Capítulo 28

Keira

Es la segunda vez que vengo al apartamento de Sebastian, pero ahora no se está celebrando una fiesta como aquella vez, aquí no hay nadie más que su ama de llaves y yo. ¿Y por qué estoy aquí? Por estúpida. Es que yo pensé que estaba haciendo una gracia, al enviar aquí la ropa que compré con Juliet, y me salió el tiro por la culata. ¿Para qué alquilar una suite en un hotel, si puedo vestirme en su elegante y enorme ático en el Upper East Side, donde hay una habitación con un enorme armario repleto de ropa y zapatos de mi talla? ¡Obvio que no tiene sentido!

Mientras espero que el alemán llegue, camino inquieta por una sala con grandes vistas de Manhattan, la misma en la que él dijo sin descaro que me haría suya esa noche… y lo hizo. A la luz del día, todo se ve distinto, más brillante, suntuoso e imponente de lo que recordaba. Desde esta altura, uno llega a sentirse poderoso e invencible, muy conveniente para inflar el ego de cualquier hombre. Y no es que él necesite de un lugar as
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