Nuevamente se dirigieron al cuarto de juego de los niños, éstos estaban dormidos, así que los dejaron descansar un rato más. Después dejaron a Sylvia para que descansará del viaje, a las siete llegó Hafid, ya estaban por servir la cena, estaba callado y con el rostro amargado. Sylvia estaba con los niños ocupándose de que se centraran en la comida y no en la cara del padre, después que ella le echó una mirada asesina, Hafid sonrió y se dirigió a ellos. — ¿Qué sucede, no tienen hambre?— preguntó. — ¿Estás enojado papá?— preguntó Farid. Amira estaba con él entrecejo arrugado y no quería hablar. — No estoy enojado— dijo él— estoy cansado— y tu Amira, ¿por qué tienes esa cara? — ¡Yo si estoy enojada contigo!— dijo la niña. — ¿Y eso porqué?— preguntó Hafid. — Porque cuando llegaste no nos saludamos, ni nos distes besos — dijo la niña— y estás así. Cuando dijo ésto, puso un gesto enfurruñado en su rostro, como si estuviera enojada. Hafid no pudo evitar sonreír y les pidió disc
— ¿Qué has decidido? — preguntó Hafid. —No estoy preparada para que seamos una pareja normal, no existe amor entre nosotros, para que complicar las cosas, ya los niños nos ven como sus padres, sigamos igual — dijo Sylvia. — Respeto lo que has decidido, pero te advierto que tendré amantes— dijo él. — Eso lo asumí desde que me casé contigo— dijo ella— no tengo problemas con eso. Salió hasta el vestidor, para buscar su pijama, aprovechar y cambiarse. — Sylvia, si no vas a ser mi mujer, necesito dormir en otra habitación cai— dijo él— Ella sonrió con contrariedad, Hafid se veía con el rostro duro, se preguntó si tomó la mejor decisión al no aceptar ser su mujer. — ¿Qué vas a decirle a los niños?— preguntó ella. — Mañana saldré de viaje, estaré fuera algún tiempo— dijo él— para ellos no será extraño, lo verán normal. — Está bien, respeto tu decisión Hafid— dijo ella— ¿Dormirás en la otra habitación? — Sí, es lo mejor, buenas noches— dijo Hafid. Salió de la habitación dejando a
Los días para Sylvia fueron pasando, su vida con los niños la disfrutaba muy bien, rara vez su esposo le llamaba para hablar con ella, siempre conversaba con sus hijos, solo le preguntaba lo básico.¿Cómo están los niños? ¿Qué tal la escuela? Y allí moría cualquier acercamiento verbal, llevaba tres semanas fuera de casa, pero de alguna manera se sentía relajada, porque no tenía que estar ocultando sus sentimientos. Las palabras de la hermana Teresa, estaban siempre presentes en su memoria: "Hay matrimonios que funcionan sin amor, quizás el de ella era uno de esos, como siempre le tocaba vivir situaciones diferentes a las demás personas.Ya extrañaba mucho a Hafid, pero ésto se lo guardaba para ella, ni siquiera a los niños le decía nada acerca de su padre, se sentía más tranquila, aunque en el fondo estaba triste. Le gustaría soñar que un día él llegase a casa y le dijera: « ¿Sabes amor? Descubrí que es a tí a quien amo, ya no pienso más en Rachel, pero lo mejor es despertar d
La chica que dijo llamarse Tatiana se quedó unos breves segundos con la expresión en su rostro de sorpresa. — ¡Vaya chica, no te pareces en nada Rachel!— dijo la chica— ¡Ella si se dejaba envolver, eres muy diferente y afilada de lengua, muchacha! Sylvia que no era nada tímida, de inmediato dió una respuesta a la chica con la voz falsamente dulce. — ¡No querida, no soy Rachel, soy Sylvia, diferente y única, discúlpame voy por mi esposo, un placer Tati!— dijo y salió con aire triunfal. Su andar firme y seguro a pesar de no haber nacido en cuna de oro, sino que en un orfanato, tenía un aire sofisticado, no le restaba para nada su elegancia, ”¡Que se cree ésta arpía, que me va a pisotear, no querida, no tienes idea de con quién te metes!"Al llegar cerca dónde estaba su esposo, este le dijo:— ¿Algún problema? Te vi hablando con una vieja amiga— dijo Hafid. — ¿La conoces? Insistió en que era amiga íntima tuya— dijo Sylvia. — Sí, hemos cruzado unas cuantas palabras, se llama Tat
Se sentía mareado y con náuseas, sentía que la respiración le fallaba, necesitaba salir pronto del auto, así sí lo hizo saber a Sylvia. — ¡Me siento mal, pide que detenga el auto por favor! ¡Necesito salir! — pidió Hafid. Sylvia al ver lo pálido que estaba, le dijo al chofer que detuviera el auto, al salir Hafid, ella le acompañó, y lo tomó del brazo. — ¿Deseas vomitar?— preguntó ella— quítate los zapatos y los calcetines y camina descalzo. Él permitió que ella le ayudará a quedarse descalzo, caminó un buen rato y mientras ella le repetía que respirara por la nariz expulsara por la boca. Unos minutos después él se veía mucho mejor, ya más calmado y con mejor color en su rostro, él la miró después de un rato en silencio y le dijo:— ¿Dónde aprendiste a dar consejos para ayudar en momentos como éste? — preguntó Hafid. — Cuando estaba en el orfanato teníamos una psicólogo y cada vez que había alguna sesión para ayudar alguno de los internos,— explicó Sylvia— yo me quedaba a ver,
Necesitaba terminar con esa tortura, sacarla, olvidarla, enterrar definitivamente su recuerdo y vivir, ser feliz de una vez por todas. Decidió salir después de hablar con Sylvia, necesitaba aire, llegó a un restaurante y allí estuvo recordando lo que había sucedido después de enviar a su esposa a casa; regresó hasta la fiesta e invitó a Tatiana a un antro para consumir licor y olvidar a Rachel.Allí estuvo casi dos horas hasta que ella le pidió que se fueran a un lugar más íntimo y él decidió complacerla, necesitaba sentirse amado, aunque fuera solo teniendo sexo. Se entregó a la lujuria y al placer con aquella muchacha, sin pensar en más nadie, solo pensaba en borrar a Rachel, a Sylvia y todo lo que tenía que ver con su vida de desastre. Sí, debía consultar con un terapeuta, necesitaba de inmediato iniciar sesiones de conversación, para mejorar su comportamiento, especialmente cuando vinieran los recuerdos de su ex mujer. Los días con Sylvia no eran tan malos, pero ella era
Definitivamente Hafid se sentía muy emocionado con el sentimiento que tenía por Sylvia, lo había pensado bien y lo mejor era conquistarla, ya era su esposa. Sylvia estaba dormida, él entró y se quedó mirándola mientras dormía y ella descansaba, se veía tan hermosa y relajada, de repente la vio moverse. Se dirigió hasta donde estaba su ropa para llevarla hasta su cuarto, Sylvia abrió sus ojos y preguntó:— ¿Sucede algo Hafid? — Solo estoy buscando algo de ropa para llevar a mi nueva habitación— dijo él— ¿puedo invitarte al teatro mañana en la noche? — ¡Claro, estaré encantada de acompañarte— dijo ella— quería reconsiderar el de que duermas en otra habitación. — Qué tienes que decir— dijo Hafid. — No deseo crear traumas en los niños por vernos dormir separados— dijo ella— quédate a dormir acá. — Recuerda que dormir juntos no era el asunto, era tener sexo— dijo él. — Que suceda lo que tenga que suceder— dijo ella. — No Sylvia, olvida esa propuesta, dormiremos juntos, pero seré
Esas palabras de Hafid fueron, como dagas encendidas, clavándose en el corazón de Sylvia, sí, era verdad, no había amor de parte de él hacia ella, pero el corazón de ésta mujer, estaba rebosante de amor por su esposo. ¿Sería su sino amar a éste hombre y que él no la amara? Cuando estaba en el orfanato pensó en que la vida le había negado el derecho de tener una familia, hasta que conoció a Hafid y a sus dos niños maravillosos. Ahora,lo amaba y él amaba a otra, pero le prometía hacerla feliz, a pesar de que no había amor de parte de él; por ella estaba bien, siempre se acostumbró a quedar relegada en segundo plano. Cuándo aparecían los padres sustitutos, dispuestos a llevarse hijos para adoptar, nunca la miraban a ella, era demasiado llamativa por su cabello rojo que siempre la caracterizó. Las personas pensaban que sería demasiado difícil de controlar, por aquella mala fama de que las pelirrojas tenían mal carácter, ahora también para este hombre, no era invisible para amarla,