin avisar no era una buena idea, decidió llamar a uno de sus hermanos para ver si le daban el número de teléfono de Blue o si alguno de ellos podía avisarle a Norman que ella estaba allí, a lo mejor preguntarle si él deseaba verla.Comenzaba a parecerle un poco injusto llegar así, sin más. Pero ya era tarde para retroceder.Llamó a Ronald, pero no tenía tono, al final tuvo que llamar a Tony y este sí respondió.—Ariel, guau. Cuanto tiempo. ¿Estás bien?—Hola,
No llamaría a Julia, ella seguro estaba acostada.Se alegraba de solo llevar una maleta pequeña. La arrastró por el silencioso pasillo y salió del hotel, esperando por el taxi que ya había llamado, se regresaba a Italia. Había pensado en aprovechar para visitar a Alejandro o a su amiga Berenice, solo serían unas pocas horas en tren, pero ella no estaba como para hacer visitas.Sentía un hueco en el pecho y unas ganas de nada, absolutamente nada.El beso de ellos dos se repetía en su cabeza, Norman y esa mujer. Ariel se preguntaba si esa mujer sintió lo mismo que ella cuando Norman la besó, si esa mujer ya era la poseedora del corazón de Norman, si esa mujer lo amaría y lo trataría mejor de lo que lo hizo ella.Y volvía a llorar.Su viaje había sido un fracaso y su corazón no estaba en buen estado.—¿Significa eso que lo amo o el dolor que ahora mismo siento no es suficiente para confirmarlo? Antes lo necesitaba cerca, porque por eso estoy aquí, ahora… solo sé que debo alejarme para qu
Luego de cena y paseo en el cumpleaños de la abuela, y una corta compra de cosas que ni siquiera eran necesarias pero que Julia quería comprar, al fin llegaron a casa.Obviamente Julia creyó que Alejandro se quedaría en otra habitación.Pero, cuando la abuela se marchó a dormir, una vez que su puerta se cerró, Alejandro y Ariel se miraron, sentados en el sofá. A solas.Ella fue la primera en tomar cercanía con él, su mano cubriendo la suya que estaba sobre el sofá, con sus delgados dedos comenzó al juguetear al mismo tiempo que se acercaba al rostro de Alejandro.—Ale…— su aliento acarició la cercanía con su rostro y aquel hombre, ansioso y desesperado por volver a besarla, fue con sus labios, apoderándose de ellos.Ariel titubeó un poco durante el beso, pero fue entregándose a esas caricias que dejaban los labios de Alejandro en su boca, abriéndose paso hasta saborearla otra vez, su lengua recorriendo lugares que había extrañado durante mucho tiempo y los suspiros de Ariel dejándolo