Hafid Aziz rió de buena gana al escuchar a Sylvia y después dijo con crueldad.— ¿Quién te has creído muchachita? ¿Acaso no te has visto en un espejo?— su voz era amarga y cruel— ¡Tengo mujeres de verdad a mis pies, tu solo eres una pobre muchacha acabando de salir del colegio!— ¿Y si tienes tantas mujeres, porque no le busca una madre a sus hijos entre esas bellezas?— dijo Sylvia con voz ácida.—Porque ellas están para darme placer— dijo Hafid— dudo que tu siquiera sepas dar un beso.— Tiene razón ni siquiera se dar un beso— dijo Sylvia— así que me imagino que nunca voy a tener que aprender con un amargado como usted.— ¡Ni en mis peorc ees pesadillas, te besaría niña!— dijo Hafid.— ¡Ni yo a usted!— exclamó ella—tendrá que conformarse con tener a esta muchacha como madre de sus y hijos. — Solo para eso has sido contratada, para ser la madre de mis hijos— dijo Hafid Aziz.— ¿Y dónde están sus hijos?— preguntó Sylvia.— Los conocerás en casa— dijo Hafid— vamos sígueme.Ella se l
En la mañana cuando Sylvia despertó Hafid Aziz la tenía abrazada por la espalda, como había llegado hasta ella, la cama era inmensa; poco a poco fue sacando su cuerpo de los enormes brazos de éste hombre. Se levantó después de un baño y se cambió de ropa, salió y buscó donde estaba la cocina, una empleada se acercó y dijo:—¡Buenos días señora! Usted debe ser la madre de los niños Amira y Farid. — ¡Buenos días, señorita! Si soy la madre de los niños, ¿Me indica donde me queda la cocina?—preguntó Sylvia. — Venga conmigo— dijo la chica— ¿Desea desayunar?— ¡Si por favor!— dijo Sylvia— ¿El señor a que hora desayuna?— Muy pocas veces desayuna o come en casa, señora — dijo la chica.Sylvia sonrió indicando que comprendía, después del desayuno se dirigió a las habitaciones de los niños, estaban una al lado de la otra. La de Amira decorada como la habitación de una princesa real, todo indicaba que allí dormía una niña, detalles muy femeninos resultaban por toda la habitación. Al entra
Esa mañana Hafid se ocupó de los detalles que tenían que ver con Sylvia, le abrió la cuenta en el banco, para así tener donde depositar el salario de ella cada mes.También se ocupó de comprar ropa y accesorios para qué ella debía usar de acuerdo a lo que sería ella de hoy en adelante, su esposa. Hafid era un hombre con una cuantiosa fortuna, nunca se había puesto contar su dinero, pero todo dependía del preciado oro negro, tenía empresas en todo el mundo, producto de los derivados del petróleo. Cuándo se casó por primera vez, él pensó que sería para toda su vida, amaba a su mujer con locura.El destino se encargó de demostrarle, que el amor es fluctuante, las mujeres para Hafid eran como una vela, apenas las acerca al fuego se derriten. Tenía dos años que había quedado viudo, y pensaba seguir así hasta que muriera, lamentablemente, se puso a crear una historia estúpida alrededor de la madre de los niños, diciéndoles que se encontraba de viaje. Que el trabajo, no la dejaba con tie
Sylvia, miro el hermoso vestido que había llegado ese día a casa, era realmente muy lindo, de color blanco marfil, lo miró detenidamente y se dijo: "Si te casaras al día siguiente, todo era real, uniría su vida con este desconocido, pero ¿Realmente era necesario, éste paso del matrimonio? Él se encontraba en el estudio, reunido con otros socios, pero ella necesitaba aclarar ciertos asuntos con Hafid urgente. Así que se dirigió hasta el estudio y tocó firmemente la puerta, del otro lado escuchó la voz áspera de Él respondiendo:— ¡Espero que sea urgente porque estoy bastante ocupado, pase quien sea! — dijo Hafid. Ella abrió la puerta y con mucha seguridad, asomó su roja cabeza diciendo:— Lamento la interrupción Hafid, pero necesito hablar algunos asuntos contigo— dijo Sylvia. — ¡Caballeros, esperen un momento por favor, mi querida mujercita me requiere— dijo Hafid con ironía. Salieron afuera y él la tomó por el brazo ala altura del codo y la llevó prácticamente a empujones
Silvia, se sintió conmovida por la ternura de estos dos niños, pero también sorprendida, ante la petición que le hicieron, quería un hermanito. Y probablemente, si se acostaba con este hombre, vendría uno, aunque ella tendría mucho cuidado de embarazarse, de un hombre a quien no amaba. Era demasiado hermoso tener a éstos dos ángeles tan tiernos, como sus hijos, ellos habían estado tanto tiempo sin ver a su madre, que ahora que la tenían a ella, no querían dejarla escapar. No importaba lo que sucediera entre Hafid y ella, nunca abandonaría a estos niños, mientras no pudieran comprender que ella, no los había tenido nunca en su vientre. Silvia los abrazó con ternura, y los llevó hasta el salón de juegos, ellos que ya habían visto el vestido blanco, sobre la cama, le preguntaron. —Mamá, ¿no te gusta el vestido que te regaló papá?— preguntó Amira. — ¿Porque piensas eso?— dijo Silvia— además, ¿de qué vestido estás hablando? — Del que estaba sobre la cama— dijo Farid— ¡Es hermoso mam
Sylvia entendió la petición de Hafid, él necesitaba con urgencia tener una madre para sus hijos y una esposa para él. Está bien Hafid, seguiremos con el contrato, esos angelitos tuyos me tienen súper enamorada y por ellos sacrificaré mi vida al lado tuyo— dijo Silvia. HAfid, sonrío con suficiencia y dijo:——Me alegra, que por lo menos te gusten mis hijos. — Es lo único que me gusta de ti—Sylvia fue seca en su comentario— y necesito que te esfuerces por no discutir o sacar a flote tu mal carácter, a los niños les asusta. ——Está bien mamá— dijo Hafid con tono irónico. — No soy tu mamá, pero ¿sabes lo que me dijeron después de escuchar que estábamos discutiendo?— dijo Sylvia— que sí yo quería irme de nuevo, ellos se irían conmigo. —¡Traidores!— exclamó Hafid. — ¡No lo tomes así, recuerda que han vivido sin su madre mucho tiempo, no desean que se aleje nuevamente, por eso idearon el plan de ir con mamá, para estar conmigo siempre. — ¡Gracias Sylvia! has resultado ser, una muje
Todos los invitados se acercaron a felicitar a la esposa de Hafid, los deseos de mucha felicidad no faltaron y las mujeres deseaban hacer amistad con Sylvia, quien era muy observadora, aunque algo tímida, pero sí muy prudente. Los niños se movían alrededor de ella como satélites, estaban felices de tenerla en casa y se lo hacían saber a cada momento. — ¡Mami estás muy linda— dijo Farid. —¡ Gracias mi niño hermoso, Tú también eres bello! — dijo Silvia. — La señora que está allá— dijo Amira señalando con el dedo— dice que tengo pecas como tú. — ¡Que linda! No debes señalar con el dedo, es inapropiado;— dijo Sylvia—¿el tener pecas como yo, te gusta o te enoja? — Está bien mamá, me gusta mucho— dijo la niña— me encanta que me parezca a ti. — Me gusta tener una mamá tan linda dijo Farid— cuando vaya a la escuela, les mostraré a mis amigos que mi mamá es la más hermosa del mundo. — Yo también iré a la escuela— dijo la niña— y tendré muchos amigos, también le diré que tengo una ma
Sylvia, lo miró con una expresión que Hafid no pudo definir, pero sintió que de alguna manera había penetrado un poco, la capa de desprecio que sentía la muchacha en el corazón hacia él. Los niños despertaron después de una hora; dos horas después, viajaban hacia la casa, donde vivía la madre de Hafid y su hermana, quién era menor que él. Sylvia había elegido un traje de tres piezas; blusa de seda estampada en azul, chaqueta y pantalón azul eléctrico, hacía que el color de los ojos de ella se vieran más hermosos, al igual que su cabello rojizo, perfectamente peinado. Realmente, nadie al verla, diría que esta chica se había criado en un orfanato, sin saber siquiera quién era su familia, aunque ahora no necesitaba una familia, tenía dos hijos y un marido multimillonario, alguien que le había dado su apellido de verdad. Y aunque algún día, vivieran separados, ella seguiría usando ese apellido, se sentía muy segura ahora; muy pronto vislumbro la casa de la madre de su esposo, era u