—Les ha quedado deliciosa y suculenta esta carne. — Betty habla saboreando un pequeño trozo de asado.—Es verdad Betty, hoy los hombres se han esmerado por atendernos, esto es grandioso. — Ella habla sonriendo.—Si, aunque la carne está un poquito quemada, supongo que deben practicar un poco más. — Ella habla relajada —Ademas le falta sal.—Helena, deberías estar agradecida, realmente se esmeraron, ellos han estado muy ocupados hoy haciendo todo este apetitoso bocadillo. — Betty mira a Helena con desazón mientras habla.—Pero es verdad, solo estoy dando mi humilde opinión, se recoció un poquito, pero está buena, pásame la ensalada, comeré mucha para cuidar mi hermoso cuerpo. — Lo dice sin una gota de pena.—Siempre luces hermosa hija, hoy más que todos los días. —Lo se madre, sé que soy la hija más linda de los Wonderwall. — Habla sonriendo apunto de meterse un poco de ensalada en la boca.—Pero Leonor no se queda atrás, también es demasiado bella, además que se puede sentir el cora
—Gracias por venir, disculpen los eventos desafortunados y el drama tan innecesario que tuvimos que pasar. — Habla sosegada caminando hacia la puerta.—No te inquietes Betty, a pesar de todo, pasamos un momento agradable, los niños apenas están aprendiendo y es normal, todos fuimos así en algún momento. — Le dice con voz apacible.—Vamos Kristel ya es tarde, debo ir a solucionar algunos inconvenientes en la oficina. — El habla con desespero.—¿A esta hora Abraham?, ya es demasiado tarde, ¿por qué no dejas para mañana el trabajo?, no debe ser tan urgente. — Dice ella buscando una respuesta a su afán.—No puedo, debo solucionar esos pendientes ahora mismo, vamos, hasta mañana Betty, gracias por la invitación.— Sale rápidamente por la puerta y sube al coche.—Con mucho gusto, Abraham, ten una buena noche.—Gracias.—Hasta pronto Betty, todo estuvo delicioso, muchas gracias por tan buen momento. — Le habla con tensión.—No agradezcas, es un gusto tenerlos aquí, arreglaremos una cena para
Dos semanas atrás. Flashback. —Buenos días, Helena, ¿puedo pasar?— Saluda en tono bajo. —Si, Betty, adelante. — Murmura ligeramente. —Anoche noté que llegaste muy tarde, se puede saber tú adonde estabas. — Pregunta pensativa. —No era muy tarde, exageras demasiado, realmente no creo que deba decirte lo que haga o no haga, pero lo haré si no tengo más opciones. — Responde con claro desinterés. — No sabía que tenía que dar explicaciones de todos mis movimientos, ¿acaso esta es una cárcel? —No quiero molestarte, pero tú eres la esposa de mi hijo, por ende aquí en esta casa nos debemos respeto, y no puedes llegar a la hora que quieras, tampoco no decirnos para donde vas, es peligroso para una muchacha bonita como tú. — Responde con firmeza. —Lo entiendo, pero no es cómodo que me estén fiscalizando, te diré, ayer salí con una amiga de mi antigua escuela, es la única que tengo, regresó hace unos días de Londres, tenía que verla, se nos pasó el tiempo hablando, perdí la noción de
—Me alegra tanto que estés aquí mamá, te extrañe y a ti también Leonor, esta mansión es gigante, demasiado inmensa y hermosa, me siento muy cómoda y sola también, eventualmente desearía poder tener un poco más de espacio. — Habla con suavidad.—¿Cómo?, ¿a qué te refieres Helena?, ¿quieres otra habitación o vivir en otro lugar?, ¿explícate por favor? — pregunta inquieto.—No es eso, me refiero a que no puedo hacer lo que yo desee Edward, hay muchas cosas que quisiera, pero siento que estoy en una cárcel. — Habla inofensiva.—No digas eso hija, tú estás casada con Edward y cuando uno se casa también se deben establecer ciertos límites, además que es lo que quieres hacer exactamente, ¿Acaso quieres salir cuando se te plazca? — Ella le habla firme.—Lo sé, sé que Edward es mi esposo y le debo respeto, pero como dije antes, me agobió en este lugar, es muy grande, quiero divertirme, salir, no quiero estar aquí todo el día aburrida. — Confiesa entristecida.—Te entiendo Helena, sé que no hem
—La cena estuvo grandiosa, ¿no crees Leonor?— Habla satisfecha.—Sí, todo muy delicioso, la comida increíble — Responde cautivada. — Me hubiera gustado traer de ese postre, estaba exquisito, debí comer mucho más.—Sí, todo apetitoso, pero Leonor, por favor, deja de comer tanto, como crees que vas a traer comida para acá, ni por qué fuéramos muertas de hambre, nos haces pasar vergüenza a tu hermana y a mí, comes como si no hubiera un mañana. — Le reclama enfadada.—Pero mamá…—Pero nada, engordarás y te verás fea y cachetona, no soportaría tener a una hija gorda, no, no, ya me imagino a la pobre Betty, toda su vida lidiando con un hijo tan feo como Edward, que lastima.No quisiera tener que vivir eso contigo y tu glotonería. — Habla sin empatía alguna.—Madre, no engordaré tan fácil, lo sé, además hago ejercicio y, por otro lado, no entiendo por qué sentir lástima por Betty, Edward es un hombre educado y aunque físicamente no sea apuesto, su forma de ser e inteligencia superan todas es
Al día siguiente. —Buenos días, señora Leonor, ¿saldrá muy temprano esta mañana no?— Pregunta con mala intención. —Que te importa Ana, dedícate a limpiar, ese es tu trabajo, ¿no?, deja de andar de entrometida, no se te olvide que soy la dueña y señora de esta mansión, no quiero tus impertinencias aquí, no te vuelvas a meter en mis asuntos, entendido. — Responde enojada, mirándola por encima del hombro. —Pues por lo que yo sé la única dueña y señora de esta mansión es la señora Betty y... Helena la interrumpe antes de que pueda pronunciar más palabras. —Cállate, solo eres una empleada, no seas insolente, ya verás, te voy a enseñar, a respetar, tú no sabes con quién te estás metiendo. — Helena ha enrojecido su rostro totalmente, se puede sentir su mirada de cólera. —Señora solo le estoy diciendo la verdad, usted puede ser muy la esposa del señor Edward, pero no es la dueña de nada. — Le habla mirándose las uñas con serenidad. —Maldita sirvienta, ya te dije que no me provoque
Mansión Fuller.—¿Cómo les fue en la escuela, niños?, ¿estuvo divertido hoy? — Pregunta atento.—Muy bien hermano, le hicimos una broma al profesor de matemáticas, ja, ja, ja, aún debe estar como un loco buscando las llaves de su auto. — Se burlan sin delicadeza.—¿¡Que!?, no sé por qué me sorprende si ya sé cómo son, es mejor que no digan nada, viene mamá y ya saben cómo se pone. — Responde sonriendo levemente. — Hablaremos después.—¿De qué estaban hablando, que se quedaron el silencio en cuanto llegué?. — Los cuestiona sonriente, inocente de su conversación.—Nada relevante madre, los niños me contaban como les ha ido en la escuela. — Habla confiado.—Yyyy, ¿Cómo le está yendo niños? — Pregunta con expectativa.—Bien mami, creo que pasaremos matemáticas con mención honorífica.— Felipe habla relajado mientras mira a Edward mover su cabeza pensativo.—¿De verdad?, eso sería de inmensa alegría para tu padre y para mí también. No saben lo felices que nos harían, ¿no te parece maravill
—Ya estamos aquí querido esposo, ¿de que quieres hablar?, luces tan varonil con ese traje negro, me gusta como se te ve el negro, definitivamente es tu color. — Ella lo halaga mientras pasa su mano suavemente por su saco.—Muchas gracias Helena, eres muy dulce, ni siquiera debería estar aquí intentando hacerte preguntas de lo que está pasando, tú siempre me demuestras que eres hermosa y educada. — Habla sonriendo inconsciente.—No entiendo esposo mío, ¿de qué hablas?, ah ya sé, seguramente es por lo que pasó esta mañana en la cocina con Ana, ¿cierto?. — Ella pregunta confiada.Debo decirte que esa muchacha me odia, no sé por qué no soy de su agrado, no sé qué mal le he hecho. — Sus ojos se empiezan a humedecer y agacha su cabeza.—No te sientas mal, Helena, no quiero verte triste y llorando — Él le pasa el pañuelo blanco de su bolsillo suavemente por sus lagrimales.— Siéntate princesa, todo estará bien, no tienes por qué ponerte así.—Como voy a estar bien esposo, si veo como las empl