Caroline se hallaba sentada en la banca metálica del parque. Ava y Hope jugaban en la resbaladera, y ella no les perdía de vista un solo instante. De pronto su móvil sonó dentro del bolso, agachó su cabeza para buscarlo, y las niñas corrieron de la resbaladera a los columpios. Cuando la abuela elevó su rostro, buscó a las niñas con la mirada, se puso de pie como un resorte al no encontrarlas, pero al verlas de nuevo, respiró profundo y respondió la llamada. Raúl aprovechó que la madre de Vanessa se encontraba lejos, como era un hombre muy astuto, se acercó y columpió a un niño pequeño que no podía hacerlo todo, camuflándose como si fuera el padre de aquella criatura, y así no despertar sospechas. Volteó a observar a la madre de Vanessa con discreción y aprovechó para acercarse a las niñas. —¿Las columpio a ustedes también?—Bueno —respondió Ava. Hope tan solo asintió con la cabeza, ella no acostumbraba a hablar con desconocidos, era tímida, reservada con los extraños. Raúl con
Horas más tarde, mientras Vanessa preparaba una nueva propuesta de ventas, una notificación de la app de citas captó su atención, era el primer sujeto con el cual entabló amistad la primera vez que ingresó. Resopló, recordando que debían despistar a Rose, y contestó el mensaje. “Hola, ¿cómo has estado guapa?” “Hola, bien gracias, ¿y tú?” contestó Vanessa. “Con ganas de verte, pero no estoy en Estados Unidos”“Será en otra ocasión” respondió ella a secas. “En unos días estaré de vuelta y te parece si concretamos una cita, puede ser el próximo viernes”Vanessa agitó sus dedos, no estaba segura de responder de forma afirmativa; sin embargo, si se iba a encontrar con ese individuo, tenía que ser en un sitio público. “Me parece bien, es mejor conocernos en persona” respondió Vanessa. “Entonces espera mi mensaje, te escribiré para concretar la hora y el lugar”“Claro, estaré pendiente” digitó Vanessa, no muy convencida. ****—¿Cómo está Noah? —cuestionó Raúl a su esposa. —Bien dent
Raúl la recorrió de pies a cabeza, ella llevaba una falda de seda azul marino, acampanada, le llegaba hasta la rodilla, la blusa era blanca con rayas celestes, el cabello lo llevaba suelto en ondas, y su maquillaje era muy sobrio y elegante. —El mismo que no ha dejado de pensar en ti un solo instante. —La miró mojándose los labios—. Estás más hermosa que en el pasado, me da tanto gusto verte, ¿y a ti?Vanessa frunció el ceño, le arrebató el contenedor con café, sus ojos destilaban ira, resentimiento, decepción. —Pues yo no puedo decir lo mismo, para mí falleciste y te enterré hace más de diez años. Raúl sonrió con esa expresión de seductor con la cual solía tener a las mujeres a sus pies. —Ya ves que sigo vivo, y podríamos revivir lo que tuvimos en el pasado. —¡Ni que estuviera loca! —exclamó Vanessa empezó a caminar con rapidez al edificio, estaba tensa, pues sentía los pasos de Raúl tras de ella. —No tan rápido Vanessa Johnson. —En un par de zancadas se puso frente a ella—, te
A Vanessa se le secó la garganta, abrazó a su hija con todas sus fuerzas. —No cariño, ese hombre no nos va a alejar, lo juro. —¿Lo dices en serio, mami?Vanessa miró a los ojos a su hija, le besó en la frente. —Nunca te he mentido mi amor, ese hombre tendrá que pasar sobre mi cadáver antes de atreverse a acercarte a ti. Ava abrazó a su madre con desesperación, buscó su protección, entonces el sonido del timbre las sobresaltó, Caroline fue a abrir era Ryan. La niña al verlo, corrió y se aferró a las piernas de él. —Tío Ryan, no dejes que mi papá me lleve con él, ese señor quiere mi mamá y yo nos separemos —sollozó angustiada. Ryan abrió sus ojos con sorpresa, la respiración se le agitó, miró a Vanessa y comprendió todo. Enseguida se inclinó hasta quedar a la misma altura que Ava. —Cariño, no tengas miedo, yo te voy a proteger, te prometo que ese señor no te va a alejar de tu mamá —mencionó con calidez—, tranquila. Ava se aferró al cuello de Ryan, lo abrazó con fuerza. —¿Lo prom
«¿Te enamoraste de ella?» Retumbó en la mente de Ryan, y también hizo eco en su corazón. Fue apenas en ese momento que Knight tomó conciencia de sus actos y de todo lo que Vanessa provocaba en su interior. Esa mujer de carácter irreverente, de mirada dulce, se estaba metiendo dentro de su alma, como jamás antes ninguna lo había hecho. Su corazón se estremeció, los miedos se hicieron presentes, pero algo le decía que ella era diferente. —Pues… me atrae mucho, me agrada su compañía. Jordan lo observó atento. —Muchas mujeres te han atraído en el pasado, has disfrutado de su compañía, pero jamás te había visto tan interesado, y te recuerdo que te conozco de casi toda la vida.Ryan sobó su rostro con su mano, exhaló un suspiro. —No se puede contigo. —Se puso de pie—, pues sí, si siento cosas distintas por Vanessa, ella es diferente a las demás —confesó. —¡Lo sabía! —exclamó Jordan lleno de júbilo—, ya era hora que te volvieras a enamorar, y me alegro de que de Vanessa. —Jamás dije
Vanessa descendió del vehículo en el que la llevó Jordan, sonrió cuando Ryan se aproximó a ella, y le extendió su mano. —Bienvenida —le dijo y la recorrió con sus ojos de pies a cabeza. Vanessa lucía un vestido de lentejuelas doradas, de medio hombro, corte recto, la falda le llegaba hasta la rodilla, dejando al descubierto sus firmes pantorrillas, calzaba sandalias de tacón de aguja. Su cabello lo llevaba suelto, su maquillaje era muy natural. «Joder, eres muy sensual» pensó Ryan en su mente, inspiró profundo, debía contener sus instintos, pero con ella le resultaba imposible. —Te ves radiante. Vanessa sonrió, aleteó sus pestañas. —Quería sorprenderte. Ryan inclinó su cabeza, le habló al oído. —Y lo lograste. —Bueno tortolitos, los dejo. ¿Vengo por ustedes? O… Ryan fulminó con la mirada a su amigo. Vanessa carcajeó. —Te llamamos, gracias Jordan. —Guiñó un ojo. Una vez que se quedaron solos, Vanessa contempló a Ryan, se veía muy sensual, atractivo, imponente, enfu
Los labios de Ryan la consumían, el calor de sus besos invadía cada célula del cuerpo de Vanessa. Ahí contra la puerta del camarote la besaba de forma salvaje y exigente, minutos antes ella había dicho que sí a su pregunta, ya no podía seguir resistiéndose más, quizás era muy pronto, pero Vanessa había aprendido que en la vida las oportunidades había que aprovecharlas. La lengua caliente de Ryan se deslizó por su cuello, y ella percibió un hormigueo en todo su cuerpo. Las delicadas manos de Vanessa le quitaron a él el blazer, sus dedos le abrieron la camisa, sus ojos se posaron en ese firme pectoral, por fin pudo palpar esos músculos de piedra. Ryan sintió un estremecimiento ante las suaves caricias de Vanessa, permitió que ella le sacara la camisa que fue a parar en algún lado de esa alcoba, luego él la apretó por la cintura, volvió a comerle la boca, mientras sus dedos jugaban en la espalda de ella, trazando caminos de arriba a abajo, haciéndola retorcerse de placer. Los hábiles
—Ryan —jadeó Vanessa, la estocada había sido imprevista, fuerte, profunda, y algo dolorosa. —Eres muy apretada, una delicia —dijo ronco Ryan.—Bueno, desde… el pasado no tengo relaciones con nadie —declaró ella—, tampoco soy una puritana, tengo… un aparatito. —Mordió sus labios. —Pues te aseguro que luego de esto, tendrás que deshacerte de ese aparato —avisó con la voz ronca, las pupilas dilatadas, sentirla suya, estar en su interior no solo era un acto de placer, era como si su solitaria alma fuera llenándose. —Eso está por verse —contestó ella, desafiante, altiva, como solía ser siempre. Ryan sonrió con suficiencia, y empezó a moverse con fuerza en el interior de ella. Vanessa elevó sus caderas, gustosa de recibir cada empuje, las respiraciones agitadas de ambos, el choque de sus cuerpos desnudos, sudorosos, los gemidos de ella, los jadeos de él, inundaban la alcoba. Sus cuerpos se hicieron uno solo, en medio de besos caricias, sus corazones comprendieron lo que ellos se habían