— Muy bien Maryam, lo hiciste muy bien — aseguró Alexander trayendo a la joven de la cintura y pegándola a su cuerpo sin saber que en realidad ella no había tenido intención de matar al hombre y que realmente aquello solo había sido la propia salud del viejo al excitarse más de la cuenta.

— Señor yo no…— a pesar de que la chica normalmente aceptaba los acercamientos de Alexander estaba demasiado nerviosa como para dejarse tocar en ese instante por él vinculado siendo él un hombre que le gustaba — Mejor me iré a descansar — dijo Maryam apartándose porque no quería que notara todo el dinero que escondía bajo la escasa bata que cubría su cuerpo y se lo quitara, en el burdel acostumbraban a hacer eso, dejarles solo una ínfima parte de lo que les tocaba. Pero ese dinero era suyo y no se lo quitarían, él se lo había dado a ella como propina.

— Niña, pero no estés asustada— Alexander sonrió negando — esta juventud de hoy en día no aguanta nada ahora yo solo tengo que descubrir a que hospital