—Ya dime, estoy desesperada por escucharte.—Bueno, hace unos días miré una película y la mujer estaba en la misma situación que tú y ella no sabía qué hacer. — Le habla en tono de suspenso. —Ve al grano Leonor, por favor no alargues más el cuento. — Insiste Helena.—Déjame terminar, entonces ellos fueron a un bar, lo hizo beber mucho alcohol, cuando él estaba bastante borracho lo llevo a la cama, le quitó toda la ropa, se acostó a su lado desnuda y al otro día, todo estaba resuelto. — Explica Leonor.—Es una brillante idea Leonor, la mejor que he escuchado, será muy fácil, al final él hace lo que yo le diga, te quiero hermana, así no tendré que acostarme con él y el problema terminará por fin. — Suspira aliviada.—Así es hermanita — Leonor sabe que esta es la peor idea del mundo, pero ella no quiere que Edward y Helena estén juntos, esto obviamente la hace cómplice y artífice del engaño, ¿pero acaso tiene otra salida?—Gracias hermanita, lo haré esta misma noche. — Le dice emocionad
A la mañana siguiente.—Me alegra mucho que todos estemos aquí en este pequeño viaje, me siento muy complacida de que estés aquí Leonor. — Le confiesa emocionada.—Gracias, señora Betty, es un placer acompañarlos, sobre todo me alegra que los niños quieran que yo esté aquí. — Habla complacida.—Si, gracias por venir Leonor, queríamos verte y divertirnos a tu lado, ahora serás como otra hermana para nosotros. — Sonríe satisfecho.—¿De verdad Felipe?, es un honor para mí ser parte de esta familia, muchas gracias. — Se sonroja.—Como dice mi hermano, tú nos agradas mucho y queremos compartir tiempo contigo. — Confirma alegré.—Por mí está perfecto, también los estimo y es agradable compartir con ustedes.—Bueno, familia, no tengo buenas noticias, al parecer Helena se siente mal, se mareó en el camino, ahora se encuentra en baño. — Expone Edward.—¿Qué le pasa a Helena?, ¿acaso está enferma?— Betty pregunta inquieta.—Estos días no se ha sentido muy bien que digamos, iré con ella para ver
—¿Te estás enamorando de mi hermana Helena? — Pregunta sin titubear.—¿A qué se debe la pregunta? —Simple curiosidad, solo quiero saber que sientes por mi hermana.—La verdad Leonor…Interrumpe Betty —¿Que hacen ustedes ahí abrazados en la piscina?, no quisiera saber que Helena los vea, seguro lo tomara muy mal. — Betty pregunta arrugando el ceño.—No hacemos nada malo, madre, solo trato de enseñarle a Leonor a nadar, eso no es algo que tenga maldad, ¿o sí? — Edward habla sonriendo inconscientemente.—Claro que no, pero lo más seguro es que Helena no lo tomara nada bien, así que es mejor que tomen distancia.Tu, Leonor, debes pensar en que tu hermana se enojara contigo si te ve así con su esposo, ¿no crees?—La verdad lo dudo. — Ella habla decidida.—Porque lo piensas así Leonor.— Betty pregunta dudosa.—No es que no le importe, la realidad es que Helena y yo somos hermanas, ella sabe perfectamente que jamás me metería con su esposo, me conoce, no creo que lo tome a mal. — Intenta b
—No creo que debamos llevarla al doctor, seguro se pondrá bien, solo es un pequeño malestar. — Ella dice cuidadosa de proteger a su hermana.—Lo ven, voy a estar bien, quién mejor que mi propia hermana para que lo confirme y me dé la razón. — Helena respira profundo.—Esa bien, confiaremos en ustedes.—Ahora regresaré a mi habitación, solo vine para mostrarles que no es nada grave y que seguramente pronto estaré completamente bien.— Dice con seguridad.—Ve y descansa querida.—Sí, descansa eternamente Helena.— Felipe interrumpe con una pequeña burla y un comentario muy fuera de lugar.—No digas esas cosas tan feas Felipe. — Le dice Betty con enojo.—Estoy muy de acuerdo con mamá, esto ya se está saliendo de control, niños, deben respetar, ya se los he dicho muchas veces, no hagan que me enfadé de verdad. — Habla con rabia.—Ya no diremos nada. — Murmura cabizbajo.—Iré a mi habitación, no quiero perturbar el espacio de los niños, ahora puedo ver claramente que me odian. — Ella se desa
—No, no te diré nada, mejor cuéntame, ¿que te gusta hacer?, ¿y que es lo que más disfrutas en la vida? — Pregunta buscando en la seccion de quesos.—Está bien, no voy a insistir más, sé que no me dirás nada. — Leonor habla relajada.—Absolutamente nada, ahora dime…—A ver, lo que más me gusta hacer es escribir.—¿Escribes?, vaya ese es un talento enorme, casi nadie logra hacerlo, ¿y dime qué has escrito hasta ahora? — El abre sus ojos enormemente.—Sí, a veces es imposible concentrarse, pero al final las ideas vienen como rayos y debes correr a plasmarlas en el papel — Ellos hablan agradablemente mientras hacen las compras. — Estoy empezando una pequeña historia.—¿De qué se trata? — Pregunta con interés.—No te lo puedo decir.—¿Por qué?, ¿acaso te gustan las historias sexuales y eróticas? — Le pregunto con suavidad.—No, ja, ja, ja, no podría escribir algo así. — Ella da una carcajada nerviosa.—¿Por qué?, también es algo llamativo para el lector y más si sabes cómo describirlo. He
—Claro que no, no tiene nada que ver contigo.— Leonor se siente mal por qué siempre tiene que decirle mentiras, no se ve nada cómoda.Si ella pudiera decir toda la verdad lo haría, si solo dependiera de ella, lo más seguro es que ya todo se sabría.—Está bien, te creo, pero cuéntame algo de ese diario, alguna travesura, algo muy pequeño, de verdad me ha generado curiosidad descubrir esa pequeña parte de ti. — Sonríe curioso.—Es un diario secreto Edward, de verdad no te diré nada, quizás después te haga alguna revelación, pero ahora no es posible. — Le habla poniendo los espárragos y pimientos en el carrito de compras.—Entiendo, eres una mujer reservada, eso está bien, y parece que eres muy confiable, nunca dices nada malo de los demás, eso te hace aún más hermosa.—Te agradezco Edward, pero no creo que esté bien que me recalques lo hermosa que soy, pues la señora Betty tienes razón cada cosa en su lugar y …— Ella se sonroja y él la interrumpe.—No hacemos nada malo, relájate mujer,
—¿Por qué tardan tanto?, ¿mira la hora que es Betty?. — Se preocupa.—Sí, tienes razón Helena, ya es de noche, no comprendo por qué no han llegado. — Se queda pensativa.—Y para empeorar las cosas ninguno llevo el teléfono de bolsillo, es muy extraño que tarden tanto, solo fueron hacer las compras. — Insiste Helena.—Es verdad, pero tengamos un poco de paciencia, el pueblo no queda muy lejos, a lo mejor se entretuvieron con algo. — Intenta calmarla.—Sí, seguramente, pero al menos podrían llamarnos de algún teléfono diciendo que se van a tardar o algo, no lo sé. — Habla nerviosa.—Ya Helena, no te inquietes, no te alteres, mira que apenas te has repuesto de esa palidez que por cierto me recuerda a algo… — La mira con sospecha.—¿A qué te recuerda?, no entiendo Betty. — Pregunta desorientada.—No, yo estoy equivocada, es imposible.—Estoy confundida, no te comprendo.—¿Tú has estado con mi hijo?, ¿ustedes han tenido relaciones? — Pregunta decidida.—No, Betty, Edward no ha querido, él
En algún lugar al otro lado del mundo.—Hijo, debo confesarte algo. — Susurra agotado.—¿Que pasa padre?, por favor no te agites, mira que no estás nada bien, ese pre infarto casi acaba con tu vida. — Le habla inquieto.—Es por eso mismo que debo hablar, debo contarte la verdad. — Repite intranquilo y decidido.—No, no creo que sea el momento para que te exaltes mira, tu respiración no va nada bien, es mejor que te tranquilices y más tarde hablaremos si el doctor lo recomienda. — Intenta calmarlo.—No hijo, no me puedo morir sin decirte la verdad, solo quiero que me perdones, todo este tiempo he guardado un secreto de una manera que tú no mereces. — Se exalta.—¡¡Enfermera!!, ¡¡Enfermera!!, por favor suministre un tranquilizante a mi padre, no quiero que le pase nada, es lo único que tengo en mi vida. — Habla con su voz a punto de quebrarse.—Eso no es así, hijo, déjame hablar, no me puedo morir así. — Levanta su voz ronca, desesperado por ser escuchado.—Tú no vas a morir, haré todo