Cuando las cosas no podrían salir peor, la vida les enseñaba que si se podía complicar más. Todos miraron sorprendidos la escena, mientras Curthwulf intentaba controlar las convulsiones que eran imposible calmar.— No intentes tomarla, deja que le pase el episodio, lo que debemos hacer es evitar que se golpee. — dice Bratt mientras aleja las cosas de Charlotte — ¿Qué le pasa? ¿Por qué esta así?— ¿No es epiléptica? — pregunta Bratt confundido. — Claro que no, es la primera…Los recuerdos de Charlotte cuando había sido mordida por Lowell, vienen a su mente con fuerzas, causando que Curthwulf se paralice de inmediato.— ¿Alguien la ha mordido? — pregunta Curthwulf y todos niegan.— No la mordieron, pero, si arañó a alguien. Hay sangre en sus manos. — murmura Bratt y Curthwulf cae desplomado por saber de quién era la sangre. — No puede ser…— Es tu sangre. — murmura Bratt mientras Charlotte comienza a relajarse.— ¿Cómo pude olvidar algo tan importante? — pregunta Curthwulf atormentad
El mundo se detuvo para Curthwulf, Bratt, corrió hacia Carlos y arrebatando los resultados de los exámenes, mira a su hermano quien suplica con su mirada, aunque no sabe exactamente qué es lo que suplica.La noticia de ser padre, era demasiado emocionante para él. Había deseado mucho tener hijos con Charlotte, lo había deseado tanto, que ni siquiera había presionado sobre el método anticonceptivo para ella. Pero, saber eso ahora, le preocupaba. — ¿Cómo pudiste ser tan irresponsable, Curthwulf? — pregunta Bratt — Hermano…— Es una humana. Si querías que tuviera tus hijos, debiste convertirla primero. — Bueno, eso…— Pero, no tenías pensado convertirla. Entonces, ¿a que estabas jugando?— Yo…— ¿Qué vas a hacer? Sí se le hace la transfusión de sangre, perderá al bebé y si no lo hacemos, no solo podría ocurrir la transformación, sino que podría pasar dos cosas: una, tu sangre podría entrar en choque con su embarazo y perderlo.>> Dos, podría estar bien su embarazo, pero, su cuerpo no
Bratt estaba molesto con su hermano, pero, sabía que tenía razón. No podía renunciar a su esposa e hijo, mucho menos sería capaz de hacerlo cuando había sido él quien los había puesto en riesgo en primer lugar.— Está bien, hagamos esto. Pero, no puedo prometerte que los dos se salvaran. — le dice Bratt.— Gracias, hermano. Solo no podría hacer esto.— Solo… si ella sobrevive a esto.— Cuando ella sobreviva — corrige Curthwulf.— Bien, cuando ella sobreviva, tendrás que tomar una decisión, porque eventualmente ese bebé va a necesitar de nutrientes de un lobo y no de una humana, ¿lo entiendes?— Lo entiendo, por ahora, vamos a controlar su condición. Después de eso, debemos irnos. Las cosas aquí no están bien y lo mejor es que nos marchemos lo más pronto posible antes de que nos vuelvan a atacar. — dice Carlos.— Ningún lugar de mi familia es seguro. Todos los lobos encargados de la seguridad, conocen cada uno de ellos.— Los de tu familia, lo conocen, pero, no de la mía. Llevémosla a
Gabriela no tenía idea en lo que se estaba metiendo, solo veía a un hombre completamente lleno de sangre y con un olor extraño. Por lo que, aún con su dolor, miró hacia el hombre, mientras Lowell se lanzaba a él, para morderlo, mientras su hijo temblaba.— Suéltame, perro. — dice Gustav, lanzando a Lowell a un lado de la habitación— No sé qué es lo que quieres, pero, no le hagas daño a los niños. Si necesitas con quien descargar tu ira, si mi hermana te hizo algo o crees que debes golpear a alguien, hazlo conmigo, pero, no con los niños. — pide Gabriela.— No sabes lo que estas pidiendo.— Lo sé. Soy consciente que estoy muy débil y con mucho dolor, para estar aquí pidiéndote algo que podría matarme, pero, no podría perdonarme que lastimes a unos niños que no tienen algo que ver. >> Si no vas a respetar a las mujeres, por lo menos, respeta a los niños. Ellos no merecen pasar por esto. Y como dijiste, yo soy casi idéntica a mi hermana, descarga tu ira conmigo y no con ellos. Te lo pi
Gabriela fue llevada a la habitación de Gustav, allí fue empujada a un lado de la habitación, mientras Gustav se sentaba en su cama y sin algún tipo de vergüenza, pero, si con mucho dolor. Gabriela, quien tenía dolor de cabeza y en el cuerpo, se esforzaba en concentrarse en lo que estaba a su alrededor, con el fin de no enojar a su secuestrador y que lastimará a los niños. Sin embargo, el malestar estaba cada vez más fuerte. — ¿Qué haces? Debes apurarte, me estoy desangrando — se queja Gustav molesto y Gabriela asiente caminando rápido hacia él.— Lo siento. — Lo que necesitas están en el baño, apresúrate. — dice Gustav y Gabriela mira a su alrededor — Segunda puerta.Gabriela se mueve hacia el baño y en el lugar ve desde elementos de medicina hasta un arma. Por lo que, sus ojos se abren y con lentitud, comienza a mover su mano hacia el arma. Como siempre había estado estudiando o trabajando, nunca pensó en la posibilidad de usar un arma en su vida, pero, ahora, las condiciones la
Gabriela, seguía curando a Gustav, mientras se sentía mal. Lo único que le generaba placer, era escuchar los quejidos de Gustav al sentir el dolor de las punzadas. Solo eso evitaba que se burlara por ser tan mal hermana con Charlotte.— Dios, si hubiese sido tu hermana, te habría dejado morir. Eres tan cruel.— Mira quien lo dice, el hombre que es malo con su propia familia, señor Holftmann. — dice Gabriela terminando de atenderlo.— Yo no soy un Holftmann. — dice Gustav.— Señor Holftmann, hay un problema. — dice Rolf y ello hace que Gabriela sonríe.— Sí, claro, no eres un Holftmann y claramente no quieres destruir a la familia de la que haces parte. — dice GabrielaGustav la jala hacia él con fuerzas para gritarle, pero, Gabriela se desploma al sentir demasiado malestar para seguir consciente. La mujer que había estado insultando cada vez que le dolía o burlándose por vender a su hermana por su salvación, cae al suelo y ello lo asusta.— ¡Trae a alguien que la atienda, ahora!— ¿Si
La tensión se sentía a flor de piel. La culpa los invadía a todos y como no habían visto a su jefe, enloqueció. Se convirtió en lobo y aullando con todas sus fuerzas, descargó el enojo, para después descargar su enojo en alguien más.La manada que apenas se recuperaba del aullido lastimero de Curthwulf, miraban con miedo a Bratt quien no sabía realmente que hacer para poder calmar el dolor de su hermano. El hombre que quería morir.— ¿Qué vamos a hacer? —pregunta Retmus angustiado — Dejar que el monstruo haga todo lo que le ayude a calmar su ira. En el caso de su esposa, debemos llevarla a otro lugar y mantenerla sedada. Si despierta e intenta buscar a su familia, podría empeorar todo.— ¿A dónde la van a llevar? — pregunta Retmus y Bratt suspira profundo.— Para mí, Retmus, no eres un mal chico. Pero, con todo lo que ha sucedió, no puedo confiarle esa información a nadie. Ya no son una manada fuerte y confiable. — dice Bratt y Retmus asiente.— Tienes razón, señor. En vez de demostr
La tensión no desaparece y Carlos comienza a hacer las llamadas pertinentes, mientras Curthwulf, completamente ensangrentado, está en un precipicio donde piensa en todos los errores que cometió y lo llevaron a este momento.Sus garras, llenas de sangre y su respiración completamente agitada, le daban un aspecto terrorífico, sus gruñidos brutales y como sus ojos rojos mostraban su sed de muerte, hacia que nadie se atreviera a acercarse, ni siquiera el animal silvestre y fuerte se atrevía a acercarse a él.El dolor de haber perdido, le superaba y recodar que su hijo había sido secuestrado, la misma noche en que se había enterado de que sería padre y perder a ese bebé, lo estaba cabreando. “¿Por qué me ha quedado tan grande proteger a mi familia? ¿No se supone que deberían estar ellos seguros conmigo? ¿Cómo fue que me convertí en alguien tan inútil? ¿Por qué no puedo ser el esposo y padre que mis hijos necesitaban? — se pregunta en un gruñido Curthwulf”Estaba demasiado atormentado, per