Dentro del restaurante, Sergio suspiró pesadamente mientras se acomodaba la camisa arrugada por el forcejeo. Marfil se giró hacia él con la expresión abatida, sintiendo la vergüenza ardiendo en su rostro.—Lo siento mucho, de verdad. Lamento que todo esto haya pasado —manifestó con sinceridad.Sergio, aún sorprendido por la intensidad del enfrentamiento, la miró con las cejas fruncidas antes de responder.—No deberías estar con alguien como él —expuso sin rodeos—. ¿De verdad ese tipo es tu novio?—No, claro que no. Él no es mi novio. Solo somos amigos —soltó apresurada, como si intentara disipar cualquier malentendido.Sergio dejó escapar una risa sarcástica, ladeando la cabeza mientras la observaba con escepticismo.—¿Amigos? —repitió, con una mueca incrédula—. Se nota que solo son amigos, ¿eh? Un tipo que grita a los cuatro vientos que eres su mujer y que casi golpea al primero que se atreve a hablarte no parece muy amigable.Marfil bajó la mirada por un momento, sintiéndose sofocad
Lucas sintió que su autocontrol se rompía como un cristal al estrellarse contra el suelo. En un impulso de frustración incontrolable, levantó ambas manos y comenzó a golpear la puerta con insistencia.—¡Abre, Marfil! —gritó con desesperación.Desde el interior de la casa, la voz de Marfil se elevó en respuesta, furiosa y tajante.—¡Te dije que te largues!—¡Tenemos que aclarar lo que sucedió! —insistió, golpeando nuevamente con los puños cerrados.—¡No quiero hablar contigo, no quiero verte! —gritó Marfil desde dentro.—¡Ábreme, Marfil, ábreme ya! —vociferó Lucas, perdiendo cada vez más el dominio sobre sí mismo.Los golpes se volvieron aún más violentos, más insistentes, y el sonido resonó en la noche como un tambor de guerra.—¡Si no me abres, derribaré esta puerta! —amenazó.—¡Voy a llamar a la policía!Pero Lucas, enceguecido por su propia cólera, continuó con los golpes hasta que, de repente, la puerta se abrió de golpe.El aire pareció desaparecer de sus pulmones al ver a la per
Apenas Marfil cruzó la puerta de la mansión y la cerró detrás de ella, dejó escapar un suspiro pesado, como si intentara descargar todo el peso de la tensión que había acumulado en el último minuto. Sin embargo, apenas giró sobre sus talones, se encontró con Kisa, quien la observaba con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre el pecho. —¿Qué demonios fue eso, Marfil? —preguntó Kisa, sin apartar la vista de su rostro.Marfil sintió una punzada de incomodidad recorriéndole el cuerpo. No estaba de humor para dar explicaciones, y mucho menos para que Kisa la interrogara como si hubiera cometido un crimen.—Nada —respondió rápidamente, evitando su mirada mientras caminaba hacia la sala de estar, a lo que Kisa siguió sus pasos.—¿Cómo que nada? Ese tipo estaba golpeando la puerta como un loco. Gritándote. Parecía que iba a tumbarla de una patada si nadie lo detenía. ¿Quién es él y por qué reaccionó así? ¿Con qué tipo de gente te estás relacionando?Marfil apretó los labios y se dejó c
—¿Qué sucedió? —preguntó Marissa.Lucas miró a su alrededor, asegurándose de que nadie estuviera cerca. No quería que Richard, ni ninguna otra persona lo escuchara.—No quiero hablar de eso aquí. ¿A qué hora empieza la película?—A las tres.—Vamos a otro lugar para conversar con calma.Minutos más tarde, tomaron el metro y se dirigieron a un parque cercano al cine. Se sentaron en un banco, observando en silencio a los niños jugar en los toboganes.—Terminamos —expuso Lucas de manera brusca, y Marissa lo miró con incredulidad.—¿Qué fue lo que terminaron exactamente? —ella arqueó una ceja.—Ya sé que no éramos nada, pero terminamos lo que sea que hayamos tenido.—¿Ah, sí? ¿En serio? ¿Y cuál fue la razón?Lucas apretó los puños.—Perdí los estribos al verla cerca de otro hombre. Casi lo muelo a golpes.—¿Qué? ¿Estaba con otro? —Marissa abrió los ojos con asombro.—No en el sentido en que tú piensas. Solo estaban charlando. Aun así, yo... me comporté como un loco.Ella frunció el ceño,
Marfil mantuvo su expresión neutral, inclinando apenas la cabeza en un gesto de saludo. Su mirada pasó rápidamente de Abigail a otro punto en el campus, como si no le interesara lo que tenía para decir.—¿Con nosotras? —preguntó Vanya con curiosidad.—Sí. Lo que quiero decirles es que, bueno, tú y yo siempre salimos juntas, y pensé que sería genial que Marfil también viniera con nosotras.—Oh, suena bien —respondió Vanya con naturalidad—. ¿Qué dices, Marfil? Aunque, yo ya la invité muchas veces, pero siempre se niega. A ver si tú puedes convencerla, Abi.Marfil tardó en responder, y cuando lo hizo, su tono fue casi indiferente.—No lo sé… últimamente he estado muy ocupada.—¿Haciendo qué? —soltó Vanya, arqueando una ceja.—¡Pero podríamos encontrar un día que te acomode! —insistió Abigail, dando un paso más cerca. Con naturalidad, intentó tomar a Marfil del brazo en un gesto amistoso, pero Marfil se movió con sutileza, esquivando el contacto sin hacerlo demasiado evidente.—Realmente
Mientras Marfil los observaba desde su posición, Lucas y Marissa estaban platicando, y el tema de conversación era precisamente la "reina de Roma". —Como te dijimos Esteban y yo, ya no deberías buscarla más, Lucas —declaró Marissa con seriedad.—No, ya no lo haré —respondió Lucas, sin vacilar—. He decidido no volver a enredarme con ella, ya tuve suficiente.Marissa levantó ambas cejas, claramente sorprendida por la respuesta.—¿De verdad? ¿Estás hablando en serio? —preguntó, un poco atónita.—¿Es tan difícil de creer? —replicó Lucas, con una leve sonrisa.—Pues sí —alegó Marissa, sin ocultar su asombro—. Deberías verte cuando hablas de ella, o cuando mencionas su nombre. No puedes ocultar lo obvio, Lucas. Tu rostro lo dice todo, y dice que estás completamente enamorado de ella. Se nota a kilómetros que te tiene atrapado.—Lo estoy, no lo niego —admitió Lucas—. Pero no puedo seguir así. Marfil ya me demostró que no significo nada para ella. Es más, ella es... impredecible, no sé qué e
Lucas sintió como si el suelo se estuviera abriendo bajo sus pies. En su mente, una expresión interna de desesperación se repitió una y otra vez.«¡Oh, por favor! ¡¿No puedes sentir la tensión aquí?! ¡¿No ves lo incómodo que está todo esto?! ¡¿Por qué no puedes leer el ambiente?!», pensó, queriendo gritárselo a su compañera. Sin embargo, Camila no podía leer sus pensamientos, así que siguió actuando como si todo estuviera perfectamente normal.Frustrado y sintiendo que no tenía otra opción, Lucas se sintió derrotado. No podía evitarlo, Marfil estaba ahí, frente a él, y ya no tenía excusas para evadir la conversación. No importaba lo que él quisiera, no quería crear un escándalo innecesario en su lugar de trabajo. Así que, finalmente, respiró hondo, aceptó la situación y se preparó para enfrentarse a lo que fuera que Marfil quisiera decirle.Entonces, Lucas salió del mostrador y ambos tomaron asiento frente a frente en una de las mesas, pero él mantuvo la vista en otra dirección.—¿Me
Lucas quedó completamente sorprendido, sin tiempo para reaccionar. Su determinación se desmoronó en un instante, incapaz de apartar a Marfil o de resistirse a ella. En lugar de rechazar el beso, se dejó llevar, respondiéndole con la misma intensidad. Habían pasado días desde la última vez que la había sentido tan cerca y la había extrañado con desesperación. Todo el esfuerzo por olvidarla se evaporó en el roce de sus labios. La sujetó por la cintura, atrayéndola más a su cuerpo, demostrándole con cada caricia cuánto había anhelado volver a tenerla entre sus brazos.Marfil comenzó a moverse, guiándolo para girar junto con ella. En un instante, cambiaron de posiciones, quedando acorralada entre él y el lavabo. Sin dudarlo, se subió sobre la superficie del lavabo, acomodándose con naturalidad. Luego, sus manos atraparon el rostro de Lucas y lo besó con frenesí, como si el tiempo fuera a acabarse.Sin romper el contacto, Marfil deslizó la cremallera de su pantalón, dejándolo caer hasta el