Aquello era interesante. Richard estaba intentando sondearla, averiguar qué había ocurrido realmente entre ella y Lucas. Pero Marfil no iba a darle información que él no necesitaba saber.—¿Eso te dijo? —preguntó, fingiendo desinterés.Richard asintió con la cabeza.—Así es.Marfil lo escrutó antes de encogerse de hombros.—No entiendo por qué me dices esto —comentó—. ¿Qué tiene que ver todo eso con el hecho de que me hayas besado ahora? —cuestionó, a lo que Richard se quedó en silencio—. Yo ya te he dicho que Lucas y yo no tenemos nada. Salí con él porque... no lo sé, estaba aburrida. Él me invitó a salir y, como ya no tengo a nadie con quien hacer algo, porque Vanya siempre está ocupada con Abigail y tú decidiste terminar nuestra amistad...Richard apretó la mandíbula al escuchar aquellas palabras y Marfil lo observó con atención. Sabía que aquel beso y esta conversación eran solo el principio de algo mucho más grande, y estaba lista para descubrir de una vez por todas qué era lo qu
Marfil y Richard se encontraban tan cerca que la distancia entre sus cuerpos parecía desvanecerse, como si el espacio que los separaba ya no existiera. Sus alientos, ligeros y entrecortados, se entrelazaban en el aire, compartiendo una danza silenciosa de proximidad. Cada vez que uno respiraba, el suave roce de la exhalación del otro se sentía como un delicado beso sin contacto.Marfil, aunque en su interior sabía que lo que estaba haciendo era parte de un plan cuidadosamente orquestado, se permitió vestir su actitud con la fachada de la naturalidad. No podía admitirlo abiertamente, pero le gustaba el poder que Richard parecía otorgarle sin darse cuenta, como si se entregara sin resistencia a su influencia.Aunque sus intenciones eran claras en su mente, en el exterior actuaba como si todo se estuviera dando a causa del destino, y no porque ella haya manipulado la situación. Mientras Richard se acercaba más, buscando su atención y su aprobación, Marfil no podía evitar una pequeña chisp
Richard desvió la vista, sintiendo cómo las palabras de Marfil lo envolvían con una carga abrumadora. La rubia, al ver esa evasión, se percató de que había dado en el blanco. —¿Lo ves? Solamente estás buscando saber si tienes una oportunidad conmigo o no, para poder finalmente tomar la decisión de terminar con ella. Pero, si yo no te doy esa esperanza, no terminarás con Abigail. Vas a seguir con ella. Y eso no es justo, Richard. ¿Por qué quieres que toda la responsabilidad de tu decisión recaiga sobre mí? —cuestionó—. Yo no quiero eso. Como te he dicho, si vas a terminar con tu novia, que sea porque ya no la quieres, que sea porque tú lo decides por tu cuenta, no porque yo te haya influido. No lo hagas por mí, porque te lo advierto: si lo haces por mí, si terminas con ella pensando que es lo que yo quiero, no estaré contigo. Tienes que hacer las cosas porque tú elegiste ese camino, porque esa es tu decisión, no porque yo haya tenido algo que ver.—Lo que pasa es que Abigail es una bu
Marfil estaba a punto de caminar hacia la puerta cuando, de repente, la voz de Richard la detuvo.—¿A dónde vas? —preguntó.—Ya he dejado en claro mi punto de vista, Richard —declaró—. No hay nada más que discutir. Me iré a casa, pero no hace falta que me lleves. Pediré un taxi.Richard la observó, confundido, como si no pudiera entender cómo habían llegado hasta ese punto. Su rostro mostró un destello de frustración, pero también de sincera preocupación.—No quiero que te vayas así. Realmente quiero que todo esté bien entre nosotros —dijo, casi suplicante.Marfil lo miró fijamente y, con una ligera sonrisa que no llegaba a sus ojos, le respondió con total serenidad.—Y lo está —replicó—. Pero no puedo seguir con este juego, Richard. —¿De verdad crees que trato de jugar contigo? —cuestionó—. Marfil, tú me gustas en serio, no busco burlarme de ti.—Pero tienes novia y así no podemos hablar de nada. Además —añadió, señalando con un gesto sutil el entorno que los rodeaba—, el hecho de q
—Pues… Richard me lo dijo —expuso Marfil, sin dar rodeos. Había momentos en los que Marfil se tomaba su tiempo para reflexionar sobre lo que iba a decir, buscando una excusa que sonara razonable para calmar la situación y evitar cualquier tipo de conflicto. Siempre prefería encontrar una justificación lógica que pudiera apaciguar las cosas y mantener el ambiente tranquilo. Pero en esa ocasión, algo en su interior le dijo que mentir no sería lo mejor. No quería complicarse más de lo que ya lo estaba haciendo, ni darle pie a sospechas innecesarias. Aunque las mentiras a veces parecían una salida fácil, Marfil entendía que en esa situación, podían volverse contraproducentes. La verdad era que, aunque no deseaba que Lucas sospechara de sus verdaderas intenciones con Richard, el hecho de que entre él y Marfil existiera una "amistad" era algo que no se debía ocultar. Sabía que esconderlo podría resultar aún peor, así que, a pesar de lo incómodo que resultaba, Marfil decidió no esconder na
Después de retomar su amistad, Marfil y Richard comenzaron a verse con frecuencia nuevamente. Sus encuentros en la biblioteca se volvieron habituales, donde pasaban el tiempo conversando sobre libros, intercambiando opiniones y, de vez en cuando, compartiendo risas sobre anécdotas cotidianas. También se dedicaban a actividades más dinámicas, como jugar al baloncesto juntos en la cancha del colegio, siempre bajo la apariencia de una amistad inofensiva y sin compromisos.Sin embargo, Marfil era completamente consciente de lo que hacía. Se movía con cuidado, como una estratega en un tablero de ajedrez, utilizando su carisma y su aparente inocencia para avivar los sentimientos de Richard. Cada gesto, cada sonrisa, cada palabra, estaban cuidadosamente calculados para mantenerlo interesado, para sembrar en él un deseo cada vez más profundo sin que se diera cuenta de su juego.Pasaron los días, y un sábado por la noche, Marfil decidió contactar a Lucas. No habían hablado durante la semana y
Lucas sintió un nudo en el estómago. Había dudado de ella, de sus intenciones, y ahora sus palabras lo hicieron sentirse culpable. Abrió la boca para decir algo, pero antes de que pudiera disculparse, Marfil agregó algo más.—Sin embargo, si Richard fuera un hombre libre, ¿qué tendría de malo que yo tuviera un interés en él?Lucas sintió como si le hubieran dado un golpe justo en el abdomen. Se quedó mirándola fijamente, con el rostro desencajado y los labios entreabiertos, completamente atónito ante sus palabras. —Pero... Richard es mi amigo.Marfil se encogió de hombros con desinterés.—¿Y qué? —replicó sin titubear—. Tú y yo no somos nada...Lucas sintió una sensación helada en la nuca. Tragó saliva y la interrumpió antes de que pudiera seguir hablando.—Estamos casados...—Ese matrimonio no tiene validez y lo sabes. Pronto será anulado.Lucas cerró los ojos por un instante, tratando de ordenar sus pensamientos. —Mira, Marfil, yo... Yo quiero pedirte algo —solicitó—. Por favor, c
Lucas se puso de pie de golpe. Su mente nublada por el alcohol y el enredo de emociones que lo envolvían apenas le permitía pensar con claridad. Sin siquiera detenerse a razonar, se dirigió con pasos apresurados hacia la zona de los baños. Su mirada escaneó el área hasta que finalmente se detuvo en una imagen que terminó de desatar su furia: Marfil estaba de pie, frente a la entrada del tocador de mujeres, conversando con un hombre que Lucas no reconocía. Desde donde estaba, la escena parecía comprometedora, pues la interacción entre ellos parecía demasiado cercana.El desconocido, un joven de apariencia relajada y con una sonrisa amigable en el rostro, alzó la mano y, con un gesto que a Lucas le pareció demasiado íntimo, acomodó un mechón de cabello de Marfil, pasándolo detrás de su espalda. Fue un acto simple, casi casual, pero para Lucas fue la chispa que encendió un incendio.Su visión se tornó roja de ira. La conversación previa con Marfil aún lo tenía envenenado, y ahora, despué