Apenas Marfil cruzó la puerta de la mansión y la cerró detrás de ella, dejó escapar un suspiro pesado, como si intentara descargar todo el peso de la tensión que había acumulado en el último minuto. Sin embargo, apenas giró sobre sus talones, se encontró con Kisa, quien la observaba con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre el pecho. —¿Qué demonios fue eso, Marfil? —preguntó Kisa, sin apartar la vista de su rostro.Marfil sintió una punzada de incomodidad recorriéndole el cuerpo. No estaba de humor para dar explicaciones, y mucho menos para que Kisa la interrogara como si hubiera cometido un crimen.—Nada —respondió rápidamente, evitando su mirada mientras caminaba hacia la sala de estar, a lo que Kisa siguió sus pasos.—¿Cómo que nada? Ese tipo estaba golpeando la puerta como un loco. Gritándote. Parecía que iba a tumbarla de una patada si nadie lo detenía. ¿Quién es él y por qué reaccionó así? ¿Con qué tipo de gente te estás relacionando?Marfil apretó los labios y se dejó c
—¿Qué sucedió? —preguntó Marissa.Lucas miró a su alrededor, asegurándose de que nadie estuviera cerca. No quería que Richard, ni ninguna otra persona lo escuchara.—No quiero hablar de eso aquí. ¿A qué hora empieza la película?—A las tres.—Vamos a otro lugar para conversar con calma.Minutos más tarde, tomaron el metro y se dirigieron a un parque cercano al cine. Se sentaron en un banco, observando en silencio a los niños jugar en los toboganes.—Terminamos —expuso Lucas de manera brusca, y Marissa lo miró con incredulidad.—¿Qué fue lo que terminaron exactamente? —ella arqueó una ceja.—Ya sé que no éramos nada, pero terminamos lo que sea que hayamos tenido.—¿Ah, sí? ¿En serio? ¿Y cuál fue la razón?Lucas apretó los puños.—Perdí los estribos al verla cerca de otro hombre. Casi lo muelo a golpes.—¿Qué? ¿Estaba con otro? —Marissa abrió los ojos con asombro.—No en el sentido en que tú piensas. Solo estaban charlando. Aun así, yo... me comporté como un loco.Ella frunció el ceño,
Marfil mantuvo su expresión neutral, inclinando apenas la cabeza en un gesto de saludo. Su mirada pasó rápidamente de Abigail a otro punto en el campus, como si no le interesara lo que tenía para decir.—¿Con nosotras? —preguntó Vanya con curiosidad.—Sí. Lo que quiero decirles es que, bueno, tú y yo siempre salimos juntas, y pensé que sería genial que Marfil también viniera con nosotras.—Oh, suena bien —respondió Vanya con naturalidad—. ¿Qué dices, Marfil? Aunque, yo ya la invité muchas veces, pero siempre se niega. A ver si tú puedes convencerla, Abi.Marfil tardó en responder, y cuando lo hizo, su tono fue casi indiferente.—No lo sé… últimamente he estado muy ocupada.—¿Haciendo qué? —soltó Vanya, arqueando una ceja.—¡Pero podríamos encontrar un día que te acomode! —insistió Abigail, dando un paso más cerca. Con naturalidad, intentó tomar a Marfil del brazo en un gesto amistoso, pero Marfil se movió con sutileza, esquivando el contacto sin hacerlo demasiado evidente.—Realmente
Mientras Marfil los observaba desde su posición, Lucas y Marissa estaban platicando, y el tema de conversación era precisamente la "reina de Roma". —Como te dijimos Esteban y yo, ya no deberías buscarla más, Lucas —declaró Marissa con seriedad.—No, ya no lo haré —respondió Lucas, sin vacilar—. He decidido no volver a enredarme con ella, ya tuve suficiente.Marissa levantó ambas cejas, claramente sorprendida por la respuesta.—¿De verdad? ¿Estás hablando en serio? —preguntó, un poco atónita.—¿Es tan difícil de creer? —replicó Lucas, con una leve sonrisa.—Pues sí —alegó Marissa, sin ocultar su asombro—. Deberías verte cuando hablas de ella, o cuando mencionas su nombre. No puedes ocultar lo obvio, Lucas. Tu rostro lo dice todo, y dice que estás completamente enamorado de ella. Se nota a kilómetros que te tiene atrapado.—Lo estoy, no lo niego —admitió Lucas—. Pero no puedo seguir así. Marfil ya me demostró que no significo nada para ella. Es más, ella es... impredecible, no sé qué e
Lucas sintió como si el suelo se estuviera abriendo bajo sus pies. En su mente, una expresión interna de desesperación se repitió una y otra vez.«¡Oh, por favor! ¡¿No puedes sentir la tensión aquí?! ¡¿No ves lo incómodo que está todo esto?! ¡¿Por qué no puedes leer el ambiente?!», pensó, queriendo gritárselo a su compañera. Sin embargo, Camila no podía leer sus pensamientos, así que siguió actuando como si todo estuviera perfectamente normal.Frustrado y sintiendo que no tenía otra opción, Lucas se sintió derrotado. No podía evitarlo, Marfil estaba ahí, frente a él, y ya no tenía excusas para evadir la conversación. No importaba lo que él quisiera, no quería crear un escándalo innecesario en su lugar de trabajo. Así que, finalmente, respiró hondo, aceptó la situación y se preparó para enfrentarse a lo que fuera que Marfil quisiera decirle.Entonces, Lucas salió del mostrador y ambos tomaron asiento frente a frente en una de las mesas, pero él mantuvo la vista en otra dirección.—¿Me
Lucas quedó completamente sorprendido, sin tiempo para reaccionar. Su determinación se desmoronó en un instante, incapaz de apartar a Marfil o de resistirse a ella. En lugar de rechazar el beso, se dejó llevar, respondiéndole con la misma intensidad. Habían pasado días desde la última vez que la había sentido tan cerca y la había extrañado con desesperación. Todo el esfuerzo por olvidarla se evaporó en el roce de sus labios. La sujetó por la cintura, atrayéndola más a su cuerpo, demostrándole con cada caricia cuánto había anhelado volver a tenerla entre sus brazos.Marfil comenzó a moverse, guiándolo para girar junto con ella. En un instante, cambiaron de posiciones, quedando acorralada entre él y el lavabo. Sin dudarlo, se subió sobre la superficie del lavabo, acomodándose con naturalidad. Luego, sus manos atraparon el rostro de Lucas y lo besó con frenesí, como si el tiempo fuera a acabarse.Sin romper el contacto, Marfil deslizó la cremallera de su pantalón, dejándolo caer hasta el
Ese rostro, esa voz y las vibraciones de su cuerpo, todo lo que sucedía en Marfil y que era provocado por Lucas, eran las razones por las cuales él no podía desligarse de ella tan fácilmente.—Tienes prohibido bajar la cabeza —impuso, para luego dejar libre su barbilla.Él levantó la blusa de la rubia hasta la nuca y besó su espalda, mientras presionaba sus senos con ambas manos y arremetía contra sus nalgas.Marfil intentó seguir sus instrucciones lo mejor que pudo, y Lucas pudo notar su esfuerzo por no desobedecer. Sin embargo, pronto perdió fuerzas, su cuello se aflojó y, finalmente, dejó que su cabeza cayera hacia adelante, descansando sobre el lavabo.En un impulso, Lucas la tomó del pelo y la jaló hacia atrás, levantando su cabeza.—Dije que tienes prohibido bajar la cabeza —aseveró con rudeza, dándole una nalgada, el cual tiñó su piel de un rojo vivo.Con la mano de Lucas sosteniendo el pelo de Marfil, se asomó a ella y la mordió suavemente en el hombro.Marfil, por su parte, m
Marfil chasqueó la lengua con disgusto. Abigail seguía visitando a Richard como si todo siguiera bien entre ellos, como si todo estuviera normal. Por un breve momento, se preguntó qué ocurría realmente entre esos dos y qué podría hacer para poner fin a esa relación de una vez por todas. Pero descartó esos pensamientos con rapidez. No había venido por eso. Su objetivo esa noche era Lucas.Dirigió la mirada hacia la estructura de la mansión y estudió sus alrededores. No tardó en notar un árbol de grueso tronco cuyas ramas se extendían lo suficientemente cerca del tejado. Si lograba treparlo, podría llegar a la ventana de Lucas sin necesidad de entrar por la puerta principal.Respiró hondo y se acercó con sigilo hasta la base del árbol. Se aseguró de que no hubiese nadie cerca antes de impulsarse hacia arriba, aferrándose con firmeza al tronco y comenzando a trepar con agilidad. A medida que ascendía, sus dedos se enganchaban en la corteza rugosa, y sus piernas encontraban apoyo entre la