Lucas quedó completamente sorprendido, sin tiempo para reaccionar. Su determinación se desmoronó en un instante, incapaz de apartar a Marfil o de resistirse a ella. En lugar de rechazar el beso, se dejó llevar, respondiéndole con la misma intensidad. Habían pasado días desde la última vez que la había sentido tan cerca y la había extrañado con desesperación. Todo el esfuerzo por olvidarla se evaporó en el roce de sus labios. La sujetó por la cintura, atrayéndola más a su cuerpo, demostrándole con cada caricia cuánto había anhelado volver a tenerla entre sus brazos.Marfil comenzó a moverse, guiándolo para girar junto con ella. En un instante, cambiaron de posiciones, quedando acorralada entre él y el lavabo. Sin dudarlo, se subió sobre la superficie del lavabo, acomodándose con naturalidad. Luego, sus manos atraparon el rostro de Lucas y lo besó con frenesí, como si el tiempo fuera a acabarse.Sin romper el contacto, Marfil deslizó la cremallera de su pantalón, dejándolo caer hasta el
Ese rostro, esa voz y las vibraciones de su cuerpo, todo lo que sucedía en Marfil y que era provocado por Lucas, eran las razones por las cuales él no podía desligarse de ella tan fácilmente.—Tienes prohibido bajar la cabeza —impuso, para luego dejar libre su barbilla.Él levantó la blusa de la rubia hasta la nuca y besó su espalda, mientras presionaba sus senos con ambas manos y arremetía contra sus nalgas.Marfil intentó seguir sus instrucciones lo mejor que pudo, y Lucas pudo notar su esfuerzo por no desobedecer. Sin embargo, pronto perdió fuerzas, su cuello se aflojó y, finalmente, dejó que su cabeza cayera hacia adelante, descansando sobre el lavabo.En un impulso, Lucas la tomó del pelo y la jaló hacia atrás, levantando su cabeza.—Dije que tienes prohibido bajar la cabeza —aseveró con rudeza, dándole una nalgada, el cual tiñó su piel de un rojo vivo.Con la mano de Lucas sosteniendo el pelo de Marfil, se asomó a ella y la mordió suavemente en el hombro.Marfil, por su parte, m
Marfil chasqueó la lengua con disgusto. Abigail seguía visitando a Richard como si todo siguiera bien entre ellos, como si todo estuviera normal. Por un breve momento, se preguntó qué ocurría realmente entre esos dos y qué podría hacer para poner fin a esa relación de una vez por todas. Pero descartó esos pensamientos con rapidez. No había venido por eso. Su objetivo esa noche era Lucas.Dirigió la mirada hacia la estructura de la mansión y estudió sus alrededores. No tardó en notar un árbol de grueso tronco cuyas ramas se extendían lo suficientemente cerca del tejado. Si lograba treparlo, podría llegar a la ventana de Lucas sin necesidad de entrar por la puerta principal.Respiró hondo y se acercó con sigilo hasta la base del árbol. Se aseguró de que no hubiese nadie cerca antes de impulsarse hacia arriba, aferrándose con firmeza al tronco y comenzando a trepar con agilidad. A medida que ascendía, sus dedos se enganchaban en la corteza rugosa, y sus piernas encontraban apoyo entre la
Marfil lo decía con tanta simpleza que resultaba inquietante. No había ni una pizca de miedo en su voz ni en su actitud. Casi parecía orgullosa de su hazaña.Lucas se pasó una mano por el cabello, intentando asimilar la insensatez de todo aquello. Su incredulidad se combinaba con el enojo y con el nerviosismo de imaginar lo que podría haber pasado si algo salía mal.—¿Perdiste la razón? —espetó, todavía en shock—. ¿Qué habría pasado si te resbalabas y te caías?Marfil lo miró fijamente y, lejos de sentirse avergonzada o arrepentida, sonrió con suficiencia. Luego, dio un par de pasos hacia él, reduciendo la distancia entre ambos.—Eso no ocurrió —respondió con una tranquilidad que casi resultaba irritante para Lucas—. Estoy aquí, frente a ti, sin ningún rasguño.Lucas dejó escapar un suspiro pesado y se cruzó de brazos. Su desconcierto seguía intacto, al igual que su molestia.—¿Por qué hiciste eso? —cuestionó, tratando de encontrarle lógica a una situación que no la tenía—. Lo que hic
—Es un trabajo de la universidad —aseveró con simpleza—. Tengo que entregarlo el viernes.Marfil torció los labios en un ademán de desaprobación y lo miró de reojo.—Aún tienes varios días —señaló con naturalidad—. Déjalo por hoy. Vayamos a tu cama.Sus manos se deslizaron por los brazos de Lucas hasta alcanzar su muñeca, tirando de él con intención de arrastrarlo hacia atrás. Pero Lucas apenas se movió, manteniéndose firme en su lugar.—Es un trabajo largo, así que tengo que terminarlo cuanto antes —declaró con firmeza, sin mirarla.Marfil frunció los labios con una expresión de fastidio infantil.—Ya es tarde, Lucas. Hay que dormir.Él giró levemente la cabeza y la miró con escepticismo.—¿Acaso planeas quedarte?Marfil parpadeó un par de veces antes de negar con la cabeza, soltándolo y enderezándose con un suspiro.—En realidad, no puedo hacerlo —admitió con sinceridad—. No puedo quedarme porque nadie debería ver que paso la noche aquí. Ni Richard, ni sus padres, ni siquiera los em
Marfil chasqueó la lengua y negó con la cabeza, dejando escapar una risa baja, casi divertida.—Qué tonto eres, Lucas. Nunca te dejaría por algo así. Solo te dije eso porque estabas muy alterado y necesitabas calmarte, pero lo tomaste demasiado en serio.—No podía tomarlo de otra manera.—Ya olvídalo. No vale la pena que te martirices por algo que ya pasó.Hubo un breve silencio en el que Marfil lo observó con intensidad, como si estuviera decidiendo cómo abordar la situación. Entonces, con un gesto suave pero decidido, alzó la mano y tomó el rostro de Lucas entre sus dedos, obligándolo a mirarla directamente a los ojos. Sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa, pero su mirada reflejaba una profundidad que no siempre dejaba ver con facilidad.—¿Sabes por qué estoy aquí? Para demotrarte que tú me importas mucho más de lo que imaginas. Te necesito.Marfil volvió a rodearlo con sus brazos con una delicadeza inesperada, hundiendo su rostro en su cuello como si buscara refugiarse en é
Hubo un silencio prolongado después de su confesión. Marfil lo miró detenidamente y sus pupilas escrutaron la vulnerabilidad de Lucas. Lentamente, su semblante se suavizó, y con un gesto delicado, llevó una mano a su rostro, rozando su mejilla con la yema de los dedos. —Lucas… —susurró, en un tono que intentaba ser tranquilizador—. Ya hemos hablado de esto antes. Ya te dije que no tiene nada que ver contigo, que la razón por la que no tenemos una relación seria no es porque creo que seas inferior, o que no valgas como hombre.Sus dedos se deslizaron con suavidad por su piel antes de apartarse. Su voz no era fría, pero sí firme, como si intentara hacerle entender algo que él se negaba a aceptar.—Te lo he dicho muchas veces… Eres un hombre bueno. Eres valioso, y el hecho de que yo esté buscando otra cosa no significa que tú valgas menos.Lucas dejó escapar un suspiro tembloroso. Quería creerle, quería aceptar esas palabras y tomarlas como una verdad absoluta, pero dentro de él había u
—No pienses en el futuro —agregó Marfil—. Deja de pensar en lo que pasará después. Concéntrate en el presente. Piensa que ahora me tienes aquí, frente a ti, contigo. Solo somos tú y yo. No hay nadie más. En este momento, soy tuya. Y ya no tienes que sentirte inseguro, porque ahora solo existimos nosotros dos.Lucas sintió cómo su corazón latía con vehemencia contra su pecho. Quería creerle. Necesitaba creerle. Y cuando ella se acercó a su rostro, con esos ojos azules llenos de intensidad, su mundo entero pareció tambalearse.—Lucas… —susurró Marfil, con su aliento cálido rozando sus labios—. No dudes. Eres especial para mí. Lo eres. O no estaría aquí ahora, arriesgándolo todo. Créeme, no eres un hombre que vale poco. Cualquier mujer estaría orgullosa de tenerte. Y yo lo estoy.Lucas sintió un alivio repentino, como si el peso insoportable en su pecho se disipara un poco.—Y bueno… —Marfil continuó, con una leve sonrisa—. Quién sabe, tal vez en un futuro cambie de opinión y me quede co