Los días para Sylvia fueron pasando, su vida con los niños la disfrutaba muy bien, rara vez su esposo le llamaba para hablar con ella, siempre conversaba con sus hijos, solo le preguntaba lo básico.¿Cómo están los niños? ¿Qué tal la escuela? Y allí moría cualquier acercamiento verbal, llevaba tres semanas fuera de casa, pero de alguna manera se sentía relajada, porque no tenía que estar ocultando sus sentimientos. Las palabras de la hermana Teresa, estaban siempre presentes en su memoria: "Hay matrimonios que funcionan sin amor, quizás el de ella era uno de esos, como siempre le tocaba vivir situaciones diferentes a las demás personas.Ya extrañaba mucho a Hafid, pero ésto se lo guardaba para ella, ni siquiera a los niños le decía nada acerca de su padre, se sentía más tranquila, aunque en el fondo estaba triste. Le gustaría soñar que un día él llegase a casa y le dijera: « ¿Sabes amor? Descubrí que es a tí a quien amo, ya no pienso más en Rachel, pero lo mejor es despertar d
La chica que dijo llamarse Tatiana se quedó unos breves segundos con la expresión en su rostro de sorpresa. — ¡Vaya chica, no te pareces en nada Rachel!— dijo la chica— ¡Ella si se dejaba envolver, eres muy diferente y afilada de lengua, muchacha! Sylvia que no era nada tímida, de inmediato dió una respuesta a la chica con la voz falsamente dulce. — ¡No querida, no soy Rachel, soy Sylvia, diferente y única, discúlpame voy por mi esposo, un placer Tati!— dijo y salió con aire triunfal. Su andar firme y seguro a pesar de no haber nacido en cuna de oro, sino que en un orfanato, tenía un aire sofisticado, no le restaba para nada su elegancia, ”¡Que se cree ésta arpía, que me va a pisotear, no querida, no tienes idea de con quién te metes!"Al llegar cerca dónde estaba su esposo, este le dijo:— ¿Algún problema? Te vi hablando con una vieja amiga— dijo Hafid. — ¿La conoces? Insistió en que era amiga íntima tuya— dijo Sylvia. — Sí, hemos cruzado unas cuantas palabras, se llama Tat
Se sentía mareado y con náuseas, sentía que la respiración le fallaba, necesitaba salir pronto del auto, así sí lo hizo saber a Sylvia. — ¡Me siento mal, pide que detenga el auto por favor! ¡Necesito salir! — pidió Hafid. Sylvia al ver lo pálido que estaba, le dijo al chofer que detuviera el auto, al salir Hafid, ella le acompañó, y lo tomó del brazo. — ¿Deseas vomitar?— preguntó ella— quítate los zapatos y los calcetines y camina descalzo. Él permitió que ella le ayudará a quedarse descalzo, caminó un buen rato y mientras ella le repetía que respirara por la nariz expulsara por la boca. Unos minutos después él se veía mucho mejor, ya más calmado y con mejor color en su rostro, él la miró después de un rato en silencio y le dijo:— ¿Dónde aprendiste a dar consejos para ayudar en momentos como éste? — preguntó Hafid. — Cuando estaba en el orfanato teníamos una psicólogo y cada vez que había alguna sesión para ayudar alguno de los internos,— explicó Sylvia— yo me quedaba a ver,
Necesitaba terminar con esa tortura, sacarla, olvidarla, enterrar definitivamente su recuerdo y vivir, ser feliz de una vez por todas. Decidió salir después de hablar con Sylvia, necesitaba aire, llegó a un restaurante y allí estuvo recordando lo que había sucedido después de enviar a su esposa a casa; regresó hasta la fiesta e invitó a Tatiana a un antro para consumir licor y olvidar a Rachel.Allí estuvo casi dos horas hasta que ella le pidió que se fueran a un lugar más íntimo y él decidió complacerla, necesitaba sentirse amado, aunque fuera solo teniendo sexo. Se entregó a la lujuria y al placer con aquella muchacha, sin pensar en más nadie, solo pensaba en borrar a Rachel, a Sylvia y todo lo que tenía que ver con su vida de desastre. Sí, debía consultar con un terapeuta, necesitaba de inmediato iniciar sesiones de conversación, para mejorar su comportamiento, especialmente cuando vinieran los recuerdos de su ex mujer. Los días con Sylvia no eran tan malos, pero ella era
Definitivamente Hafid se sentía muy emocionado con el sentimiento que tenía por Sylvia, lo había pensado bien y lo mejor era conquistarla, ya era su esposa. Sylvia estaba dormida, él entró y se quedó mirándola mientras dormía y ella descansaba, se veía tan hermosa y relajada, de repente la vio moverse. Se dirigió hasta donde estaba su ropa para llevarla hasta su cuarto, Sylvia abrió sus ojos y preguntó:— ¿Sucede algo Hafid? — Solo estoy buscando algo de ropa para llevar a mi nueva habitación— dijo él— ¿puedo invitarte al teatro mañana en la noche? — ¡Claro, estaré encantada de acompañarte— dijo ella— quería reconsiderar el de que duermas en otra habitación. — Qué tienes que decir— dijo Hafid. — No deseo crear traumas en los niños por vernos dormir separados— dijo ella— quédate a dormir acá. — Recuerda que dormir juntos no era el asunto, era tener sexo— dijo él. — Que suceda lo que tenga que suceder— dijo ella. — No Sylvia, olvida esa propuesta, dormiremos juntos, pero seré
Esas palabras de Hafid fueron, como dagas encendidas, clavándose en el corazón de Sylvia, sí, era verdad, no había amor de parte de él hacia ella, pero el corazón de ésta mujer, estaba rebosante de amor por su esposo. ¿Sería su sino amar a éste hombre y que él no la amara? Cuando estaba en el orfanato pensó en que la vida le había negado el derecho de tener una familia, hasta que conoció a Hafid y a sus dos niños maravillosos. Ahora,lo amaba y él amaba a otra, pero le prometía hacerla feliz, a pesar de que no había amor de parte de él; por ella estaba bien, siempre se acostumbró a quedar relegada en segundo plano. Cuándo aparecían los padres sustitutos, dispuestos a llevarse hijos para adoptar, nunca la miraban a ella, era demasiado llamativa por su cabello rojo que siempre la caracterizó. Las personas pensaban que sería demasiado difícil de controlar, por aquella mala fama de que las pelirrojas tenían mal carácter, ahora también para este hombre, no era invisible para amarla,
En la mañana Sylvia se levantó con una resolución en mente, después de bajar a desyunar, se dirigió a su habitación de labores, buscó sus documentos legales, necesitaba tomar una decisión muy dolorosa pero necesaria. Siguió a despertar a los niños para contarles de su decisión y salir de allí sin volver atrás, entró y los llamó debían ir al a escuela, pero antes tendría una conversación con ellos:— Buenos días, mamá necesita que estén listos pronto porque necesitamos hablar de un viaje que haré nuevamente y debo dejarlos con papá— dijo ella. — Mamita, tú nos prometiste que nunca más nos dejarías solos, que estarías para cuidarnos— dijo Amira. — Mamita si te vas de viaje, nosotros nos vamos contigo— dijo Farid. Cuándo tu no estabas papá gritaba mucho— no nos dejes con él mami— dijo. Amira. "Sylvia los miró unos instantes y sintió un nudo en su garganta y una opresión en su estómago, ya pronto cumplirían seis años, ahora comprendían mucho más, que hace dos años atrás, se sentía
— ¿Por qué recaiste, qué sucedió ahora contigo?— preguntó ella.— Los padres de Rachel me llamaron y después de allí me fui a un bar y lo demás lo sabes— dijo él— ¿Por qué querían los padres de Rachel?— preguntó Sylvia. — Porque necesitan dinero, además de reclamar por la venta de la casa— le confió Hafid— deseaba que compartiera la venta con ella. —¿Y le corresponde?— preguntó ella. — No, era mi casa, ya la había comprado, lo que sucede es que cuando yo ví por primera vez a Rachel, me obsesioné con ella, a pesar que mi padre ya me la había escogido por esposa desde niña,— dijo Hafid— pero no fue hasta que ella era una adolescente cuando la conocí; ella empezaba como modelo profesional. — Entonces ellos no eran gente con dinero— dijo Sylvia.— Solo medianamente con buena posición económica, Rachel a través del modelaje, les ofrecía la oportunidad de ganar dinero a manos llenas— informó Hafid— y con la influencia de mi padre llegó a ganar millones de dólares. — ¿Y se lo gastaron