La besó con urgencia, le parecía que su cuerpo se prendía fuego. Hacía tanto tiempo, pensó él, tanto tiempo que deseaba probar sus labios, él no había experimentado nada como aquello un deseo tan desesperado, tan intenso, tan fuera de lo normal en su vida. Estaba acostumbrado a siempre buscar y obtener de inmediato lo que deseaba, pero con ella, la había deseado en silencio, sin saber si ella le correspondía o no.
La pasión inundó los sentidos de Grenor, la besó con necesidad, lo que en un inicio comenzó siendo algo ligero, suave, un hambre que no podía ser controlada, de repente se volvió más intenso, él colocó las manos en su cuello para acercarla más a su boca, para tenerla más junto a él, ella le correspondió con el beso, sus lenguas entrelazándose con pasión, con ardor. Deseó más que e
—¿Qué diablos te pasa? — inquirió Michael agarrándolo por el cuello de la camisa azul marino que llevaba debajo de la chaqueta del traje.—Suéltame. — Grenor se quitó las manos de Michael de encima y levantó su dedo amenazador. — ¡No te atrevas a defenderla!—¡Solo fue un jodido baile! — Patricia, la esposa de Michael, se acercó de inmediato y rodeó a su esposo por la cintura. —¿Crees que soy tan cabrón de hacerle eso a Patricia? ¡Esa mujer cayó en desgracia contigo!—Cálmate, amor. La gente nos mira. — Grenor miró a todos en la fiesta y unos cuantos agacharon la cabeza, otros más apartaron rápidamente los ojos de la escena.—¿Se puede saber por qué tanto jaleo? ¿Por qué gritan?Él no tenía idea de por qué h
Capítulo 34Nala miró el techo de su habitación. Estaba harta de escuchar los reproches de Grenor. Para él, ella siempre quedaría como la mala de la película. La mujer que había impedido su felicidad y la de su hijo.¿Por qué no se detenía a verla como realmente ella era?Nala no tenía malicia en su corazón, ella siempre estaba ayudando a otras personas, buscando alternativas para que todos a su alrededor fueran felices, incluso a costilla de su propia felicidad.—No puedo seguir así. — murmuró mirando al techo y sintiendo las lágrimas tocar sus orejas. —Él no va a cambiar su percepción sobre mí. Capítulo 35Nala aguantó el asombro y se conformó con mirar al hombre a los ojos y esperar a que él le dijera que más deseaba.Él, al parecer, esperaba que ella objetara algo, pero para su sorpresa, la mujer se quedó en completo silencio.—Todo el mundo tiene un precio, dime el tuyo y te aseguro que podemos llegar a un acuerdo de inmediato. —Allí, en ese momento, Nala sintió que tenía todas las de perder.—Váyase de mi habitación. —Le ordenó ella con voz grave. —Váyase antes de que llame a seguridad.¿Él pensaba que podía comprCapitulo Treinta y cinco: Una salida dificil
Llegaron hasta el aeropuerto, ella no había comprado los boletos que había. Ella estaba segura de que podía conseguirlos rápido. Necesitaba hacerlo todo lo más pronto posible, pues no sabía que Frank a esas alturas ya le había avisado a Grenor y este ya estaba de camino.—Cariño, todavía estás a tiempo de arrepentirte. —Le dijo a su amiga deteniéndola justo cuando se bajaron del vehículo.Ella sacó a Peter del carro con los bultos colocados en su hombro, se dirigieron a la entrada del aeropuerto.Frank observaba a la distancia sin aun meterse al vehículo.—Estoy segura de que esto es lo mejor para mí y para mí hijo.
Él llegó tarde esa noche. Sanda lo estaba esperando en el pórtico con una taza de té caliente. La mujer sonrió y lo abrazó al verlo llegar, aunque arrugó la cara al olerlo y se separó de él al instante.—¡Dios! ¡Eres más alcohol que hombre!—Si, he tomado. ¿Cuál es el problema? — le preguntó él subiendo los hombros con indiferencia. —Soy un adulto, nana. Puedo hacer lo que…—No estás haciendo lo que quieres, estás haciendo todo por miedo. El miedo es quien te controla.—No digas tonterías. Yo no tengo
La luz del mediodía se colaba por la ventana. Ella disfruto de su jugo de naranja mientras una masajista le trabajaba los pies. Su esposo llegó en ese momento y soltó una imprecación. Su esposo no solía decir palabrotas y menos cuando había personas desconocidas en el lugar. Así que ella soltó un carraspeo y lo miró duramente.—¿Se puede saber qué diablos te pasa? —Ella sí que jamás se controlaba para decir lo que pensaba con toda la entonación y palabras groseras.—No pasa nada, luego te cuento. —Dijo él saliendo del cuarto que ella había terminado para hacerse los servicios de pedicura y manicura, así también como masajes y faciales. Su mansión tenía cinco habitaciones, una de ellas disponible para toda clase de servicios de estética.Él murmuró algo al salir, pero
Capítulo 39 Su corazón estaba a punto de salirse del pecho. Sentía que todo aquello era su culpa. Él no había prevenido que esa mujer se volviera loca, perdiendo la cabeza, intentando asesinar a alguien, mucho menos a su madre. ¿Cómo alguien podía perder el juicio en tan poco tiempo? Ella, definitivamente estaba obsesionada, no había otra forma de decirlo. Caminó por el pasillo del hospital, ese que tantas veces había recorrido, pero sin tener a alguien ingresado por una bala en su pecho. Llegó hasta la sala de emergencia y encontró a Nala llorando sentada en una silla. —¡Nala! ¿Dónde está? ¿Cómo está? ¡Dime que no está muerta! —ella se abalanzó a su pecho y lo abrazó. Grenor se quedó quieto. Él no se sentía como el mismo. Estaba rígido. —Nala, por favor dime que está bien. — ella rompió en llanto y aquello no hizo más que empeorar los nervios de Grenor. —Está en cirugía. Acaba de entrar. — dijo ella cuando
CAPÍTULO 40 Nala sintió que su hermana traía tres cabezas saliendo del carro mientras caminaba, que era un espejismo, algo producido por su imaginación. Pero parecía muy real, muy viva. Dara se acercaba a ellos contoneando las caderas y moviéndose hacia Grenor. Ella no podía creerse que su hermana estuviera viva. No después de cinco años sin verla. Nala se colgó el bolso y se acercó a trompicones y se colocó al lado de Grenor. —Dime qué está viendo, lo mismo que yo. —le pidió. Él se quedó en silencio, no pronunció una palabra. En cambio, ella estaba que se moría de los nervios. Comenzó a comerse las uñas, pero luego dijo que aquel era un comportamiento de niña ansiosa. No iba a demostrarle que la ponía nerviosa con su sola presencia. Ella ya no era una niña desaliñada y tímida. Era una muje