Capítulo 3.

Con la boca abierta por la sorpresa, caigo al suelo de rodillas, mientras el hombre que me sostenía del cuello me soltaba, y enfocaba toda su atención en el lobo que hace solo unos minutos había sido un hombre…

Aun sin poder creer lo que estoy viendo, observo a ese gran lobo negro atacar a los cuatro hombres que chocaron mi coche, los cuales intentan huir o intentan defenderse sin éxito.

Es un sueño, es un sueño… ¡Tiene que ser un maldito sueño!

En menos de lo que me doy cuenta, los cuatro extraños que me atacaron terminan en el piso, y el mismo lobo negro se acerca lentamente en mi dirección, haciéndome retroceder en el piso asustada. ¿Yo soy la siguiente? ¿Va a comerme?

Pero el lobo no hace nada de eso, me mira fijamente antes de convertirse en humano otra vez. Eso es demasiado para mí, y viendo a ese hombre de ojos azules el cual ahora estaba desnudo frente a mí, me desplomo en el suelo, quedando inconsciente.

—Tranquila Lucy, ya estoy contigo.

***

Siento unos suaves toques en mi frente, los cuales me hacen fruncir el ceño.

—Mamá, despierta…

—¡Mamá!

Finalmente escuchando las palabras de mis pequeños hijos, abro los ojos, sintiéndome desorientada y muy confundida. Estaba en un lugar que no conocía, era una habitación con las ventanas cubiertas por gruesas cortinas, con un candelabro en el techo, y solo una cama enorme con una TV apagada en la pared.

—¿Mamá estas despierta? —pregunta Christian tan impaciente como siempre— ¿Podemos ver la TV?

—Basta tonto, papá nos dijo que no podíamos verla —dice Crystal, acostada a mi lado.

—Pero estoy aburrido… Además papá no está aquí, no ha vuelto desde anoche… —replica mi hijo molesto, sentado en la cama junto a su hermano Cameron.

—¿Papá? —pregunto muy confundida.

Lo último que recuerdo de la noche anterior es ese lobo negro, y los hombres de la camioneta que me chocaron. Esperen un segundo… ¿El lobo era real? ¿El accidente lo fue?

Con la mente muy nublada pero sintiéndome muy preocupada, de inmediato me siento en la cama, viendo a mis tres pequeños a mi alrededor. Al parecer los cuatro dormimos juntos, y ahora todos traían ropa diferente a la noche anterior, con unos conjuntos más cómodos y que parecían ser ropa de deportes.

—Mis pequeños, ¿Están bien? ¿Les duele algo? —pregunto asustada, viéndolos a todos y acariciando sus mejillas entre mis dedos.

—No, pero Cameron se lastimó la muñeca —me dice Crystal, sentándose en la cama como sus hermanos.

—¿Te lastimaste la muñeca? Déjame ver…

Girándome para ver a mi pequeño de cabellos rojizos, cuidadosamente tomo su brazo, viendo que este tenía un vendaje bien hecho alrededor de la muñeca, alguien le había dado primeros auxilios a mi hijo.

—Cuando el auto hizo “pum” mi muñeca se golpeó con la ventana mamá —me explica mi hijo—, pero no te preocupes, papá se encargó de todo.

Aun sosteniendo la mano de mi pequeño, finalmente me doy cuenta de que todos mis hijos han estado hablando sin para de ese hombre, su “padre.”

—¿Papá? ¿Y quién es papá? —les pregunto a los tres, cada vez más confundida.

Sin embargo mis pequeños no tienen la oportunidad de responder, ya que desde el otro lado de la habitación escucho como alguien abre la puerta, y pronto ese hombre de cabellos negros y ojos azules entra trayendo consigo varias bolsas plásticas.

Todos los recuerdos regresan a mi mente, como la noche anterior lo vi convertirse en un monstruo, y como atacó a esos hombres. No estoy soñando, y me siento aterrada por ese tipo desconocido frente a mí.

Estoy a punto de gritar por el terror, pero veo como mis tres hijos se ponen de pie de la cama de un salto y corren en dirección a ese hombre, abrazando sus piernas y aferrándose a él.

—¡Papá volvió! —dijo Crystal animada.

—¡Papá estoy aburrido! —se queja Christian sosteniéndose de su camisa.

—Tengo hambre… ¡Papá tengo hambre! —dice Cameron por su parte, aferrándose a una de las piernas del hombre.

—Basta, compórtense —responde el desconocido, mirando a mis pequeños con frialdad.

Obedeciéndolo de forma silenciosa, mis tres pequeños sueltan a ese hombre y regresan a la cama a mi lado, mientras yo sigo mirando la escena desconcertada.

—Les traje comida, sean obedientes y terminen todo —dice el hombre de ojos azules, entregándoles las bolsas plásticas a mis pequeños en la cama.

—¿Y la TV? —insiste Christian.

—No, cuando terminen de comer.

Esto es muy extraño, ¿Desde cuándo mis hijos obedecen a desconocidos?

Mis pequeños son buenos niños, pero también muy traviesos, creo que esa es parte de su magia como pequeños revoltosos. Pero nunca había visto que se comportaran tan obedientes, ni siquiera conmigo, aceptando silenciosamente comer lo que les trajo ese hombre y evitando ver la TV aunque están aburridos.

¿Quién es este tipo y que clase de poder tiene sobre mis hijos?

—Coman en silencio, yo hablaré con mamá un segundo. Ven, hablemos afuera —me pide el hombre de ojos azules, extendiendo una mano en mi dirección.

Yo dudo por un momento, ya que no quiero ir con un monstruo a un lugar solitario. Pero tampoco quiero meter en esto a mis bebés, y pensando solo en su seguridad y en mantenerlos lejos del lobo, accedo silenciosamente a ponerme de pie, tomando su mano y caminando a su lado fuera de la habitación.

No sé qué decir, siento sus cálidos dedos sobre los míos, mientras camino de forma temblorosa por aquel lugar desconocido, llegando a una sala bien decorada cerca de la habitación en la cual estaba durmiendo.

Llegando a esa sala, él suelta mi mano y se aleja un par de pasos de mí, mirándome fijamente. Pero yo no puedo devolverle la mirada, estoy concentrada en mi ropa, ya que ahora traigo una camisa de color blanco y solo mi ropa interior, ¿Quién me cambio la ropa? ¿Fue él?

—¿Estas contenta ahora? —me pregunta él de forma sorpresiva.

—¿Disculpa? —respondo al escuchar sus acusaciones.

—Te dije que estábamos en peligro, y aun así malinterpretaste mis palabras y te marchaste, no tengo palabras para expresar lo enfadado que me siento ahora.

—No… No entiendo de lo que hablas…

—¡Lucy deja de fingir!

Escuchando ese grito, no puedo evitar retroceder asustada. Este tipo era verdaderamente aterrador, y ahora no podía dejar de pensar en él convirtiéndose en un lobo, temiendo por mi seguridad cuando él esta tan enojado.

—Te busqué por años —sigue hablando él, acercándose a mí—. Te fuiste de la manada hace 7 años sin decirme nada, ni siquiera me dijiste sobre nuestros cachorros, ¿Es así como planeabas solucionar todo? ¿Esto te parece justo?

—Bien, escucha, creo que no estas comprendiendo lo que está pasando —lo interrumpo retrocediendo aún más—. Perdí la memoria hace 7 años, desperté frente a un hospital y yo…

—Mentiras… Tu solo querías dejarme y lastimarme por que estabas enfadada conmigo, querías vengarte…

Pronto no puedo retroceder más, mi espalda choca contra una de las paredes de la habitación, y sin poder evitarlo veo como ese hombre se pega por completo a mí, arrinconándome contra esa pared.

—Creí todas tus mentiras Lucy, sobre lo feliz que estabas al haber encontrado una familia en mi manada, lo mucho que te gustaba ser mi Luna, lo mucho que me amabas… Creí toda esa m****a, y luego simplemente desapareciste cuando me negué a marcarte, ¿Por qué? ¿No te pareció suficiente castigo abandonarme? ¿Por qué me arrebataste a nuestros hijos? —me pregunta él con mucha tristeza en su voz, mientras tomaba mi cintura entre sus manos.

Yo no puedo responder, no solo por lo asustada que estoy, también porque esta es la primera vez que me encuentro así con un hombre… Nunca tuve novio, o por lo menos no uno que recuerde, así que tener el cuerpo de un hombre musculoso arrinconándome contra un muro, con sus grandes manos en mi cintura, todas esas emociones me están volviendo loca, ¡Mi mente no puede razonar si él me toca así!

—No te lo perdonaré jamás Lucy, estos años lejos de mis hijos y de ti, la vida que nos quitaste por tu impertinencia, no esperes que lo olvide —dice él mirándome a los ojos—. Pero las cosas son diferentes ahora, huiste de mí una vez, pero los errores no se repiten dos veces en esta vida, ahora eres mía para siempre Lucy…

—¿Quién eres? —pregunto cada vez más atontada por la situación.

—Mi nombre es Jason y soy tu mate, ahora tú y yo estaremos juntos para siempre…

Antes de que pueda preguntar mas información, especialmente por ese nombre que era tan especial para mí, Jason me sorprende acercando su rostro al mío, poniendo sus labios sobre los míos, quitándome mi primer beso.

Ahora soy suya.

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