Zayn cerró los ojos en la penumbra de su habitación, pero la oscuridad solo trajo consigo los recuerdos que tanto intentaba enterrar. La pesadilla lo envolvió de inmediato, arrastrándolo a un pasado que aún lo atormentaba.Ahí estaba él, un niño asustado frente al imponente patriarca de los Black, que examinaba sus notas con frialdad. El silencio era insoportable, pero cuando el hombre levantó la mirada, Zayn supo que lo peor estaba por venir.—¿Así pretendes ser mi heredero, Zayn? — tronó su voz, llena de desprecio—. En mi familia no hay lugar para la mediocridad, y lo vas a entender, aunque tenga que obligarte.—Perdón, papá... —murmuró el joven Zayn, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con salir—. Te prometo que mejoraré en el próximo examen.El patriarca golpeó la mesa con el puño, haciendo que Zayn se estremeciera.—En la vida no hay segundas oportunidades, Zayn. Te saqué de la miseria de aquel lugar, puse mis esperanzas en ti, y no voy a descansar hasta que te conviertas en m
Mark revisaba su reflejo en el retrovisor del auto, asegurándose de que su peinado estuviera impecable. Karen, sentada a su lado, hojeaba distraídamente una revista de moda, aunque su expresión mostraba que su mente estaba en otro lugar.—¿Segura que no necesitas algo más? —preguntó Mark, tratando de sonar casual, pero claramente ansioso por agradar.Karen levantó la mirada, sorprendida por su tono amable.—No, todo está bien.Mark asintió y sonrió.—Sabes, me alegra que estemos haciendo este viaje juntos. Creo que es una buena oportunidad para que nos conozcamos mejor, sin tanta presión.Karen arqueó una ceja.—¿Sin presión? Mark, nuestras familias prácticamente nos están empujando al altar.Mark soltó una risa nerviosa.—Bueno, no es que sea una mala idea, ¿no crees?Karen suspiró, cerrando la revista.—¿Hablas en serio?—Claro que sí —respondió Mark con una sonrisa que trataba de ser sincera—. Somos una buena pareja, y si nuestras familias ven algo especial en esto, tal vez debería
La mañana siguiente, la casa de campo estaba envuelta en un inusual silencio. Kristen se levantó temprano, todavía inquieta por los acontecimientos de la noche anterior. A pesar de que Erik había decidido no cuestionarla, sabía que el incidente con Mark era una bomba de tiempo. Bajó al comedor, esperando disfrutar de un momento de calma antes de que la tensión familiar volviera a apoderarse del día.Sin embargo, no estaba sola. Charles ya estaba allí, sentado en la cabecera con una taza de café y un periódico en las manos. Su expresión era pensativa, y su presencia, aunque no agresiva, tenía una autoridad que resultaba intimidante.—Buenos días, Kristen —dijo sin apartar la mirada del periódico.—Buenos días, señor Davis.—¿Dormiste bien?—Sí, gracias.Charles dejó el periódico a un lado y se inclinó ligeramente hacia adelante, como si estuviera evaluándola.—Kristen, hay algo que quiero discutir contigo.Kristen se tensó, preguntándose qué podría querer de ella el patriarca de la fam
El golpe en la puerta resonó una vez más, esta vez con mayor fuerza, haciendo eco por toda la casa de campo. La lluvia y el viento rugían afuera, y los relámpagos iluminaban brevemente el amplio salón donde la familia Davis y sus invitados se habían reunido tras el apagón.—¿Quién diablos estaría aquí en medio de esta tormenta? —gruñó Charles, levantándose de su silla.—Tal vez sea alguien que necesita ayuda —sugirió Kristen, con los ojos fijos en la puerta, ignorando la mirada de desaprobación de Veronica.—O un ladrón que quiere aprovecharse del caos —añadió Mark con una sonrisa sarcástica mientras se recostaba en el sofá, sin intención de moverse.Erik cruzó la sala, decidido, y Kristen lo siguió.—Déjame abrirla contigo —dijo ella, sujetándole el brazo—. Podría ser peligroso.—Yo me ocupo de esto, pequeña. No te preocupes.Erik abrió la puerta con precaución, y allí, bajo el torrencial aguacero, estaba un hombre empapado y desaliñado. Su rostro era delgado y pálido, sus ojos parec
La tormenta rugía con más fuerza. Afuera, el viento azotaba los árboles y las gotas de lluvia golpeaban como pequeños proyectiles contra las ventanas. Dentro de la casa, el ambiente era igual de turbulento. Mark seguía sentado en el suelo, incapaz de calmarse completamente, mientras Kristen trataba de analizar la situación.En el centro del salón, Charles se levantó con decisión.—Escuchen bien todos —dijo con voz grave—. No podemos permitir que el pánico nos domine. Sea lo que sea lo que está pasando, lo resolveremos.—¿Y cómo piensas resolverlo? —interrumpió Veronica, cruzando los brazos—. Tienes a un extraño bajo nuestro techo, y ahora resulta que hay sombras rondando por la casa. ¿Qué será lo próximo?Grayson, apoyado contra una pared, dejó escapar una risa suave, apenas perceptible.—¿Algo gracioso, señor Grayson? —preguntó Charles, sin disimular su desconfianza.—Solo me parece interesante cómo todos asumen que soy el culpable, cuando no hay pruebas de nada —respondió, con su to
El amanecer trajo consigo cielos despejados y un aire fresco que se colaba por las ventanas de la casa de campo. La tormenta había dejado su huella: ramas caídas, charcos por doquier y una sensación de pesadez en el ambiente. Sin embargo, en el interior de la casa, todo parecía tranquilo. Charles observaba la vista desde su estudio, su expresión seria. El resto de la familia se encontraba en el salón, donde intentaban reanudar sus actividades cotidianas, aunque la tensión aún era palpable.Kristen entró con una bandeja de café, intentando disipar el silencio.—He preparado algo para todos. Creo que lo necesitamos después de la noche que tuvimos.—Gracias, mi amor —dijo Erik, tomando una taza y mirándola con ternura.Mark, sentado en el sofá con el ceño fruncido, lanzó un suspiro.—¿Nadie va a hablar de lo que pasó anoche?Veronica, quien hojeaba una revista sin interés real, alzó una ceja.—¿Qué quieres que digamos, Mark? Ese hombre era un estafador. La policía se lo llevó, y el asunt
La noche cayó sobre la casa de campo con una serenidad que contrastaba con el día previo. En el comedor, la familia Davis intentaba disfrutar de una cena tranquila. Sin embargo, los eventos recientes pendían sobre ellos como una nube oscura.Charles, sentado en la cabecera de la mesa, dirigió una mirada a cada miembro de la familia. Su semblante seguía siendo rígido, reflejando la tensión que aún no se disipaba.—Espero que después de la tormenta todos puedan relajarse un poco —dijo, rompiendo el silencio.—Es difícil relajarse cuando un extraño irrumpió en nuestra casa con acusaciones serias —respondió Erik, dejando su copa sobre la mesa con fuerza—. Creo que deberíamos tomar esto más en serio.Veronica suspiró, frustrada.—¿Vas a seguir con ese tema, Erik? Ya basta. Charles dijo que lo investigará, y eso debería ser suficiente.—Tal vez para ti lo sea, Veronica —replicó—, pero para mí no. Quiero respuestas, y las quiero ahora.Charles intervino, intentando calmar los ánimos.—Erik,
La tormenta había quedado atrás, pero las tensiones y sospechas en la casa Davis no desaparecían con el sol. Aunque todos intentaban recuperar la normalidad, Erik y Kristen sabían que había demasiados cabos sueltos.—Sospecho que estos acontecimientos están conectados con lo que nos ha venido sucediendo durante todos estos meses, Erik—reveló la joven.—Kristen, tienes razón —dijo Erik mientras se aseguraba de que nadie los escuchara en el estudio—. Todo lo que pasó en la ciudad, lo de la casa de campo y este tipo, Grayson… todo parece estar conectado.Kristen asintió, cruzando los brazos con una mezcla de determinación y preocupación.—Lo sé. Pero no creo que debamos contárselo a nadie todavía.—Especialmente no a Verónica ni a Mark —concluyó Erik—. Si esto llega a sus oídos, podríamos enfrentarnos a más problemas de los que ya tenemos.Kristen lo miró a los ojos, sus expresiones un reflejo de complicidad.—Lo investigaremos juntos. Pero, por ahora, debemos mantener esto entre nosotro