Cap 3

Bastet.

Estoy harta de estar encerrada en esta m*****a torre, me irrita todos los días que ese maldito de Anubis venga con limosnas de comida y agua para intentar que baje la guardia, está muy idiota si cree que bajarle la guarda por tan poca cosa aunque debo de admitir que es mucho guapo pero no lo suficientemente tentador para doblegarme hacia el, por fin logro quitarme los malditos grilletes de las manos y he visto la forma en la que voy a escapar de aquí en la parte de arriba hay una ventana bastante alta con barrotes de madera lo bueno que puedo brincar hasta 3 metros en el aire, me transformó y fácilmente salto me sugeto del marco y con mis garras rompo la madera, salgo por el pequeño cuadro con dificultad y me agarró con mis garras del marco y veo unas vigas de madera debajo, espero que sean lo suficientemente resistentes para que resistan mi peso, salto a una pero para mí desgracia se quebra como la paja bajo mi peso, caigo en una habitación llena de personas y bailarinas creo que arruine la fiesta de alguien, todos gritan y corren para alejarse de mi, Anubis le dice a sus guardias que se larguen, cree que va a poder conmigo si supiera que le puedo degollar en este instante pero mi leona desea acercarse a él pero mi orgullo me impide hacerlo, al estar solos Anubis se transforma y se acerca lentamente a mí y se detiene cuando le hago saber que mantenga su distancia, al estar lo suficientemente cerca mi nariz detecta su delicioso aroma a miel de abeja, es extraño que un hombre huela tan dulce y para mi desgracia me encanta la miel de abeja, bajo ligeramente la guardia y dejo que se acerque más para poder olerlo más de cerca, está a escasos 1 m de mí casi puedo saborear la miel bajo un poco más la guardia, se acerca más a mí estira su nariz y casi la puedo sentir en la mía pero escucho como la puerta se abre y veo un guardia entrar con una lanza, maldición Bastet que ases es el enemigo, reacciono rápidamente y tiró un zarpazo que muy apenas esquiva Anubis hace que se aparte y aprovecho la oportunidad para salir corriendo hacia el guardia que solo se asé a un lado y me deja pasar, corro por los pasillos del templo escuchando gritos y derribando gente hasta que salgo al patio principal donde llegue la última vez, corro lo más rápido que puedo a lo que creo que es la salida pero para mí desgracia escuchó la voz de Anubis.

-Mataré al imbécil que la deje ir.

Veo con desesperación como se cierra la puerta y más guardia se pone enfrente de está para impedirme el paso, tomo impulso y brinco la barda junto con la puerta para después brincar a las doradas dunas del desierto, sé que puede ser peligroso y puedo perder la vida en el desierto pero prefiero morir a bajar la cabeza ante un imbécil que se dice ser mi dueño, apenas comenze a correr cuando siento como soy golpeada con una gran fuerza, se que es una persona rodamos por la arena y no me ver quién es ya que puedo oler la miel del cuerpo de Anubis, cuando dejamos de rodar por la arena quedó en una posición muy vergonzosa y desventajoso para mí, tengo la cara metida en la arena y Anubis está sobre mí por la impresión me transforme en humana y por lo tanto estoy desnuda, me intento levantar pero Anubis es bastante pesado sin contar que toma mis manos y las estiran para que no las puedo apoyar en arena, siento su cara en mi cuello y el muy desgraciado comienzo oler mi cabello un gruñido salen de su pecho, lo intento golpear con mis hombros pero no puedo, se levantó un poco y me da vuelta, siento que las mejillas me arden por la rabia y la inpotencia que siento al quedar totalmente expuesta a él, Anubis me miras de una forma lujuriosa.

-Porque es capaz de mi lindura, qué no te he tratado lo suficientemente bien.

Me irritan sus malditas palabras, intento morderme la cara pero lanza el rostro.

-Tratarme bien, me encerraste en una m*****a torre ni siquiera tuviste la decencia de quitarme los grilletes.

Anubis me mira detenidamente para después levantarse tomarme de las manos y de las piernas y me pone sobre sus hombros como si fuera alguna presa que ha capturado me muevo ferozmente e intento alejarme de él pero debo admitir que es mucho más fuerte que yo, fácilmente ha tomado mis dos muñecas con unas de sus manos, Dioces solo deseo estar con mis hermanas y no con este bruto, Anubis me lleva por los pasillos y creo que reconozco a dónde me lleva de nuevo a su habitación, maldición esta vez no creo poder pelear contra el ya que tengo días que no como bien y en verdad me siento un poco débil tampoco he dormido por estar cuidando de que nadie entrara a la torre pero me sorprende que pasamos sus aposentos y entramos a otra habitación bastante grande y veo un estanque artificial en medio de la habitación, se me hace demasiado extraño pero me impresionó y me sorprendo cuando Anubis me avienta hacia el estanque y caigo de espalda, rápidamente salgo hacia arriba no es muy profundo ya qué el agua me llega a la cadera y me doy cuenta que es algún tipo de habitación de baño, Anubis entra despacio y no puedo despegar mi vista de el, tiene un cuerpo bastante trabajado hombros anchos, brazos marcados que parecen brillar por su tona de piel pero desvío la mirada al llegar a su entrepierna ya que nunca había visto a un hombre desnudo, me sumerjo en el agua y me alejo de él intento cubrir mi cuerpo con mis brazos, siento como me eché más agua a la  cabeza volteo le doy una mirada de molesta.

-No te enojes conmigo, solo te quiero dar un baño tienes arena en el cabello y estuviste días encerrada en esa torre además no me presentado contigo soy Anubis  y tú eres.

Le doy la espalda no deseo contestarle tomo con mis manos y veo mi reflejo para luego lavar mi rostro, siento como vierte algo en mi cabello volteo y lo fulminó con la mirada.

-Tranquila es solo algo para limpiar tu cabello y no me dirás tu nombres.

Bastet.

Me empezó a tallar el cabello y se siente muy agradable el intenta ayudarme a lavarme el cabello pero yo solo me apartó de el, sigo haciendo mi cuerpo de vez en cuando lo veo y el en ningún momento deja de verme.

-Y dime qué hacía una bailarina encadenada en un barco.

-Quién dice que soy una bailarina no por traer ropa de bailarina significa que sea una también estaba entre esclavos pero créeme que no soy una esclava.

-Discúlpeme mi ignorancia cambiaré mi pregunta qué hacía una bella flor del desierto como tú encadenada junto a unos esclavos.

No pensaba contestarle pero su mirada con esos verdes ojos me recuerdan a las plantas de lirios que crecen en los estanques, desvío la mirada y le contesto sin verlo a los ojos.

-El maldito infeliz que me encadeno me secuestro de mi manada y como lo intenté matar decidido encadenarme por su propia seguridad.

-Entonces eres alguien agresiva y difícil de tratar.

-Si y si tienes algún inconveniente.

Volteo a verlo y le doy una sonrisa burlona Anubis se acerca hacia mi y siento como mi leona desea su sercania.

-Claro que no al contrario me encantan los retos.

Doy un pujido y miro de nuevo el agua en la que estoy, me impresiona que desperdicie tanta agua siendo un líquido tan preciado aquí supongo que es el beneficio de vivir a un lado del río pero me sigue pareciendo un desperdicio inecesario.

-No sé como un líder como tú o alfa les dicen ustedes.

Anubis asiento con una sonrisa y se recarga en el borde del estanque artificial.

-Como un alfa puede despreciar un líquido tan precioso en un baño que podrías hacerlo con un cuarto de esta agua.

-Solo s veces tomo estos baños y el agua no se desperdicia ya que después de asiarme el agua es pasada por retazos de lino y el agua resultante se usa para para regar los cultivos, este tipo de baño solo lo hago en días especiales y hoy es uno de ellos.

-Porque algún día festivo.

-No porque hoy tuve el privilegio de ver tu delicioso cuerpo.

Me sumerjo más en el agua para evitar que lo vea durante más tiempo.

-Qué es ese símbolo que tienes en el brazo derecho.

Miro el símbolo que me hicieron cuándo mi padre me nombro como su heredera y próximo líder de la manada, me dolió pero fue un día muy feliz para mí fue cuando 25 ciclos lunares, es un ritual que se asé en mi manada y no tengo porqué decirle nada de esto, él no es nadie porque debería de decirle algo de mi, le doy una sonrisa burlona.

-Es algo que no te incumbe a ti y te pediré que me dejes ir no tengo ni el deseo ni las ganas de estar cerca de ti, tú sola presencia me incomoda.

Todo lo que le digo son puras mentiras ya que mi leona lo desea pero no deseo bajar la guardia ante nadien pero al parecer mis palabras le molestan ya que me acorrala contra el borde del estanque y un rostro fruncido adorno su cara, se acerca tanto al mío qué casi puedo tocar sus labios retrocedo para evitar que se toquen apesar de que me encantaría, intento dejar ese pensamiento vergonzoso de mi mente.

-Estoy intentando ser amable contigo y solo me das contestaciones groseras de tu parte coopera qué te parece.

Mi leona me pide que lo toque y ya no puedo resistirme, le doy una sonrisa y colocó mis manos en sus fuertes y bien formados pectorales me acerco lo suficiente a su rostro para poder sentir su respiración, miro como su rostro cambio totalmente a uno más relajado, es interesante que al parecer mi tanto lo relaja.

-Si no te gusta mi actitud déjame ir.

-Eso jamás va a pasar.

-Bueno acostúmbrate.

Me separo de él y salgo del estanque tomo una tela blanca que está a un lado para envolver mi cuerpo, colocó mi cabello de lado e intento quitar el exceso de agua y lo miro sobre mi hombro para después salir por la puerta, me doy cuenta de que estoy otra vez en su recámara es bastante grande sus aposentos para descansar son bastantes grandes y cómodos, sigo mirando el lugar con curiosidad y miro algo que llama mucho mi atención en un mueble que tiene muchos collares de diferente tamaño y colores con piedras preciosas y de oro, mi curiosidad me gana y no puedo evitar tomar uno de ellos entre mis manos e imaginarme cómo se miraría en mi cuello me lo colocó y me miro en un platón de plata lustrada, luce tan hermoso me gustaría poder quedarmelo.

-No toques lo que no te pertenece.

Escucho la voz molesta de Anubis y volteo a verlo está parado en la puerta del baño desnuda, qué los hombres de esta manada no conocen lo que es el pudor aunque no me molesta verlo.

-Si no piensas ser amable conmigo no tendrás los privilegios que van al ser mi pareja.

Me quitó el collar con desagrado y lo dejó donde la encontré.

-Quién te dice que quiero usar tus cosas.

Lo miro con molesto y desprecio si fuera mas amable tal vez dejaría que se acercara a mí pero es tan grosero aunque yo también lo soy, mi leona me pide que lo acepte.

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