Debieron separarse para continuar con la ceremonia y cuando finalmente terminó, las jóvenes compartieron un momento de felicitarse con sus compañeros y tomarse fotos para luego ir con sus familias.
—Estoy muy orgulloso de ti, amor. —Charles recibió a su esposa con un fuerte abrazo, tanto como su enorme barriga se lo permitía.
—Gracias, cielo, por todos tus cuidados de estos meses y porque, aunque sé que no lo querías, me dejaste cumplir mi sueño.
—No es que no lo quisiera, amor, solo hubiera preferido que aplazaras un poco hasta que estuvieras mejor y no tuvieras que esforzarte por nada.
—Lo sé, por eso te amo, siempre piensas en mí.
—También te amo, mi amor, muchísimo, con todo mi ser.
—Lamento interrumpir, pero me gustaría abr
—¿Debemos ir al hospital de una vez? —preguntó el señor Evans igual de perdido a Charles.—No lo sé, se supone que los bebés llegaban dentro de tres semanas, no hoy. No sé qué hacer.—Hoy nadie reacciona —Ryan se movilizó al ver a su amigo paralizado—, yo voy a conducir porque Charlie sigue en shock; Johanna, ayúdame a llevar a Becca al auto; Donna, ve por la maleta de Becca, te espero en la entrada; y Julian, lleva a los padres en tu auto y avísales a los guardias.Todos se apresuraron a obedecer las órdenes de Ryan, parecía ser el único ecuánime en ese momento.Rápidamente llegaron a la clínica, donde los atendieron de inmediato, los médicos ya habían sido avisados de que ellos iban en camino y tenían todo preparado, uno de los privilegios que Charles podía garantizarle a su esposa gracias a su fortuna.Rebecca tenía programada una cesárea para unas semanas después, el obstetra había recomendado hacerlo de esa manera ya que sería menos riesgoso por tratarse de un embarazo gemelar pr
Ni siquiera todos juntos lograban reunir la mitad de sus propias acciones, así que su opinión era completamente irrelevante. Taylor Corp. estuvo en la cima durante quince años en los que ellos llenaron sus bolsillos sin mover un solo dedo, y ahora, ni siquiera completaban tres meses de crisis y ya estaban cuestionando sus habilidades para administrar su propia empresa, así que todos y cada uno de ellos podía dejar sus acciones en oferta y no volver. Los ancianos lo miraban estupefactos, acostumbrados a asustar y manipular a los jóvenes empresarios que necesitaban su dinero para continuar funcionando, hacía ya muchos años que Charles estaba por encima del bien y del mal, él no necesitaba de nadie, mucho menos de esos viejos decrépitos. Solamente dos de ellos se levantaron ofendidos y entregaron sus carpetas, Charles miró a Ryan y él no tardó en tomarlas, llevaba unos años usando sus ahorros para comprar acciones cada vez que estaban disponibles y poco a poco se iba haciendo de una par
Rebeca estaba confundida, todo el tiempo que compartía con Charles era maravilloso, él se dedicaba a mimarla a ella y a los niños, era cariñoso y entregado, le ayudaba a bañarlos, arreglarlos, incluso cambiarles los pañales, y siempre tenía tiempo para arrullar a sus bebés aunque llegara cansado del trabajo. Pero cuando él se iba, ya no sabía nada más de él, desde el momento en el que salía por la puerta de la casa y hasta que regresaba no tenían ninguna comunicación.Ella a veces le enviaba mensajes para preguntarle cómo estaba, si ya había comido, o mostrarle alguna gracia de sus hijos, pero Charles ya no respondía, esa bonita costumbre que tenía cuando ella estaba embarazada se había perdido y eso la llenaba de dudas. Su esposo pasó de ser absolutamente sobre protector con ella a ignorarla por completo. Y bueno, ella esperaba tener más libertad cuando los niños nacieran, pero no a ese extremo.Las palabras de Ruby resonaban en su cabeza.Unos días atrás, había percibido un aroma a
—¿Lo viste? ¿Revisaste lo que viene dentro? —preguntó Charles histérico.—Ya te dije que no. ¿Qué ocurre, Charles? ¿Por qué te pones así por esos documentos? ¿Qué son?—Nada, no es nada importante.—¿Nada importante? Me estás gritando por ese sobre, te pusiste como loco, ¿y me dices que no es nada?—Es solo un movimiento confidencial que estamos haciendo, lo siento, me alteré innecesariamente. Discúlpame, por favor.—Sí, ese es el punto, desde que te conozco nunca me habías gritado así, ni siquiera cuando yo estaba hormonal y era una molestia, sea lo que sea Charles, sabes que puedes confiar en mí, no entiendo por qué te comportas de esa manera tan paranoica por un asunto del trabajo, no es como si yo fuera a robarte alguna idea o a vendérsela a la competencia, si no puedes confiar en mí creo que tenemos un problema grave aquí.—Lo lamento, amor, estoy muy estresado, no debí desquitarme contigo, perdóname, por favor.—¿Estás seguro de que es solo eso? Puedes decirme lo que sea, soy tu
—Lo siento, Becca, estaba ocupada y no le presté atención al celular. ¿Estás bien? ¿Ocurrió algo? —Tan pronto como Johanna pudo revisar su teléfono, se comunicó con su amiga, estaba preocupada porque Rebecca no solía ser tan intensa y los mensajes no decían nada claro.—¿Dónde estás? Necesito hablar contigo.—En la empresa, ¿qué sucede? Me estás preocupando.—Voy para allá, espérame. La verdad era que Rebecca estaba tan angustiada que hasta pensó en abandonar la casa, pero no se trataba solo de ella, no iría a ninguna parte sin los niños y arrancarlos a ellos de su hogar sin estar segura de nada tampoco era una opción, todavía no estaba tan desquiciada.Simplemente había preparado todo para salir, se suponía que iría a visitar a sus amigas y cuando recibió la llamada de Johanna ya estaba prácticamente saliendo de la casa con Connor. No le tomó mucho tiempo llegar a la sede de su empresa y encontrarse con Johanna.—Cariño, dime qué ocurre.Antes de decir la primera palabra, Rebecca se
El poco tiempo que habían permanecido alejados se había sentido como toda una eternidad para Rebecca, solo hasta ahora comprendía la profundidad de sus sentimientos.Si en algún momento pensó que su relación con Charles era un poco forzada por las circunstancias, eso quedaba atrás, como decía Johanna, en este punto ya no importaba cómo sucedió ni las razones que los empujaron a estar juntos. Ahora, ella estaba profundamente enamorada de Charles, de una manera completa, conociéndolo, habiendo visto sus diferentes caras, habiendo probado la dulzura de sus atenciones y la amargura de su indiferencia.Mientras se besaban de esa manera lenta pero intensa que Charles solía usar cuando no quería llegar a más, cuando solo deseaba disfrutar de ese contacto amoroso, Rebecca se dio cuenta de que no podía seguir manteniendo esa actitud pasiva con la vida y con su matrimonio, ella era como una veleta que se dejaba llevar a donde soplara el viento, no. Era momento de tomar las riendas, de asumir qu
Mientras las cosas mejoraban para algunos, empeoraban para otros.Sandra estaba particularmente furiosa porque sus últimos dos intentos no habían salido como ella esperaba y comenzaba a perder la paciencia. Ya se había enterado de que la demanda de divorcio fue retirada, Charles le había mentido, él no tenía intenciones de separarse de Rebecca.—¿Me quieres decir qué mierda está pasando? —preguntó Sandra con notable rabia al llegar al lugar acordado con Wendy.—Buenas tardes, Sandra. Estoy muy bien, gracias por preguntar.—No te hagas la estúpida, para este momento yo debería tener al menos a Charles muy furioso, pero no, él anda de luna de miel con la zorra esa.—Lo sé, las últimas dos semanas no ha permanecido casi en la oficina. Ryan tampoco, h
Con la compañía de dos vasos de whisky y habiendo limado asperezas, la conversación fluyó y al cabo de dos horas ya tenían acuerdos firmados y un plan de negocios. Charles estaba particularmente serio, a pesar de la buena noticia, porque ahora tenía una espina de desconfianza clavada con la persona más cercana.Los datos reflejados en esos documentos incluían información confidencial, ese era el propósito, debía ser creíble y lo habían conseguido de maravilla, el problema era que algunos datos sí eran verídicos y un número muy reducido de personas tenían acceso a ellos. Jamás desconfiaría de Ryan o Julian, Charles pondría la vida en las manos de sus amigos sin pensarlo dos veces, así que solo quedaba Wendy.Los remesones siempre traían buenos frutos, eso era algo que él había aprendido en veinte años de arduo trabajo. Cuesta y dañan, pero al final, se sabe quienes abandonan el barco y quienes lucharon hasta el final, este era uno de esos casos, ya se habían librado de algunos inversio