— Es un buen punto de vista— dijo él— será entonces que yo he complicado mi vida. — Esa respuesta la tienes tú— dijo ella. — ¿Estás enojada conmigo?— preguntó él. — No tengo porque— dijo ella. — Quizás por haber salido sin despedirte de mi madre y mi hermana— se atrevió a decir Hafid. — Tu tienes tus razones y aunque tengo mis sospechas— dijo ella— no son sino suposiciones y eso no ayuda mucho. Él la miró con un brillo extraño en la mirada, que a ella le hizo sentir un calor extraño. — ¿Sabes algo muchachita?— dijo Hafid— me estás gustando y eso no me agrada. Ella arrugó el entrecejo sin comprender lo que le estaba diciendo. — ¿Qué está sucediendo?— preguntó ella. — No me hagas caso—dijo Hafid. Sylvia se quedó meditando aquello que dijo él, su mirada le había removido algo internamente que no sabía que era, nunca había experimentado este sentimiento. Hafid se encerró en su estudio, allí estaba la foto de Rachel, sonriente y llena de vida; ¿porque tenía que amarla tanto? ¿C
— Hafid, ¡Es un juego de collar y aretes!— exclamó ella. — Yo sé lo que es, ¿Te gusta?— preguntó él. — ¡Es exquisitamente hermoso!— dijo Sylvia. Él sonrió ante el rostro emocionado de ella y dijo: — Es tu regalo de Navidad— dijo él. Ella abrió los ojos como platos y dijo:— ¡Hafid, eso debió costarte una fortuna!— dijo ella. — No te creas, ¿quieres que te lo coloque para que puedas ver cómo se te ve en el cuello?—preguntó él. Ella asintió con la cabeza, se dió la vuelta alzando un poco su cabellera para que se le hiciera más cómodo colocarle el collar. Se vio en el espejo y la imagen era imponente. —Te ves regia— dijo él— quiero que lo uses en la celebración de año nuevo. — ¡Gracias! — dijo ella— mi regalo no fue tan sofisticado. — ¡A mí me encantó!— dijo él. Se prepararon para dormir, ella entró en el vestidor para evitar desnudarse de él, Hafid sonrió al recordar el incidente de unos días atrás, pronto estuvo listo para estar bajo las sábanas. Cuando ella entró al cuarto
A la mañana siguiente, Hafid estuvo muy temprano en el hospital, los resultados habían arrojado que Sylvia tenía una bacteria, que le había provocado una severa infección intestinal. El doctor le mandó una dieta estricta y mucho reposo, hasta que su sistema estuviese por completo restablecido. Hafid al llevarla hasta el auto le preguntó. — ¿Qué pudo, haberte ocasionado esa infección? Ayer, en la noche de Navidad, estabas bastante bien y muy tranquila,dijo él, algo de lo que comiste te desarrolló esa bacteria. — He estado revisando en mi memoria ese día, y la verdad que no tengo idea, cuando me levanté en la mañana, sentía mi cuerpo muy caliente, la verdad no entiendo; ¿qué sucedió? — dijo Sylvia. Tomé un baño y me fui al cuarto de labore no me provocó comer, fui a ver a los niños y no los desperté, me vine a la habitación, porque me sentía realmente agotada. Yo de verdad pensé, que tenías sueño, los niños fueron los que me alertaron al ver que tú seguías durmiendo tan tarde—
— Lo importante querida Sylvia, es lo que estás haciendo y se ven los resultados— dijo Halima. En la noche después de la cena Hafid buscó un paquete que tenía en el estudio, ya su madre y hermana se habían retirado a dormir, al igual que los niños. Ya Sylvia tenía tres días de haber llegado del hospital, se veía con mejor semblante, él entró de nuevo en la habitación y dijo :— Te compré este regalo,espero que te guste, y puedas usarlo el día de fin de año—dijo Hafid. Sylvia, recibió el obsequio que venía en una hermosa bolsa de regalo, decorada con buen gusto, la abrió y allí dentro había un vestido muy bello. Era negro y elegante, la parte de la blusa estaba elaborada en blonda negra, con detalles en Swarovski, mangas transparentes, la falda amplia en varias capas, de corte asimétrico, al frente llegaba por encima de la rodilla y la parte trasera hasta los tobillos, con zapatos que le hacían el juego perfecto. —¡Esto está bellísimo Hafid! —dijo Sylvia— ¡Gracias, tienes un gust
Hafid sonrió ante la osadía de su madre, de referirse a Sylvia, cómo la mujer perfecta para él, pero disimuló e intentó no hacer caso de ésas palabras. Estuvieron en familia, jugando y participando de la comida, al llegar la medianoche todos salieron a ver los fuegos artificiales. Los niños estaban fascinados con el esplendor de las celebraciones, pero después de un buen rato, estaban agotados y deseaban dormir. También Halima a la una de la mañana ya se rindió y prefirió ir a la cama, su hija Abir decidió acompañarla, fue cuando Hafid dijo a Sylvia:— ¿Me acompañas a bailar hasta el amanecer? Ella sonrió y dijo:— Vámonos pues, ojalá y los niños no se despierten llamándonos. — Eso no sucederá— dijo Hafid. Minutos más tarde estaban en un centro nocturno de la ciudad muy exclusivo, disfrutando de bebidas y baile. El ambiente era muy alegre, todos los presentes tenían un objetivo en común, despedir el año con alegría. Tenían una mesa donde tenían servicios de bebidas, Sylvia
Si tan sólo Hafid se levantara y mientras él esté en el baño, ella podía sacar la sábana manchada, pero tendría qué estar allí vigilando como buitre a que despertara. Como si hubiera hecho una plegaria él se movió y de inmediato ella se colocó de manera estratégica para que no notara la mancha, además de rogar para que no recordara lo acontecido. Él abrió los ojos y ella trató de aparentar absoluta naturalidad. — Buenos días— dijo. Se incorporó hasta la mitad de su cuerpo, que se mostraba completamente desnudo, ella al notarlo enrojeció hasta la raíz de su cabello. Hafid al notar la contrariedad de ella y el color de su rostro, dijo:— ¡Ah caramba, al parecer me desnudaste anoche!Ella arrugó el entrecejo y dijo:— Yo no te desnudé, me imagino que estabas tan pasado de tragos que no lo recuerdas. — ¿Y tú lo recuerdas? — preguntó Hafid— mi mente está en blanco, además de que el dolor de cabeza es inmenso. Ella extendió los dos analgésicos con el vaso de agua, él dijo:— ¡Estás pr
— Eres tan fresco y descarado— dijo Sylvia. El la miró con cara de inocencia y respondió:— ¿Por qué? Solo te digo que no pienso dormir con ella, en esta casa— dijo él.— Entonces, me imagino que si piensas dormir con ella, eso significa que pueden haber coqueteos y manoseos delante de los niños— dijo Sylvia— y no voy a tolerar faltas de respeto. — Te aseguro que me voy a controlar con Deborah frente a ti y de los niños— dijo Hafid. — ¡Quiero que entiendas que a mi no me importa con cuantas mujeres duermas!— dijo ella— pero acá yo represento a tu esposa y soy la madre de tus hijos, se va a ver muy feo que estés dando espectáculos ante los empleados y mis hijos. — Ya te dije, que voy a controlar a esa chica, quién es la que me tiene ganas— dijo él— no tienes porque enojarte, aun no pasa nada, pareces una esposa celosa. — ¡No estoy celosa, Hafid! Solo te aclaro los puntos antes de que sucedan las cosas— dijo ella. — Lo recordaré— dijo él. Salió de la habitación de labores con un
— ¡No soy tu prima, ¿me oíste? — exclamó Déborah. — ¡Eso lo sé, pero al ser familia de mi esposo, pasas a serlo, pero ahora entiendo porqué deseas meterte bajo sus sábanas! — dijo Sylvia— no respetas sangre familiar. —¡Tú nunca serás familia mía!— dijo la prima— ¡Solo eres una arribista! — ¡Me parece, que la que está desubicada eres tu querida, la arribista acá eres tú,— dijo Sylvia— yo soy la dueña de esta casa, porque soy la esposa de Hafid Aziz, hablaré con él para que lo oigas de su boca. Sylvia se levantó y se dirigió a la puerta para salir, la conversación había terminado, Déborah se levantó de inmediato y dijo:— ¡Espera por favor, no hables con Hafid!— ella bajó la guardia y habló suave— te pido disculpas por ser tan grosera, lo siento. Sylvia la vió con recelo, no confiaba en ésta mujer, pero decidió aceptar las disculpas, por los momentos. — Está bien, acepto tus disculpas, pero recuerda que aún estás a prueba— dijo Sylvia— ¡A la primera te atendrás a las consecuencia