Hafid Aziz, era multimillonario desde que había nacido, de padres multimillonarios, obviamente heredero de todos los negocios petroleros de su familia. Antes de cumplir quince años, tuvo conocimiento de que se casaría con la hermosa Rachel Sabarat, que a pesar de tener apenas catorce años, se perfilaba como una mujer muy hermosa.La boda estaba pautada, para el cumpleaños número dieciocho de la muchacha, y el número veintitrés de él, quién le llevaba cinco años a su prometida; él era un hombre jovial y divertido le gusta mucho los deportes ecuestres. Ellos como familia, tenían una colección de caballos pura sangre, a los que Hafid tenía acceso constante, era un excelente jinete. Llegó el momento feliz para Hafid, le gustaba muchísimo su prometida, ella era coqueta jovial y con habilidad para la conversación, desde que la había conocido, a los catorce años, había quedado flechado por la muchacha. Ese día, su futura esposa, estaba vestida con un hermoso traje blanco de novia, que re
—¿Qué estás diciendo?—dijo Rachel— yo te amo Daniel.— Pero yo no— dijo él—eres la esposa de mi mejor amigo, solo fuiste una diversión, entiende, tu lugar está con él. — ¡Maldito bastardo!—dijo Rachel— ¡me las vas a pagar!—¡Cálmate Rachel!— dijo Daniel— hablemos como persona civilizadas, nos divertimos mucho durante estos meses, pero ya todo se acabó.—¡No para mí— dijo Rachel—yo te amo Daniel.—¡Estás confundida!—dijo Daniel.Rachel caminó hasta el interior de la casa, Daniel creyó que había entendido, decidió volver a su casa, ya le explicaría a Hafid, y le pediría perdón, sí era posible de rodilla. Cuando estaba a punto de salir de la casa, Rachel salió y le llamó:—¡Daniel! Él se volvió y Rachel disparó el arma, con la cual estaba apuntando a la cabeza, disparó de nuevo y le dio en el pecho,un nuevo disparo le dio en el estómago; luego al verlo bañado en sangre, se puso la pistola en la boca y se disparó ella misma,suicidándose.La niñera que había salido de la habitación, al e
Colgó la llamada y se quedó pensando por unos segundos, tenía una nueva entrevista, quizás eran varios los filtros que tenía que pasar para seleccionar a la persona indicada. Se recostó en su cama a soñar, que iba a hacer ella, si la contratan y ganaba doce mil dólares al mes, pensó en algunas opciones, total tener un par de ilusiones no costaba nada.Eran un sueldo muy bueno, no todo el mundo pagaba doce mil dólares por cuidar niños y estos eran dos, ésta vez iría con la mejor actitud. Había que estar dotado de paciencia para cuidar a dos pequeños que apenas habían dejado la lactancia materna. Al día siguiente busco una falda que había conocido mejores tiempos, una suave blusa de muselina que también tuvo mejores momentos, pero por lo menos se veía más decente.Al llegar nuevamente al lugar de la entrevista, espero ver muchas chicas esperando, pero ahí aún no había nadie más, solo ella.El nerviosismo de la chica creció, ¿Sería que había llegado muy temprano? No tenía como ver
Hafid Aziz rió de buena gana al escuchar a Sylvia y después dijo con crueldad.— ¿Quién te has creído muchachita? ¿Acaso no te has visto en un espejo?— su voz era amarga y cruel— ¡Tengo mujeres de verdad a mis pies, tu solo eres una pobre muchacha acabando de salir del colegio!— ¿Y si tienes tantas mujeres, porque no le busca una madre a sus hijos entre esas bellezas?— dijo Sylvia con voz ácida.—Porque ellas están para darme placer— dijo Hafid— dudo que tu siquiera sepas dar un beso.— Tiene razón ni siquiera se dar un beso— dijo Sylvia— así que me imagino que nunca voy a tener que aprender con un amargado como usted.— ¡Ni en mis peorc ees pesadillas, te besaría niña!— dijo Hafid.— ¡Ni yo a usted!— exclamó ella—tendrá que conformarse con tener a esta muchacha como madre de sus y hijos. — Solo para eso has sido contratada, para ser la madre de mis hijos— dijo Hafid Aziz.— ¿Y dónde están sus hijos?— preguntó Sylvia.— Los conocerás en casa— dijo Hafid— vamos sígueme.Ella se l
En la mañana cuando Sylvia despertó Hafid Aziz la tenía abrazada por la espalda, como había llegado hasta ella, la cama era inmensa; poco a poco fue sacando su cuerpo de los enormes brazos de éste hombre. Se levantó después de un baño y se cambió de ropa, salió y buscó donde estaba la cocina, una empleada se acercó y dijo:—¡Buenos días señora! Usted debe ser la madre de los niños Amira y Farid. — ¡Buenos días, señorita! Si soy la madre de los niños, ¿Me indica donde me queda la cocina?—preguntó Sylvia. — Venga conmigo— dijo la chica— ¿Desea desayunar?— ¡Si por favor!— dijo Sylvia— ¿El señor a que hora desayuna?— Muy pocas veces desayuna o come en casa, señora — dijo la chica.Sylvia sonrió indicando que comprendía, después del desayuno se dirigió a las habitaciones de los niños, estaban una al lado de la otra. La de Amira decorada como la habitación de una princesa real, todo indicaba que allí dormía una niña, detalles muy femeninos resultaban por toda la habitación. Al entra
Esa mañana Hafid se ocupó de los detalles que tenían que ver con Sylvia, le abrió la cuenta en el banco, para así tener donde depositar el salario de ella cada mes.También se ocupó de comprar ropa y accesorios para qué ella debía usar de acuerdo a lo que sería ella de hoy en adelante, su esposa. Hafid era un hombre con una cuantiosa fortuna, nunca se había puesto contar su dinero, pero todo dependía del preciado oro negro, tenía empresas en todo el mundo, producto de los derivados del petróleo. Cuándo se casó por primera vez, él pensó que sería para toda su vida, amaba a su mujer con locura.El destino se encargó de demostrarle, que el amor es fluctuante, las mujeres para Hafid eran como una vela, apenas las acerca al fuego se derriten. Tenía dos años que había quedado viudo, y pensaba seguir así hasta que muriera, lamentablemente, se puso a crear una historia estúpida alrededor de la madre de los niños, diciéndoles que se encontraba de viaje. Que el trabajo, no la dejaba con tie
Sylvia, miro el hermoso vestido que había llegado ese día a casa, era realmente muy lindo, de color blanco marfil, lo miró detenidamente y se dijo: "Si te casaras al día siguiente, todo era real, uniría su vida con este desconocido, pero ¿Realmente era necesario, éste paso del matrimonio? Él se encontraba en el estudio, reunido con otros socios, pero ella necesitaba aclarar ciertos asuntos con Hafid urgente. Así que se dirigió hasta el estudio y tocó firmemente la puerta, del otro lado escuchó la voz áspera de Él respondiendo:— ¡Espero que sea urgente porque estoy bastante ocupado, pase quien sea! — dijo Hafid. Ella abrió la puerta y con mucha seguridad, asomó su roja cabeza diciendo:— Lamento la interrupción Hafid, pero necesito hablar algunos asuntos contigo— dijo Sylvia. — ¡Caballeros, esperen un momento por favor, mi querida mujercita me requiere— dijo Hafid con ironía. Salieron afuera y él la tomó por el brazo ala altura del codo y la llevó prácticamente a empujones
Silvia, se sintió conmovida por la ternura de estos dos niños, pero también sorprendida, ante la petición que le hicieron, quería un hermanito. Y probablemente, si se acostaba con este hombre, vendría uno, aunque ella tendría mucho cuidado de embarazarse, de un hombre a quien no amaba. Era demasiado hermoso tener a éstos dos ángeles tan tiernos, como sus hijos, ellos habían estado tanto tiempo sin ver a su madre, que ahora que la tenían a ella, no querían dejarla escapar. No importaba lo que sucediera entre Hafid y ella, nunca abandonaría a estos niños, mientras no pudieran comprender que ella, no los había tenido nunca en su vientre. Silvia los abrazó con ternura, y los llevó hasta el salón de juegos, ellos que ya habían visto el vestido blanco, sobre la cama, le preguntaron. —Mamá, ¿no te gusta el vestido que te regaló papá?— preguntó Amira. — ¿Porque piensas eso?— dijo Silvia— además, ¿de qué vestido estás hablando? — Del que estaba sobre la cama— dijo Farid— ¡Es hermoso mam