—Creo que empeoré las cosas. — le dijo Michael nada más entrar al apartamento vacío. —No creo que tu plan esté saliendo tan bien. Vamos a evaluar la situación.
Grenor estaba mirando por el balcón con la vista perdida, el apartamento estaba ubicado en el último piso, desde donde podía ver casi la ciudad completa de Chicago. Siempre le habían gustado las alturas y el mar. Es por eso que cada vez que podía, se iba al puerto y dejaba que el salitre inundara sus fosas nasales. Estaba acostumbrado a viajar solo, a estar solo, por eso le incomodaba la presión que sentía en el pecho al estar alejado de Nala. Necesitaba imperativamente solucionar todo con ella, para volver a sentirse el mismo.
—¿A qué te refieres? —Grenor se giró hacia su amigo y cruzó los brazos sobre su pecho. —¿Qué le
Su celular sonó y ella pegó un salto.—Ghita… ¿llegaste? ¿Dónde estás? Sigo aquí arriba.—Puedes bajar. — dijo su amiga con voz neutra. —No pasa nada.Ella abrió la puerta con rapidez y bajó las escaleras saltando los escalones de dos en dos.—¿Qué…?— la pregunta murió en sus labios al ver a su amiga con ropa de pijama larga; pantalones y blusa purpura y el pelo recogido en un moño. Dominic estaba detrás de ella rascándose la cabeza.Y ahí estaba él, sentado en el banco de madera del pórtico, dándole la espalda y mirando el jardín.—Creo que tienes un problema que resolver, linda. — dijo Ghita acercándose.Nala miró a su amiga, esa que la había protegido durante tanto tiempo, esa hermana mayor que la vida le hab&iac
Tomó. Tomó bastante alcohol, pero no pudo irse. Por alguna razón, no pudo alejarse de ella.Así terminó sentado en su pórtico, congelándose, sintiendo que el frío le calaba los huesos, y más aún, el alcohol no desaparecía de sus venas y le impedía moverse con naturalidad y aplomo.¿En qué demonios se había convertido?¿Por qué de repente esa mujer le resultaba tan difícil de olvidar?Vio a sus amigos alejarse y se sintió aún peor. Él era implacable, seductor, sumamente hábil en los negocios. Nadie debía de verlo tan destruido como estaba.
Capítulo 59A la mañana siguiente Nala se levantó sintiendo un breve dolor de cabeza que le duró escasos segundos al darse cuenta de que lo que había pasado la noche anterior era real.Grenor estaba en su casa. Había escuchado parte de lo que él quería decirle. No obstante, no había entendido ni una patata de lo que él quería dar entender. Aparentemente, él tenía un grave problema para dejar clara sus intenciones. Y el beso. Aún no tenía claro cuál de los dos había dado el primer paso, pero lo cierto es que en segundos se estaban mirando a los ojos y al siguiente se estaban besando como dos amantes deseosos de yacer de hacer juntos.—¡Aghh! — refunfuñó sin saber cómo verle a los ojos al hombre que estaba durmiendo en el sofá de abajo.Ella se había llenado de terr
Capítulo 60Hawái.Estaban en Hawái. Aún no sabía cómo él se había enterado de que Hawái era el lugar con el que ella había soñado desde niña con ir a visitar, quizás en alguna conversación se le había escapado, a lo mejor se lo había contado a Anielly y esta se lo había dicho a su hijo, o quizá simplemente el hombre simplemente era un psíquico y hasta ahora ya se venía a dar cuenta.La cuestión es que comenzaba a darse cuenta de que él estaba intentando de una manera u otra, lograr que ella se sintiera bien, primero con el desayuno y el café, luego pidiendo el día a su jefa y ahora estaban en Hawái, un vuelo de unas quince horas que se le habían hecho interminables.Pero llegado el momento de aterrizar en uno de los hoteles más hermosos de la isla, el gesto le pa
—Esto no puede ser. — dijo ella con voz entrecortada. —No pienses ni por asomo que porque solo hay una cama…—¿Crees que yo planifiqué esto? — preguntó él confundido y enojado al mismo tiempo. —¿Qué demonios insinúas, Nala? ¿Crees que quiero aprovecharme de ti? — Bien, a lo mejor no con esas palabras, pero ella no quería sentirse tonta y simplemente aceptar el hecho de solo había una cama. — De haber querido aprovecharme de ti, ¿No crees que lo hubiese hecho en la playa? ¡Estabas dispuesta!—¡No me grites!—¡Deja de insinuar que todo lo hago es por hacerte daño! He llamado a mi secretaria para que hiciera la reserva en el hotel. No tengo idea de porque solo reservó una habitación.Ella se quedó en silencio, ya no sabía nada. Quería, por primera vez, pensa
Aguantó su temperamento lo más que pudo, una tempestad se estaba cociendo en su interior. No sabía en qué diablos había estado pensando su secretaria cuando decidió reservar una sola habitación a su nombre, e involucrarlo en tan desafortunada treta.¿Por qué las personas se creían con la potestad de intervenir en su vida como si fuese parte de una caridad divina en la que todos quisieran ayudar?¿Por qué nadie había intervenido cuando él descubrió que tenía un hijo de 5 años al que jamás en su vida había visto?¿Porque nadie le ayudó a buscarlo y él se tuvo que encargar de todo?Por qué no le dijo a nadie lo de la existencia de ese niño, ni mucho menos le contó a su familia haber recibido la carta.Así que él mismo obtuvo la respuesta a su pregunta.
Capítulo 63Entre besos y caricias, ella iba olvidando todos sus miedos, su vida estaba centrada solo en aquel momento, no pensaba en nada más. Estaba absolutamente enamorada de él, jamás hubiera imaginado que se entregaría en Hawái al hombre con el que hiciera pasar el resto de su vida, pero él no estaba en la misma sintonía que ella. Él no buscaba lo mismo, era un obseso del trabajo, le gustaba tener todo bajo su control y poder. Por eso ella sabía que no iba a congeniar, su alma se lo decía, que iban a tener muchos inconvenientes si él no cambiaba, pero lo estaba intentando y se daba cuenta con aquel gesto de haberla llevado a vacacionar al lugar que ella siempre había soñado.Aunque él no tuviera planes de cambiar en lo inmediato eso no significaba que no pudiera entregar al menos esa parte de su cuerpo que tan desesperada estaba p
Grenor no se lo pensó dos veces lo que ella le estaba pidiendo era bastante simple, Así que volvió a subir por lentamente dejando delicadas caricias sobre su piel tocándola por completo, cada parte de su piel, de su abdomen dejando besos pequeños y jugosos sobre su abdomen plano. Nala sintió como una de sus manos se posicionaba en su sexo y por un segundo llegó a pensar que iba a desquiciarse sobre esa cama. El comenzó a mover sus dedos alrededor de su clítoris y ella movió las caderas en una música silenciosa, una tonada que solamente ellos dos escuchaban, el volvió a besarla mientras le acariciaba de arriba hacia abajo, despacio cuando sintió que ella se removía debajo de su mano, aceleró más volviéndola loca de placer. Él separó suavemente sus piernas para tener mejor acceso y poderla penetrar con uno de sus dedos. Nala sintió l