Capítulo 21

Egor salió del baño con una toalla pequeña en su mano, secaba su cabello, iba desnudo, con la enorme erección ansiosa por acción.

En la cama, Nerea esperaba desnuda, tal como él le pidió minutos antes.

Miraba la marca en su mano y estar sobre la cama con el Pakhan en la habitación le hacía sentir que nunca saldría de allí.

Una vez que él comenzaba a follarla parecía no tener límites, no poder detenerse, como si fuera una adicción, una y otra vez. Le aterraba mucho que esa habilidad fuera sobrehumana, creyó que se calmaría los primeros días, pero todo indicaba que era algo natural en él y ella no podía seguirle el ritmo, hacía todo lo posible, aunque cada vez que Egor salía de esa cama ella estaba destruida; no era como si ella se resistiera, al contrario, hacía caso a todo, intentaba comprender sus intenciones, buscaba seguir sus movimientos en la cama, pero al cabo de una dos o tres veces ya ella no daba para más y él parecía solo haber empezado.

«No tiene cansancio», pensó Nerea.

Pe
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