—Señora Rose, pase por favor —dijo Robert, se puso de pie, la ayudó a llegar a la silla, y a sentarse, era como una especie de perro faldero de la anciana. —¿Qué se le ofrece?—Vengo a advertirte algo, Vanessa Johnson va a trabajar para nosotros —avisó con la voz ronca. Robert palideció por completo, los labios le temblaron. —¿¡Qué!? ¡Eso no puede ser! —Se llevó las manos al cabello contrariado—, Caleb Bosch se encargó de que nadie le diera empleo, habló muy mal de ella con todo mundo. ¿Qué diablos hace aquí?La anciana frunció el ceño, y se recargó en el sillón. —Cuida tus palabras cuando estés frente a mí —sentenció—, esa mujercita, es muy astuta, tiene engatusado a mi nieto, él la trajo. —¡Joder!—Tranquilo Robert, tú tienes mi completo apoyo, si estoy aquí es para que le vuelvas a poner una trampa, y Vanessa quede muy mal ante los ojos de mi nieto. —Ladeó los labios. Robert dejó salir el aire que estaba conteniendo. —Si es así, cuente conmigo, me encargaré que la echen como
Vanessa llegó de la oficina, exhausta, su primer día había estado lleno de altibajos, y lo único que anhelaba era darse una buena ducha, y descansar. Cuando abrió la puerta del apartamento, se sorprendió al mirar un hermoso arreglo floral de rosas rojas, y girasoles. —Qué bonito —susurró, no le pasó por la mente que fuera para ella, creyó que su madre lo había comprado para adornar el apartamento. —Hola mami —saludó Ava, sonriendo ampliamente, la abrazó feliz. Vanessa olvidó el cansancio, y el mal rato que vivió en el trabajo, el cariño de su hija llenaba su alma, y ahora que las cosas habían mejorado entre ambas, la joven madre se sentía feliz. Ya Ava no hablaba de su padre biológico, aunque había suplido esa ausencia con la de Ryan, su presencia le hacía bien a la niña. —Hola cariño, ¿cómo te portaste hoy? ¿En dónde está la abuela? —indagó. —Me porté muy bien mami, comí todas las verduras, la abuela salió con Hope, fueron por unos dulces —avisó. —Me alegra escuchar eso —
La pregunta retumbó en el cerebro de Ryan, y agitó su corazón, después de Paige, jamás le había vuelto enviar flores a ninguna mujer, y menos decirles una frase de amor, sus relaciones eran efímeras, de una noche y nada más. Observó la mirada brillante de Vanessa, y se estremeció, no podía engañarla, ella no se lo merecía, entonces cuando estaba decidido a contarle que él no fue quién le envió las flores, Ava y Hope aparecieron en la sala. —¡Tío Ryan! —exclamó Ava sonriente, corrió y lo abrazó. Hope hizo lo mismo. Vanessa parpadeó, soltó un bufido, esperaba con ansias escuchar la respuesta de él, tenía el corazón acelerado y se reprochó en la mente. «Ya no eres una adolescente» —¿Por qué están tan contentas ambas? —cuestionó, y les acarició la cabeza. —Por las flores que le enviaste a mi mamá —contestó Ava. —¿Son novios? —Miró a Ryan y luego a su madre. —¡Ava! —exclamó Vanessa en tono de reproche. Las mejillas se le encendieron, inhaló profundo. —¡A mí me gustaría que te
La pequeña apretó los labios, pasó con rapidez el cereal que estaba comiendo. —Lo trajo George —titubeó no era muy buena diciendo mentiras—, tú estabas dormido, yo abrí. Ryan frunció los labios, se llevó los dedos a la boca, pensativo. —Debiste despertarme, no me gusta que abras la puerta, puede ser peligroso —advirtió—. Hoy iré por ti a la escuela, comeremos juntos. La mirada de la pequeña brilló, sonrió ampliamente, el corazón brincó de emoción. —¿Podemos ir al parque luego de comer?—Lo veremos —contestó. —¿Saldremos con Ava y su familia? —indagó mientras bebía su yogur. Ryan soltó un suspiro. —Hope, cariño, debes comprender que ellas tienen su vida, y nosotras la nuestra, mi trabajo no nos ha dado tiempo de convivir más, deseo que lo hagamos, quiero que me conozcas, y tú a mí —habló con suavidad. —Está bien —respondió no muy animada. ****Vanessa llegó a la oficina mucho más antes que Ryan, pues él siempre solía hacerlo tipo diez de la mañana por sus otras actividades.
Vanessa sintió que la piel se le erizaba, no le agradó el tono en el cual él le habló. —Habíamos quedado en desenmascararlo, y esta es una buena oportunidad —contestó apretando los dientes, arrastrando las palabras. Ryan bufó molesto, tiró de los mechones de su cabello. —Pero no a costa de un gran negocio. ¿Te volviste loca? —gritó. Vanessa apretó los puños, respiró profundo. —Ni siquiera sabemos si no lo logró —comentó—, y te pido que me bajes el tono de voz. —Irguió la barbilla. Él la observó con profunda seriedad, su pecho subía y bajaba agitado. —Si la venta se cae, será tu culpa Vanessa Johnson. —Salió de la oficina y azotó la puerta. Vanessa tragó la saliva con dificultad, jamás lo había visto tan molesto con ella desde que se hicieron amigos. —¡Eres un imbécil! —bufó, de inmediato llamó a Robert, para averiguar cómo iba el negocio. El hombre contestó al segundo llamado. —¿Qué pasa? —cuestionó con su voz seca. —¿Cómo va el negocio? —indagó. —Mal, parece que los de B&
Ryan abrió con amabilidad la puerta de su auto para que Vanessa subiera en el vehículo, luego él ocupó su lugar. Ella iba en profundo silencio, daba pequeños golpes con sus dedos en el portafolio, mientras miraba los grandes edificios que adornaban la ciudad. —Estás muy callada —dijo Ryan. —Estoy repasando en mi mente la propuesta, espero te hayas tomado el tiempo de estudiarla. —Giró su rostro y lo observó levemente. Ryan torció una sonrisa. —Es cierto que eres una ejecutiva brillante, no desmerezco tu talento, pero se te está olvidando que soy un empresario exitoso, que no sepa nada de la industria automotriz no te da derecho a tratarme como un tonto —rebatió. Vanessa abrió sus labios, y resopló. —Perdone usted señor Knight, no quise ofender su gran talento —refutó ella. Ryan resopló. —¿Por qué diablos estás tan enfadada conmigo? —Giró su rostro sus segundos para contemplarla. Vanessa soltó un suspiro. —Perdona, estoy muy ofuscada con lo que pasó con Robert, con las niñas
En la gran mesa de la sala de juntas de industrias P&H se hallaba reunido el vicepresidente comercial de aquella empresa, junto a Ryan y Vanessa. —Bosch me ofrece un 15% de descuento, ¿Pueden mejorar esa oferta?Vanessa observó a Ryan, él ladeó los labios y sonrió. —Señor Palmer, es difícil darle un mayor descuento, no cabe en nuestras posibilidades; sin embargo, nosotros le ofrecemos una línea de camiones mucho mejor que la que oferta Bosch, los nuestros vienen directamente de Taiwán. —Y le ofrecemos mantenimiento a toda la flota en nuestros talleres durante un año. Tome en cuenta que Bosch solo le ofrece un descuento, pero si se daña uno de sus vehículos, se paralizará sus entregas, en cambio, con nosotros no, atenderemos a la brevedad el daño, disponemos en stock de los repuestos —añadió Vanessa. El señor Palmer frunció los labios, pensativo. —Caleb Bosch me dijo que sus camiones son de primera y que no presentan fallas técnicas. —Por supuesto —dijo Ryan—, todo vehículo para s
Vanessa contuvo el aliento, apretó con su fuerza sus puños conteniendo el deseo de tomar del brazo a la anciana y sacarla a la fuerza de la oficina. Resopló y negó con la cabeza. —Señora, parece que usted cree que el dinero puede comprarlo todo, pero se equivoca, Vanessa Johnson no está a la venta, y no me pienso alejar de la vida de su nieto —enfatizó, la observó plantando su profunda mirada en la mujer—, lo haré solo cuando sea el propio Ryan el que no me quiera cerca. La anciana bufó, y gruñó como un perro enfurecido. —Fingir hacerte la digna no te va conmigo, pero te plantearé la propuesta de otro modo: Deja en paz a Ryan, aléjate de nuestras vidas, y yo no haré nada para quitarle la custodia de Hope. —Se acomodó los lentes, sonrió de lado—, si tanto te importa el bienestar de mi biznieta, toma la mejor decisión. Vanessa abrió los labios, se quedó helada, el tono en el cual Rose Knight habló no fue precisamente una propuesta, sino más bien una amenaza. «¡Esta mujer no puede qu