—Tan adulta no eres —replicó Kisa con una media sonrisa que denotaba cierto toque de burla—. Apenas vas a salir de la adolescencia en un par de semanas. Aún te falta mucho por aprender, hermanita.Marfil frunció el ceño y volvió a exhalar con pesadez.—Kisa, por favor —refunfuñó—. No me trates como a una niña.Kisa suspiró y se relajó un poco, pero su expresión seguía siendo seria.—No intento hacer eso, Marfil —expuso con suavidad—. Solo... me preocupo por ti. Cuando te fuiste un fin de semana con Vanya, al menos sabía con quién estabas. Pero esta vez fue diferente. Ni siquiera ella tenía idea de dónde te habías metido. ¿Sabes lo preocupada que estuve?Marfil sintió un leve pinchazo de culpa, aunque lo disimuló.—Pero te envié un mensaje diciendo que estaba bien, ¿no? —le recordó, levantando una ceja—. ¿O acaso esperabas que te pidiera permiso?—No se trata de pedir permiso, Marfil. Se trata de que soy tu hermana mayor y yo soy la que se hace responsable de ti. Solo quiero asegurarme
El resto de la mañana transcurrió sin contratiempos. Marfil intentó concentrarse en sus clases, pero la expectativa de su encuentro con Richard no dejaba de rondarle la mente. ¿Qué era lo que quería decirle? La incertidumbre la carcomía poco a poco, haciéndola cuestionar todas las posibilidades.Cuando la tarde llegó, Richard cumplió su palabra y se presentó en la mansión. Marfil salió con rapidez al verlo llegar y, sin darle oportunidad de decir nada, se subió a su auto apresuradamente.—Vámonos rápido —indicó en cuanto cerró la puerta.Richard la miró con el ceño fruncido, sorprendido por su prisa.—¿Pasa algo?—Vanya está en la casa. No quiero que te vea aquí porque podría resultarle extraño que yo salga contigo a solas y se lo diría a Abigail. Digo, tú prefieres que no lo sepa, ¿no?Richard no dijo nada. Simplemente hizo una mueca difícil de interpretar y luego puso el auto en marcha.El trayecto se desarrolló en un silencio incómodo. Marfil intentó suavizar el ambiente denso con
Aquello era interesante. Richard estaba intentando sondearla, averiguar qué había ocurrido realmente entre ella y Lucas. Pero Marfil no iba a darle información que él no necesitaba saber.—¿Eso te dijo? —preguntó, fingiendo desinterés.Richard asintió con la cabeza.—Así es.Marfil lo escrutó antes de encogerse de hombros.—No entiendo por qué me dices esto —comentó—. ¿Qué tiene que ver todo eso con el hecho de que me hayas besado ahora? —cuestionó, a lo que Richard se quedó en silencio—. Yo ya te he dicho que Lucas y yo no tenemos nada. Salí con él porque... no lo sé, estaba aburrida. Él me invitó a salir y, como ya no tengo a nadie con quien hacer algo, porque Vanya siempre está ocupada con Abigail y tú decidiste terminar nuestra amistad...Richard apretó la mandíbula al escuchar aquellas palabras y Marfil lo observó con atención. Sabía que aquel beso y esta conversación eran solo el principio de algo mucho más grande, y estaba lista para descubrir de una vez por todas qué era lo qu
Marfil y Richard se encontraban tan cerca que la distancia entre sus cuerpos parecía desvanecerse, como si el espacio que los separaba ya no existiera. Sus alientos, ligeros y entrecortados, se entrelazaban en el aire, compartiendo una danza silenciosa de proximidad. Cada vez que uno respiraba, el suave roce de la exhalación del otro se sentía como un delicado beso sin contacto.Marfil, aunque en su interior sabía que lo que estaba haciendo era parte de un plan cuidadosamente orquestado, se permitió vestir su actitud con la fachada de la naturalidad. No podía admitirlo abiertamente, pero le gustaba el poder que Richard parecía otorgarle sin darse cuenta, como si se entregara sin resistencia a su influencia.Aunque sus intenciones eran claras en su mente, en el exterior actuaba como si todo se estuviera dando a causa del destino, y no porque ella haya manipulado la situación. Mientras Richard se acercaba más, buscando su atención y su aprobación, Marfil no podía evitar una pequeña chisp
Richard desvió la vista, sintiendo cómo las palabras de Marfil lo envolvían con una carga abrumadora. La rubia, al ver esa evasión, se percató de que había dado en el blanco. —¿Lo ves? Solamente estás buscando saber si tienes una oportunidad conmigo o no, para poder finalmente tomar la decisión de terminar con ella. Pero, si yo no te doy esa esperanza, no terminarás con Abigail. Vas a seguir con ella. Y eso no es justo, Richard. ¿Por qué quieres que toda la responsabilidad de tu decisión recaiga sobre mí? —cuestionó—. Yo no quiero eso. Como te he dicho, si vas a terminar con tu novia, que sea porque ya no la quieres, que sea porque tú lo decides por tu cuenta, no porque yo te haya influido. No lo hagas por mí, porque te lo advierto: si lo haces por mí, si terminas con ella pensando que es lo que yo quiero, no estaré contigo. Tienes que hacer las cosas porque tú elegiste ese camino, porque esa es tu decisión, no porque yo haya tenido algo que ver.—Lo que pasa es que Abigail es una bu
Marfil estaba a punto de caminar hacia la puerta cuando, de repente, la voz de Richard la detuvo.—¿A dónde vas? —preguntó.—Ya he dejado en claro mi punto de vista, Richard —declaró—. No hay nada más que discutir. Me iré a casa, pero no hace falta que me lleves. Pediré un taxi.Richard la observó, confundido, como si no pudiera entender cómo habían llegado hasta ese punto. Su rostro mostró un destello de frustración, pero también de sincera preocupación.—No quiero que te vayas así. Realmente quiero que todo esté bien entre nosotros —dijo, casi suplicante.Marfil lo miró fijamente y, con una ligera sonrisa que no llegaba a sus ojos, le respondió con total serenidad.—Y lo está —replicó—. Pero no puedo seguir con este juego, Richard. —¿De verdad crees que trato de jugar contigo? —cuestionó—. Marfil, tú me gustas en serio, no busco burlarme de ti.—Pero tienes novia y así no podemos hablar de nada. Además —añadió, señalando con un gesto sutil el entorno que los rodeaba—, el hecho de q
—Pues… Richard me lo dijo —expuso Marfil, sin dar rodeos. Había momentos en los que Marfil se tomaba su tiempo para reflexionar sobre lo que iba a decir, buscando una excusa que sonara razonable para calmar la situación y evitar cualquier tipo de conflicto. Siempre prefería encontrar una justificación lógica que pudiera apaciguar las cosas y mantener el ambiente tranquilo. Pero en esa ocasión, algo en su interior le dijo que mentir no sería lo mejor. No quería complicarse más de lo que ya lo estaba haciendo, ni darle pie a sospechas innecesarias. Aunque las mentiras a veces parecían una salida fácil, Marfil entendía que en esa situación, podían volverse contraproducentes. La verdad era que, aunque no deseaba que Lucas sospechara de sus verdaderas intenciones con Richard, el hecho de que entre él y Marfil existiera una "amistad" era algo que no se debía ocultar. Sabía que esconderlo podría resultar aún peor, así que, a pesar de lo incómodo que resultaba, Marfil decidió no esconder na
Después de retomar su amistad, Marfil y Richard comenzaron a verse con frecuencia nuevamente. Sus encuentros en la biblioteca se volvieron habituales, donde pasaban el tiempo conversando sobre libros, intercambiando opiniones y, de vez en cuando, compartiendo risas sobre anécdotas cotidianas. También se dedicaban a actividades más dinámicas, como jugar al baloncesto juntos en la cancha del colegio, siempre bajo la apariencia de una amistad inofensiva y sin compromisos.Sin embargo, Marfil era completamente consciente de lo que hacía. Se movía con cuidado, como una estratega en un tablero de ajedrez, utilizando su carisma y su aparente inocencia para avivar los sentimientos de Richard. Cada gesto, cada sonrisa, cada palabra, estaban cuidadosamente calculados para mantenerlo interesado, para sembrar en él un deseo cada vez más profundo sin que se diera cuenta de su juego.Pasaron los días, y un sábado por la noche, Marfil decidió contactar a Lucas. No habían hablado durante la semana y