Vuelve con mi estúpido hermano

Daniel al tomó de la cintura y ella comenzó a moverse muy despacio sobre él, buscando excitarlo. Deanna también lo había hecho.

Sus dedos se perdieron entre las hebras de su cabello y su boca le susurraba al oído. Como Deanna solía hacer.

Suspiró profundo y lo tomó con más fuerza cuando sintió que sus movimientos sobre él empezaban a afectarlo. Deanna vocalizaba sin vergüenza su deseo.

Su beso, su boca, la suavidad, la insistencia, la punta de la lengua buscando acceso a su boca. Deanna solo la invadía, sin pedir permiso.

Algo se despertó de golpe dentro de él, la tomó de los muslos y la sentó sobre el escritorio. Así, como lo había hecho con ella. Las piernas envolviéndole la cintura, apurándolo a acercarse; la espalda arqueada, el trozo de piel descubierta que pedía, exigía, por su boca.

El cuello expuesto y el calor emanando del cuerpo. Se fue sobre ese pedazo de piel para probarla y se detuvo con los labios sobre ella. No era su sabor, no era el sabor de Deanna ¿Qué estaba haciend
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