A Vanessa se le secó la garganta, abrazó a su hija con todas sus fuerzas. —No cariño, ese hombre no nos va a alejar, lo juro. —¿Lo dices en serio, mami?Vanessa miró a los ojos a su hija, le besó en la frente. —Nunca te he mentido mi amor, ese hombre tendrá que pasar sobre mi cadáver antes de atreverse a acercarte a ti. Ava abrazó a su madre con desesperación, buscó su protección, entonces el sonido del timbre las sobresaltó, Caroline fue a abrir era Ryan. La niña al verlo, corrió y se aferró a las piernas de él. —Tío Ryan, no dejes que mi papá me lleve con él, ese señor quiere mi mamá y yo nos separemos —sollozó angustiada. Ryan abrió sus ojos con sorpresa, la respiración se le agitó, miró a Vanessa y comprendió todo. Enseguida se inclinó hasta quedar a la misma altura que Ava. —Cariño, no tengas miedo, yo te voy a proteger, te prometo que ese señor no te va a alejar de tu mamá —mencionó con calidez—, tranquila. Ava se aferró al cuello de Ryan, lo abrazó con fuerza. —¿Lo prom
«¿Te enamoraste de ella?» Retumbó en la mente de Ryan, y también hizo eco en su corazón. Fue apenas en ese momento que Knight tomó conciencia de sus actos y de todo lo que Vanessa provocaba en su interior. Esa mujer de carácter irreverente, de mirada dulce, se estaba metiendo dentro de su alma, como jamás antes ninguna lo había hecho. Su corazón se estremeció, los miedos se hicieron presentes, pero algo le decía que ella era diferente. —Pues… me atrae mucho, me agrada su compañía. Jordan lo observó atento. —Muchas mujeres te han atraído en el pasado, has disfrutado de su compañía, pero jamás te había visto tan interesado, y te recuerdo que te conozco de casi toda la vida.Ryan sobó su rostro con su mano, exhaló un suspiro. —No se puede contigo. —Se puso de pie—, pues sí, si siento cosas distintas por Vanessa, ella es diferente a las demás —confesó. —¡Lo sabía! —exclamó Jordan lleno de júbilo—, ya era hora que te volvieras a enamorar, y me alegro de que de Vanessa. —Jamás dije
Vanessa descendió del vehículo en el que la llevó Jordan, sonrió cuando Ryan se aproximó a ella, y le extendió su mano. —Bienvenida —le dijo y la recorrió con sus ojos de pies a cabeza. Vanessa lucía un vestido de lentejuelas doradas, de medio hombro, corte recto, la falda le llegaba hasta la rodilla, dejando al descubierto sus firmes pantorrillas, calzaba sandalias de tacón de aguja. Su cabello lo llevaba suelto, su maquillaje era muy natural. «Joder, eres muy sensual» pensó Ryan en su mente, inspiró profundo, debía contener sus instintos, pero con ella le resultaba imposible. —Te ves radiante. Vanessa sonrió, aleteó sus pestañas. —Quería sorprenderte. Ryan inclinó su cabeza, le habló al oído. —Y lo lograste. —Bueno tortolitos, los dejo. ¿Vengo por ustedes? O… Ryan fulminó con la mirada a su amigo. Vanessa carcajeó. —Te llamamos, gracias Jordan. —Guiñó un ojo. Una vez que se quedaron solos, Vanessa contempló a Ryan, se veía muy sensual, atractivo, imponente, enfu
Los labios de Ryan la consumían, el calor de sus besos invadía cada célula del cuerpo de Vanessa. Ahí contra la puerta del camarote la besaba de forma salvaje y exigente, minutos antes ella había dicho que sí a su pregunta, ya no podía seguir resistiéndose más, quizás era muy pronto, pero Vanessa había aprendido que en la vida las oportunidades había que aprovecharlas. La lengua caliente de Ryan se deslizó por su cuello, y ella percibió un hormigueo en todo su cuerpo. Las delicadas manos de Vanessa le quitaron a él el blazer, sus dedos le abrieron la camisa, sus ojos se posaron en ese firme pectoral, por fin pudo palpar esos músculos de piedra. Ryan sintió un estremecimiento ante las suaves caricias de Vanessa, permitió que ella le sacara la camisa que fue a parar en algún lado de esa alcoba, luego él la apretó por la cintura, volvió a comerle la boca, mientras sus dedos jugaban en la espalda de ella, trazando caminos de arriba a abajo, haciéndola retorcerse de placer. Los hábiles
—Ryan —jadeó Vanessa, la estocada había sido imprevista, fuerte, profunda, y algo dolorosa. —Eres muy apretada, una delicia —dijo ronco Ryan.—Bueno, desde… el pasado no tengo relaciones con nadie —declaró ella—, tampoco soy una puritana, tengo… un aparatito. —Mordió sus labios. —Pues te aseguro que luego de esto, tendrás que deshacerte de ese aparato —avisó con la voz ronca, las pupilas dilatadas, sentirla suya, estar en su interior no solo era un acto de placer, era como si su solitaria alma fuera llenándose. —Eso está por verse —contestó ella, desafiante, altiva, como solía ser siempre. Ryan sonrió con suficiencia, y empezó a moverse con fuerza en el interior de ella. Vanessa elevó sus caderas, gustosa de recibir cada empuje, las respiraciones agitadas de ambos, el choque de sus cuerpos desnudos, sudorosos, los gemidos de ella, los jadeos de él, inundaban la alcoba. Sus cuerpos se hicieron uno solo, en medio de besos caricias, sus corazones comprendieron lo que ellos se habían
Vanessa se encontraba ya en su apartamento, no dejaba de pensar en ese viaje tan repentino de Ryan, él le había prometido volver, y ella no tenía motivos para dudar de su palabra, pero no dejaba de sentir esa intranquilidad que no le permitía conciliar el sueño. Eran casi alrededor de las 5:00 am cuando el timbre del apartamento sonó. El corazón de Vanessa se agitó, se puso de pie y fue abrir, miró a Ryan con el cabello húmedo, vestido de Armani, emanando esa fragancia tan varonil, el estómago se le encogió. —Ya me voy, vengo a despedirme de Hope —dijo él. Miró a Vanessa, ella aún estaba en pijama. —Claro —contestó—, ya conoces el camino. Ryan asintió, dejó el equipaje en la puerta, y se perdió a través del pasillo. Las niñas aún dormían, entonces se aproximó sin hacer ruido a la cama. —Hope, cariño, despierta —susurró, le acarició la mejilla. La pequeña se removió, emitió unos balbuceos. —¿Papi? El corazón de Ryan se paralizó por milésimas de segundos; sin embargo, se dio cu
Vanessa llegó a su oficina algo aturdida. —No, no desconfíes de Ryan, él sería incapaz —se repetía, pero las dudas que su antigua relación con Raúl le dejó la hacían dudar, para liberarse de esa sensación de zozobra tomó el teléfono de la empresa, y marcó al móvil de Ryan. —Buenas noches. La voz de una mujer erizó la piel de Vanessa. —¡Aló! —dijo la chica. —¿Quién habla?Vanessa se aclaró la garganta, intentó fingir el tono de su voz. —Estoy buscando al arquitecto Ryan Knight. —Él no puede atenderte, estamos ocupados. —Fingió colgar, y empezó a hacer sonidos extraños, como si estuviera jadeando. Vanessa colgó de inmediato. Sobó su frente. —No, no puede ser cierto —intentaba creerse ella misma, pero no dejaba de percibir un nudo en la boca del estómago, una sensación de zozobra, más porque el día anterior estuvieron juntos—. ¿Y sí otra vez caí como una idiota, y sí solo jugó conmigo?****Raúl también se había reunido con un abogado, y ese hombre le había explicado lo mismo que
Vanessa desayunaba en profundo silencio, su mente estaba ausente, la ausencia de Ryan le dolía en el alma. Caroline la observaba con melancolía, de pronto el móvil de Vanne vibró, era una alerta de mensaje, los ojos se le iluminaron al ver que era Ryan, como un resorte se puso de pie y corrió a su alcoba. Frunció el ceño cuando abrió el mensaje: “Vanessa he decidido quedarme en Europa, tengo asuntos importantes que no puedo descuidar. Mi abuela se hará cargo de Hope, y para evitarte más problemas con mi familia, es mejor que renuncies a la empresa” —¿¡Qué!? —Las manos de Vanessa temblaron, su rostro se desencajó, y palideció. —¿Quién te crees que eres Ryan Knight? —rugió con las mejillas encendidas y la respiración agitada—, esto no se puede quedar así. Lo llamó y no esperaba pedirle una explicación, simplemente quería decirle todo lo que le estaba oprimiendo el pecho, pero recibió un nuevo mensaje. «El número al que marcaste ha sido desconectado permanentemente» —¡Infeliz! —g