Vanessa, Ryan, las niñas y Caroline regresaron del paseo, habían paseado por la ciudad, y disfrutado de una deliciosa comida en uno de los restaurantes frente al Golden Gate, luego de compartir como una familia, regresaron al edificio, y cada uno se dirigió a su apartamento, ninguno habló acerca del beso, ambos prefirieron ignorarlo. Ryan en su residencia, revisó las tareas de Hope, mientras la niña se colocaba su pijama, y lavaba sus dientes. Después de unos minutos la pequeña apareció. —Tío Ryan. —Lo miró a los ojos. —¿No vas a permitir que la abuela me lleve? —indagó sintiendo un temblor en el cuerpo. Ryan la observó con ternura, notó como los labios de Hope formaban una línea haciendo un puchero, además tenía los ojos llenos de lágrimas. —Te aseguro que nada, ni nadie nos va a separar —enfatizó y la abrazó—, sé que empezamos mal, y nunca te di una disculpa, estaba contrariado, ofuscado por lo ocurrido con tus papás, además debes comprender que todo ha sido tan repentino, y par
Ryan había convocado a una junta directiva en Eliot Knight Cars alrededor del mediodía, en esa sesión iba a informar el nombramiento de Vanessa, y él asumiría oficialmente la presidencia. Mientras hacía unos arreglos a unos planos en los cuales trabajaba en su computador, recordó lo de la página de citas en la que Vanessa buscaba pretendientes. —Aún no logro comprender —susurró, y la curiosidad le hizo dejar a un lado el trabajo y se metió a investigar, buscó en internet, y leyó toda la información relacionada con esas aplicaciones—, no puedo creer que la gente use esto, cuando es tan sencillo conquistar a alguien —mencionó con simpleza. Entonces decidió crearse un perfil, pero tenía que poner una fotografía, y si quería llegar a Vanessa sin que ella supiera que era él, debía cambiar su imagen, él era especialista en Photoshop, así que le fue sencillo modificar varios rasgos de su rostro, se cambió el color de ojos y de cabello. —Perfecto. —Sonrió, en su biografía se cambió la pro
—Señora Rose, pase por favor —dijo Robert, se puso de pie, la ayudó a llegar a la silla, y a sentarse, era como una especie de perro faldero de la anciana. —¿Qué se le ofrece?—Vengo a advertirte algo, Vanessa Johnson va a trabajar para nosotros —avisó con la voz ronca. Robert palideció por completo, los labios le temblaron. —¿¡Qué!? ¡Eso no puede ser! —Se llevó las manos al cabello contrariado—, Caleb Bosch se encargó de que nadie le diera empleo, habló muy mal de ella con todo mundo. ¿Qué diablos hace aquí?La anciana frunció el ceño, y se recargó en el sillón. —Cuida tus palabras cuando estés frente a mí —sentenció—, esa mujercita, es muy astuta, tiene engatusado a mi nieto, él la trajo. —¡Joder!—Tranquilo Robert, tú tienes mi completo apoyo, si estoy aquí es para que le vuelvas a poner una trampa, y Vanessa quede muy mal ante los ojos de mi nieto. —Ladeó los labios. Robert dejó salir el aire que estaba conteniendo. —Si es así, cuente conmigo, me encargaré que la echen como
Vanessa llegó de la oficina, exhausta, su primer día había estado lleno de altibajos, y lo único que anhelaba era darse una buena ducha, y descansar. Cuando abrió la puerta del apartamento, se sorprendió al mirar un hermoso arreglo floral de rosas rojas, y girasoles. —Qué bonito —susurró, no le pasó por la mente que fuera para ella, creyó que su madre lo había comprado para adornar el apartamento. —Hola mami —saludó Ava, sonriendo ampliamente, la abrazó feliz. Vanessa olvidó el cansancio, y el mal rato que vivió en el trabajo, el cariño de su hija llenaba su alma, y ahora que las cosas habían mejorado entre ambas, la joven madre se sentía feliz. Ya Ava no hablaba de su padre biológico, aunque había suplido esa ausencia con la de Ryan, su presencia le hacía bien a la niña. —Hola cariño, ¿cómo te portaste hoy? ¿En dónde está la abuela? —indagó. —Me porté muy bien mami, comí todas las verduras, la abuela salió con Hope, fueron por unos dulces —avisó. —Me alegra escuchar eso —
La pregunta retumbó en el cerebro de Ryan, y agitó su corazón, después de Paige, jamás le había vuelto enviar flores a ninguna mujer, y menos decirles una frase de amor, sus relaciones eran efímeras, de una noche y nada más. Observó la mirada brillante de Vanessa, y se estremeció, no podía engañarla, ella no se lo merecía, entonces cuando estaba decidido a contarle que él no fue quién le envió las flores, Ava y Hope aparecieron en la sala. —¡Tío Ryan! —exclamó Ava sonriente, corrió y lo abrazó. Hope hizo lo mismo. Vanessa parpadeó, soltó un bufido, esperaba con ansias escuchar la respuesta de él, tenía el corazón acelerado y se reprochó en la mente. «Ya no eres una adolescente» —¿Por qué están tan contentas ambas? —cuestionó, y les acarició la cabeza. —Por las flores que le enviaste a mi mamá —contestó Ava. —¿Son novios? —Miró a Ryan y luego a su madre. —¡Ava! —exclamó Vanessa en tono de reproche. Las mejillas se le encendieron, inhaló profundo. —¡A mí me gustaría que te
La pequeña apretó los labios, pasó con rapidez el cereal que estaba comiendo. —Lo trajo George —titubeó no era muy buena diciendo mentiras—, tú estabas dormido, yo abrí. Ryan frunció los labios, se llevó los dedos a la boca, pensativo. —Debiste despertarme, no me gusta que abras la puerta, puede ser peligroso —advirtió—. Hoy iré por ti a la escuela, comeremos juntos. La mirada de la pequeña brilló, sonrió ampliamente, el corazón brincó de emoción. —¿Podemos ir al parque luego de comer?—Lo veremos —contestó. —¿Saldremos con Ava y su familia? —indagó mientras bebía su yogur. Ryan soltó un suspiro. —Hope, cariño, debes comprender que ellas tienen su vida, y nosotras la nuestra, mi trabajo no nos ha dado tiempo de convivir más, deseo que lo hagamos, quiero que me conozcas, y tú a mí —habló con suavidad. —Está bien —respondió no muy animada. ****Vanessa llegó a la oficina mucho más antes que Ryan, pues él siempre solía hacerlo tipo diez de la mañana por sus otras actividades.
Vanessa sintió que la piel se le erizaba, no le agradó el tono en el cual él le habló. —Habíamos quedado en desenmascararlo, y esta es una buena oportunidad —contestó apretando los dientes, arrastrando las palabras. Ryan bufó molesto, tiró de los mechones de su cabello. —Pero no a costa de un gran negocio. ¿Te volviste loca? —gritó. Vanessa apretó los puños, respiró profundo. —Ni siquiera sabemos si no lo logró —comentó—, y te pido que me bajes el tono de voz. —Irguió la barbilla. Él la observó con profunda seriedad, su pecho subía y bajaba agitado. —Si la venta se cae, será tu culpa Vanessa Johnson. —Salió de la oficina y azotó la puerta. Vanessa tragó la saliva con dificultad, jamás lo había visto tan molesto con ella desde que se hicieron amigos. —¡Eres un imbécil! —bufó, de inmediato llamó a Robert, para averiguar cómo iba el negocio. El hombre contestó al segundo llamado. —¿Qué pasa? —cuestionó con su voz seca. —¿Cómo va el negocio? —indagó. —Mal, parece que los de B&
Ryan abrió con amabilidad la puerta de su auto para que Vanessa subiera en el vehículo, luego él ocupó su lugar. Ella iba en profundo silencio, daba pequeños golpes con sus dedos en el portafolio, mientras miraba los grandes edificios que adornaban la ciudad. —Estás muy callada —dijo Ryan. —Estoy repasando en mi mente la propuesta, espero te hayas tomado el tiempo de estudiarla. —Giró su rostro y lo observó levemente. Ryan torció una sonrisa. —Es cierto que eres una ejecutiva brillante, no desmerezco tu talento, pero se te está olvidando que soy un empresario exitoso, que no sepa nada de la industria automotriz no te da derecho a tratarme como un tonto —rebatió. Vanessa abrió sus labios, y resopló. —Perdone usted señor Knight, no quise ofender su gran talento —refutó ella. Ryan resopló. —¿Por qué diablos estás tan enfadada conmigo? —Giró su rostro sus segundos para contemplarla. Vanessa soltó un suspiro. —Perdona, estoy muy ofuscada con lo que pasó con Robert, con las niñas