CAPÍTULO 82

Sofía llegó a casa de su madre, con el cuerpo cansado y el alma todavía sacudida por los eventos recientes. Apenas abrió la puerta, su madre, Céline, apareció corriendo desde la sala, con el rostro empapado de lágrimas.

—¡Sofía! —gritó antes de abrazarla con fuerza, como si nunca fuera a soltarla—. Creí… creí que estabas muerta, hija.

Sofía, sintiendo el peso de las emociones contenidas en ese abrazo, comenzó a llorar.

—Estoy aquí, mamá… estoy bien, gracias a Estuardo.

Céline se apartó ligeramente para mirarla, examinándola como si quisiera asegurarse de que no estuviera herida.

—Cuéntame, ¿qué pasó?

Sofía tomó aire, intentando organizar sus pensamientos.

—Fui secuestrada por Jan Carlo. Él quería… quería matarme, a mí y a mi bebé. Pero Estuardo llegó con Santiago y me rescataron. Ahora Jan Carlo está en el hospital, grave, por dos disparos de Fabio.

Céline se llevó una mano al pecho, conmocionada, pero agradecida.

—Gracias a Dios estás viva. No puedo ni imaginar el miedo que debiste s
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