Dos semanas atrás. Flashback. —Buenos días, Helena, ¿puedo pasar?— Saluda en tono bajo. —Si, Betty, adelante. — Murmura ligeramente. —Anoche noté que llegaste muy tarde, se puede saber tú adonde estabas. — Pregunta pensativa. —No era muy tarde, exageras demasiado, realmente no creo que deba decirte lo que haga o no haga, pero lo haré si no tengo más opciones. — Responde con claro desinterés. — No sabía que tenía que dar explicaciones de todos mis movimientos, ¿acaso esta es una cárcel? —No quiero molestarte, pero tú eres la esposa de mi hijo, por ende aquí en esta casa nos debemos respeto, y no puedes llegar a la hora que quieras, tampoco no decirnos para donde vas, es peligroso para una muchacha bonita como tú. — Responde con firmeza. —Lo entiendo, pero no es cómodo que me estén fiscalizando, te diré, ayer salí con una amiga de mi antigua escuela, es la única que tengo, regresó hace unos días de Londres, tenía que verla, se nos pasó el tiempo hablando, perdí la noción de
—Me alegra tanto que estés aquí mamá, te extrañe y a ti también Leonor, esta mansión es gigante, demasiado inmensa y hermosa, me siento muy cómoda y sola también, eventualmente desearía poder tener un poco más de espacio. — Habla con suavidad.—¿Cómo?, ¿a qué te refieres Helena?, ¿quieres otra habitación o vivir en otro lugar?, ¿explícate por favor? — pregunta inquieto.—No es eso, me refiero a que no puedo hacer lo que yo desee Edward, hay muchas cosas que quisiera, pero siento que estoy en una cárcel. — Habla inofensiva.—No digas eso hija, tú estás casada con Edward y cuando uno se casa también se deben establecer ciertos límites, además que es lo que quieres hacer exactamente, ¿Acaso quieres salir cuando se te plazca? — Ella le habla firme.—Lo sé, sé que Edward es mi esposo y le debo respeto, pero como dije antes, me agobió en este lugar, es muy grande, quiero divertirme, salir, no quiero estar aquí todo el día aburrida. — Confiesa entristecida.—Te entiendo Helena, sé que no hem
—La cena estuvo grandiosa, ¿no crees Leonor?— Habla satisfecha.—Sí, todo muy delicioso, la comida increíble — Responde cautivada. — Me hubiera gustado traer de ese postre, estaba exquisito, debí comer mucho más.—Sí, todo apetitoso, pero Leonor, por favor, deja de comer tanto, como crees que vas a traer comida para acá, ni por qué fuéramos muertas de hambre, nos haces pasar vergüenza a tu hermana y a mí, comes como si no hubiera un mañana. — Le reclama enfadada.—Pero mamá…—Pero nada, engordarás y te verás fea y cachetona, no soportaría tener a una hija gorda, no, no, ya me imagino a la pobre Betty, toda su vida lidiando con un hijo tan feo como Edward, que lastima.No quisiera tener que vivir eso contigo y tu glotonería. — Habla sin empatía alguna.—Madre, no engordaré tan fácil, lo sé, además hago ejercicio y, por otro lado, no entiendo por qué sentir lástima por Betty, Edward es un hombre educado y aunque físicamente no sea apuesto, su forma de ser e inteligencia superan todas es
Al día siguiente. —Buenos días, señora Leonor, ¿saldrá muy temprano esta mañana no?— Pregunta con mala intención. —Que te importa Ana, dedícate a limpiar, ese es tu trabajo, ¿no?, deja de andar de entrometida, no se te olvide que soy la dueña y señora de esta mansión, no quiero tus impertinencias aquí, no te vuelvas a meter en mis asuntos, entendido. — Responde enojada, mirándola por encima del hombro. —Pues por lo que yo sé la única dueña y señora de esta mansión es la señora Betty y... Helena la interrumpe antes de que pueda pronunciar más palabras. —Cállate, solo eres una empleada, no seas insolente, ya verás, te voy a enseñar, a respetar, tú no sabes con quién te estás metiendo. — Helena ha enrojecido su rostro totalmente, se puede sentir su mirada de cólera. —Señora solo le estoy diciendo la verdad, usted puede ser muy la esposa del señor Edward, pero no es la dueña de nada. — Le habla mirándose las uñas con serenidad. —Maldita sirvienta, ya te dije que no me provoque
Mansión Fuller.—¿Cómo les fue en la escuela, niños?, ¿estuvo divertido hoy? — Pregunta atento.—Muy bien hermano, le hicimos una broma al profesor de matemáticas, ja, ja, ja, aún debe estar como un loco buscando las llaves de su auto. — Se burlan sin delicadeza.—¿¡Que!?, no sé por qué me sorprende si ya sé cómo son, es mejor que no digan nada, viene mamá y ya saben cómo se pone. — Responde sonriendo levemente. — Hablaremos después.—¿De qué estaban hablando, que se quedaron el silencio en cuanto llegué?. — Los cuestiona sonriente, inocente de su conversación.—Nada relevante madre, los niños me contaban como les ha ido en la escuela. — Habla confiado.—Yyyy, ¿Cómo le está yendo niños? — Pregunta con expectativa.—Bien mami, creo que pasaremos matemáticas con mención honorífica.— Felipe habla relajado mientras mira a Edward mover su cabeza pensativo.—¿De verdad?, eso sería de inmensa alegría para tu padre y para mí también. No saben lo felices que nos harían, ¿no te parece maravill
—Ya estamos aquí querido esposo, ¿de que quieres hablar?, luces tan varonil con ese traje negro, me gusta como se te ve el negro, definitivamente es tu color. — Ella lo halaga mientras pasa su mano suavemente por su saco.—Muchas gracias Helena, eres muy dulce, ni siquiera debería estar aquí intentando hacerte preguntas de lo que está pasando, tú siempre me demuestras que eres hermosa y educada. — Habla sonriendo inconsciente.—No entiendo esposo mío, ¿de qué hablas?, ah ya sé, seguramente es por lo que pasó esta mañana en la cocina con Ana, ¿cierto?. — Ella pregunta confiada.Debo decirte que esa muchacha me odia, no sé por qué no soy de su agrado, no sé qué mal le he hecho. — Sus ojos se empiezan a humedecer y agacha su cabeza.—No te sientas mal, Helena, no quiero verte triste y llorando — Él le pasa el pañuelo blanco de su bolsillo suavemente por sus lagrimales.— Siéntate princesa, todo estará bien, no tienes por qué ponerte así.—Como voy a estar bien esposo, si veo como las empl
Sale corriendo hacia su habitación y lo deja ahí solo y desconcertado.—¡¡Helena!! — Grita él.—Discúlpame Edward no puedo. — Huye apresuradamente.Edward se queda unos cuantos minutos parado en el mismo lugar, su mente explota al pensar que ella se porta de la manera más extraña con él, quizá él supone que ella también estaba sintiendo lo mismo.Camina hacia su habitación y reflexiona sobre lo que acaba de suceder.—No entiendo a Helena, es tan dulce, pero a la vez tan esquiva, creo que hay algo que no sé, siento que no está siendo completamente sincera conmigo.Tendré que poner más atención a sus actos que a sus palabras.A la mañana siguiente.—Buenos días, madre, niños están listos para ir a la escuela, hoy es viernes, tendrán el fin de semana para disfrutar, ¿qué les gustaría hacer?.— Pregunta tomando un sorbo de jugo de naranja.—Buenos días, hijo, ¿cómo dormiste?—Muy bien madre, apenas puse mi cabeza en la almohada, caí rendido.— Edward miente, no pudo pegar el ojo hasta muy t
—No, no lo es madre, es la verdad, estoy embarazada, estoy esperando un bebé de Russell. — Le dice sin misterio alguno..—Creó que me va a dar algo, esta ha sido la peor noticia que nos has dado en mucho tiempo, claro sin contar las otras cosas horribles que has hecho.¿Y tu padre?, ¿que pasará cuando se entere?, ya está lo bastante decepcionado de ti para que ahora salgas con esto. Él no soportaría este dolor tan fuerte. — Kristel le dice sacudiendo su cabeza negando tanta irresponsabilidad.—Helena, esto es gravísimo, como vas a hacer para continuar con tu matrimonio si estás embarazada de otro hombre, tu esposo no querrá saber nada de ti, no quiero ni imaginar todo lo que se viene. — Le habla desconcertada.—¡¡Ya!!, ¡ya no me digan nada!, no necesito regaños, nada de eso, necesito solucionar, tienen que ayudarme, y mi padre no se puede enterar, debe haber alguna manera de ocultarlo. — Les dice molesta.—¿Quieres abortar?, eso es lo que estás tratando de decir. — Pregunta con franqu