En la mañana cuando Sylvia despertó Hafid Aziz la tenía abrazada por la espalda, como había llegado hasta ella, la cama era inmensa; poco a poco fue sacando su cuerpo de los enormes brazos de éste hombre.
Se levantó después de un baño y se cambió de ropa, salió y buscó donde estaba la cocina, una empleada se acercó y dijo:—¡Buenos días señora! Usted debe ser la madre de los niños Amira y Farid. — ¡Buenos días, señorita! Si soy la madre de los niños, ¿Me indica donde me queda la cocina?—preguntó Sylvia. — Venga conmigo— dijo la chica— ¿Desea desayunar?— ¡Si por favor!— dijo Sylvia— ¿El señor a que hora desayuna?— Muy pocas veces desayuna o come en casa, señora — dijo la chica.Sylvia sonrió indicando que comprendía, después del desayuno se dirigió a las habitaciones de los niños, estaban una al lado de la otra. La de Amira decorada como la habitación de una princesa real, todo indicaba que allí dormía una niña, detalles muy femeninos resultaban por toda la habitación. Al entrar vio a la niña dormida plácidamente abrazando a un muñeco de felpa que obviamente la acompañaba desde siempre. La habitación de Farid, muy masculina, con detalles que denotaban la presencia de un caballero durmiendo dentro de la misma. Sylvia los miró con ternura, eran tan frágiles y a la vez tan fuertes, hermosos; cuando los conoció ese día anterior y la llamaron mamá, recordó sus días en el orfanato, cuando añoraba que una madre se enamorara de ella.Nunca eso sucedió, se tuvo que conformar con crecer al lado de monjas y cuidadoras gruñonas; escuchar que la consideraban su madre, le conmovió sus entrañas, solo tenía diecinueve años, pero su instinto maternal se despertó. Cuando ellos dijeron "mamá porque tardaste tanto", "nunca, nos dejes más solos"; Sylvia se sintió conmovida con la súplica de estas dos criaturas que sólo anhelaban el calor de su mamá. Cuando estaba por salir de la habitación del niño, este se sentó en la cama y dijo:—Mamá, todavía estoy enojado contigo por haberte ido a viajar, pero si prometes qe ya no te iras, te volveré a querer.— Te lo prometo mi niño bello— dijo Sylvia— mamá ya no los dejará más,de ahora en adelante los cuidara siempre y no permitirá que nadie les haga daño.—¡Gracias mamá!—dijo Farid. Sylvia se acercó y lo alzó y lo llenó de besos y lo apretó contra su cuerpo, demostrando cuánto los amaba.— Vuelve a dormir— dijo Sylvia— es temprano aún.—¡No mamá, quiero levantarme, tengo hambre— dijo el niño. — Entonces vamos a cambiarte de ropa y bajamos a desayunar— dijo Sylvia. Busco ropa apropiada para que el niño estuviera cómodo y bien vestido, como todo un caballero de casa.Cuando paso por la habitación de Amira ésta asomó su rubia cabecita y dijo:—¡Mamá buenos días, quiero ir contigo y Farid!—¡Buenos días mi princesa!Entró en la habitación de la niña y la cambió de ropa, después de peinarla bajo con sus dos tesoros hasta el comedor, pidió dos tazones con cereales y una ración de frutas.Estaban desayunando cuando escucharon:— ¿Está rico ese desayuno?— era la voz de Hafid.— ¡Papi!—dijeron los niños— ¡Buenos días, estamos desayunando con mamá, ves papi, nuestra madre es muy linda!—¡ Si, tiene pecas como Farid y yo papá!— dijo Amira. — ¡Ella me prometió no volverse a ir papá—dijo Farid. — ¡Así es!— dijo Hafid —y lo va a cumplir, ¿Verdad Sylvia?— ¡Sí señor!—dijo Sylvia. — ¿Por qué le dices señor a tu esposo, mama?— preguntó Amira.—Tienes razón mi princesa, es por estar siempre de viaje, a todos les digo señor— dijo Sylvia. —Así es, Sylvia es una mujer muy respetuosa— dijo Hafid con un extraño brillo en su mirada.— ¡Mi papá y mi mamá se aman,por eso están juntos! —dijo Farid. —¡Si yo se!— dijo Amira—¡Yo también los amo mucho!— ¡También yo te amo mi amor—dijo Sylvia— y a ti, mi hombrecito bello!— ¿Ves papá, mamá me dice su hombrecito!—dijo Farid—¿ves como me vistió? ¡Parezco un hombre!— ¡Te ves perfecto! —dijo Hafid.—¡Y yo parezco princesa! ¿Verdad mami?—¡ Si mi amor, eres mi princesa bella!—dijo Sylvia.Bueno quiero que vayan al salón de juego, necesito hablar un momento con su mamá y después los busco para salir a pasear— dijo Hafid.— Si, vamos Farid —dijo Amira.Era la más despierta de los dos, Farid era más callado y observador.—¡Papá, no vayas a regañar a mamá! — dijo Farid—no quiero que se vaya de nuevo.—¡No mi amor, yo no me iré más, ya se los prometí—dijo Sylvia— en un momento nos reunimos otra vez. Salieron hacia el salón de juegos y Hafid le pidió a Sylvia que lo acompañara al estudio. — Sylvia, apenas llevas unas horas aquí y ya te ganaste el corazón de mis hijos— dijo Hafid.—¡Son demasiados bellos esos niños, me enamoré a primera vista¡— dijo Sylvia.—¿Y del padre?—preguntó Hafid con picardía. —¡Usted es otra cosa!—dijo Sylvia — ya me dejó claro que no soy su tipo y que soy una muchachita.— ¡Puedo cambiar de opinión —dijo Hafid con burla.—¡Esperó que no!—dijo Sylvia— mantengamos nuestro acuerdo presente.— No te preocupes Sylvia, sigo manteniendo mi palabra, solo estás acá para ser la madre de mis hijos — dijo Hafid —y aunque durmamos juntos, jamás te tocaré un cabello. Sylvia recordó como amaneció enredada en los brazos de Hafid y se mordió la lengua para no decir algo de lo que pudiera arrepentirse luego.— En dos días será la boda— dijo Hafid— mañana traerán varios vestidos para que escojas el más adecuado o el que te guste más. — Está bien — dijo Sylvia.—Quiero que vayamos de compras, escojas ropa para ti, zapatos, perfumes, joyas, maquillaje, eres mi mujer y debes estar vestida a la altur de lo que representas. —Como usted diga, señor— respondió Sylvia. —¡Sylvia, soy Hafid, no señor! Trátame con confianza, se supone que eres mi mujer. Sylvia asintió con la cabeza, de repente se dio cuenta, que éste hombre era muy guapo e increíblemente atractivo, se sintió invadida.—Iremos al banco para abrir una cuenta con tu primer pago—dijo Hafid— además de ello poseerás una tarjeta extensiva de mi cuenta personal, para cualquier situación que pueda presentarse.—Sylvia cabeceo nuevamente afirmativamente y mordiéndose los labios.—¡Deja de morderte los labios, parece que me estuvieras invitando a que te bese!—dijo Hafid. —¡Claro que no!—dijo Sylvia— ¡Eso no sucederá ni en sus sueños!A Hafid le brillaron los ojos oscuros de una manera peligrosa que hizo que Sylvia retrocediera dos pasos, a él, le gustaba cómo reaccionaba esta muchacha, cuando se sentía provocada.Iba a ser todo un reto convivir con ella, que aunque tenía diecinueve años, tenía las curvas más pronunciadas que jamás había visto, un trasero redondo y muy bien formado y hermoso que culmina en un par de piernas divinamente torneadas.Hafid tenía que ser ciego para no haber notado la belleza de Sylvia, además de una boca que lo invitaba a besarla, cada vez que la veía.Tenía unos ojos extremadamente azules y muy limpios, no podía creer que existiera una mujer más bella que esta niña, que desde ahora, sería una madre para sus hijos.Esa mañana Hafid se ocupó de los detalles que tenían que ver con Sylvia, le abrió la cuenta en el banco, para así tener donde depositar el salario de ella cada mes.También se ocupó de comprar ropa y accesorios para qué ella debía usar de acuerdo a lo que sería ella de hoy en adelante, su esposa. Hafid era un hombre con una cuantiosa fortuna, nunca se había puesto contar su dinero, pero todo dependía del preciado oro negro, tenía empresas en todo el mundo, producto de los derivados del petróleo. Cuándo se casó por primera vez, él pensó que sería para toda su vida, amaba a su mujer con locura.El destino se encargó de demostrarle, que el amor es fluctuante, las mujeres para Hafid eran como una vela, apenas las acerca al fuego se derriten. Tenía dos años que había quedado viudo, y pensaba seguir así hasta que muriera, lamentablemente, se puso a crear una historia estúpida alrededor de la madre de los niños, diciéndoles que se encontraba de viaje. Que el trabajo, no la dejaba con tie
Sylvia, miro el hermoso vestido que había llegado ese día a casa, era realmente muy lindo, de color blanco marfil, lo miró detenidamente y se dijo: "Si te casaras al día siguiente, todo era real, uniría su vida con este desconocido, pero ¿Realmente era necesario, éste paso del matrimonio? Él se encontraba en el estudio, reunido con otros socios, pero ella necesitaba aclarar ciertos asuntos con Hafid urgente. Así que se dirigió hasta el estudio y tocó firmemente la puerta, del otro lado escuchó la voz áspera de Él respondiendo:— ¡Espero que sea urgente porque estoy bastante ocupado, pase quien sea! — dijo Hafid. Ella abrió la puerta y con mucha seguridad, asomó su roja cabeza diciendo:— Lamento la interrupción Hafid, pero necesito hablar algunos asuntos contigo— dijo Sylvia. — ¡Caballeros, esperen un momento por favor, mi querida mujercita me requiere— dijo Hafid con ironía. Salieron afuera y él la tomó por el brazo ala altura del codo y la llevó prácticamente a empujones
Silvia, se sintió conmovida por la ternura de estos dos niños, pero también sorprendida, ante la petición que le hicieron, quería un hermanito. Y probablemente, si se acostaba con este hombre, vendría uno, aunque ella tendría mucho cuidado de embarazarse, de un hombre a quien no amaba. Era demasiado hermoso tener a éstos dos ángeles tan tiernos, como sus hijos, ellos habían estado tanto tiempo sin ver a su madre, que ahora que la tenían a ella, no querían dejarla escapar. No importaba lo que sucediera entre Hafid y ella, nunca abandonaría a estos niños, mientras no pudieran comprender que ella, no los había tenido nunca en su vientre. Silvia los abrazó con ternura, y los llevó hasta el salón de juegos, ellos que ya habían visto el vestido blanco, sobre la cama, le preguntaron. —Mamá, ¿no te gusta el vestido que te regaló papá?— preguntó Amira. — ¿Porque piensas eso?— dijo Silvia— además, ¿de qué vestido estás hablando? — Del que estaba sobre la cama— dijo Farid— ¡Es hermoso mam
Sylvia entendió la petición de Hafid, él necesitaba con urgencia tener una madre para sus hijos y una esposa para él. Está bien Hafid, seguiremos con el contrato, esos angelitos tuyos me tienen súper enamorada y por ellos sacrificaré mi vida al lado tuyo— dijo Silvia. HAfid, sonrío con suficiencia y dijo:——Me alegra, que por lo menos te gusten mis hijos. — Es lo único que me gusta de ti—Sylvia fue seca en su comentario— y necesito que te esfuerces por no discutir o sacar a flote tu mal carácter, a los niños les asusta. ——Está bien mamá— dijo Hafid con tono irónico. — No soy tu mamá, pero ¿sabes lo que me dijeron después de escuchar que estábamos discutiendo?— dijo Sylvia— que sí yo quería irme de nuevo, ellos se irían conmigo. —¡Traidores!— exclamó Hafid. — ¡No lo tomes así, recuerda que han vivido sin su madre mucho tiempo, no desean que se aleje nuevamente, por eso idearon el plan de ir con mamá, para estar conmigo siempre. — ¡Gracias Sylvia! has resultado ser, una muje
Todos los invitados se acercaron a felicitar a la esposa de Hafid, los deseos de mucha felicidad no faltaron y las mujeres deseaban hacer amistad con Sylvia, quien era muy observadora, aunque algo tímida, pero sí muy prudente. Los niños se movían alrededor de ella como satélites, estaban felices de tenerla en casa y se lo hacían saber a cada momento. — ¡Mami estás muy linda— dijo Farid. —¡ Gracias mi niño hermoso, Tú también eres bello! — dijo Silvia. — La señora que está allá— dijo Amira señalando con el dedo— dice que tengo pecas como tú. — ¡Que linda! No debes señalar con el dedo, es inapropiado;— dijo Sylvia—¿el tener pecas como yo, te gusta o te enoja? — Está bien mamá, me gusta mucho— dijo la niña— me encanta que me parezca a ti. — Me gusta tener una mamá tan linda dijo Farid— cuando vaya a la escuela, les mostraré a mis amigos que mi mamá es la más hermosa del mundo. — Yo también iré a la escuela— dijo la niña— y tendré muchos amigos, también le diré que tengo una ma
Sylvia, lo miró con una expresión que Hafid no pudo definir, pero sintió que de alguna manera había penetrado un poco, la capa de desprecio que sentía la muchacha en el corazón hacia él. Los niños despertaron después de una hora; dos horas después, viajaban hacia la casa, donde vivía la madre de Hafid y su hermana, quién era menor que él. Sylvia había elegido un traje de tres piezas; blusa de seda estampada en azul, chaqueta y pantalón azul eléctrico, hacía que el color de los ojos de ella se vieran más hermosos, al igual que su cabello rojizo, perfectamente peinado. Realmente, nadie al verla, diría que esta chica se había criado en un orfanato, sin saber siquiera quién era su familia, aunque ahora no necesitaba una familia, tenía dos hijos y un marido multimillonario, alguien que le había dado su apellido de verdad. Y aunque algún día, vivieran separados, ella seguiría usando ese apellido, se sentía muy segura ahora; muy pronto vislumbro la casa de la madre de su esposo, era u
En la noche se despidieron de la madre y la hermana de Hafid, habían pasado unas horas bastante relajados, él habló de sus travesías durante esos dos años que estuvo ausente y Sylvia también escuchaba interesada, al final, ella conocía muy poco de su esposo. Al llegar a casa, Sylvia se dió cuenta que también era una hermosa edificación, iluminada en la noche era imponente a la vista desde afuera, esa noche había llegado tan cansada que solo quería dormir. Al entrar a la sala que esa noche ni siquiera había notado estaba hermosamente decorada, estaba llena de lujos que en sus más locos sueños ni siquiera pudo haber imaginado.Era suntuosa la casa, las habitaciones y en cada estancia se respiraba opulencia y buen vivir, no podía negar que su suerte había cambiado del cielo a la tierra al haber leído aquel anuncio en la prensa. Llevó a los nos a sus habitaciones y los preparó para dormir, minutos después entraba a la habitación, Hafid no se veía por ningún lado. Se metió al baño y d
Sylvia se quedó unos instantes en silencio y dijo:— Todo, lo que esté en mis manos haré para que puedas sacar ese dolor que te quiere destruir— dijo Sylvia. — Eres una buena mujer—dijo él—ahora solo quiero dormir, no he dormido mucho, solo tomé dos botellas de Whisky, pero no estoy borracho. — Una botella de licor es bastante no puedo imaginar dos y los niños se preocuparon por verte en ese estado tan deplorable— dijo ella. — ¡Lo siento!— dijo él— ¡Gracias, por acomodarme en la cama! — Ahora duerme iré a vigilar y ver si los niños, también se durmieron— dijo ella. Él sonrió, aunque más que sonrisa, parecía una mueca, Sylvia salió y una vez afuera pensó: "¿De qué se trataba aquello que estaba viviendo? Ella era una mujer llena de compasión y con vocación de servicio. Cuando conoció a Hafid, el antagonismo que sintió fue de inmediato, solo le inspiró desprecio, su manera de mirarla la hizo sentir peor que una cucaracha. Luego el que le hablará, con ese aire de prepotencia lo q