- ¡Vamos Deanna! –Tenía más miedo que excitación Deanna ese día. El Festival del Día de las Madres en el colegio, de nuevo exponiéndose ante esa gente. Pero esta vez era diferente, ella se sentía diferente. No era un baile o una fiesta y no iba como chaperona. Era parte de la familia.Por supuesto no faltaron las miradas disimuladas y los susurros. Las madres presentes pertenecían todas al mismo círculo social, pertenecían todas a familias acomodadas y compartían la misma red de chismes.- Naomi, esto es enorme… -- ¿La escuela? Sí, es muy grande… Quédate conmigo así no te pierdes –Pero pronto se encontró sola en uno de los patios donde habían dispuesto una especie de “picnic” para las madres y los niños, Naomi estaba hablando con ese mismo muchacho del baile. Deanna sonrío pensando en las reacciones de Daniel y Ethan si se enterarán.- ¿Es la esposa de Crusher, de Daniel? --Si ¿no la conocías? –- No, es la primera vez que la veo ¿Qué hace aquí? --Supongo que cumpliendo su rol de
Naomi marchó enojada a paso rápido a su habitación y dio un portazo.- ¿Qué ocurrió? – Le preguntó Daniel.- Arruiné el día… lo lamento –Deanna estaba conteniendo las lágrimas.-Está enojada conmigo… -Pero de pronto Naomi apareció de nuevo y bajó aún más indignada a parársele al padre delante.- ¡Esa mujer le dijo un montón de cosas horribles a Deanna, papá! ¡Le gritó y le gritó, como lo hace la abuela! –- ¿Qué mujer, hija? –- ¡La llamó de formas horrendas delante de todos! ¡Estoy muy enojada! ¡Has algo para que se arrepienta de haberlo hecho! ¡Eres mi papá, debes hacerlo!-- Cálmate, Naomi, cálmate… Dime, de que estás hablando… -- No es necesario, nena… -Deanna trataba de minimizarlo.- ¡¿Cómo puedes decir eso Deanna?! ¡Dijo que te estabas llevando el dinero de papá y no es verdad! –- Naomi, ya deja de gritar porque no comprendo nada… Habla despacio –- La mamá de Samantha comenzó a gritarle a Deanna en el pasillo, como una loca. Le dijo muchos insultos y que mamá estaría muy t
Deanna solo supo hacer una cosa luego de que Beverly se marchara: encerrarse en la sala de música. Era su refugio cuando necesitaba pensar, cuando discutía con Daniel o cuando necesitaba llorar. Y en ese momento sí que necesitaba llorar.Su lugar en la casa era hermoso, tan lleno de música, tan lleno del cariño de su esposo en cada detalle. Todo pensado para ella, desde los sillones para que pudiera recibir a sus amigos músicos, hasta los instrumentos que no sabía tocar.Cantaba para todos ahí. Jonathan corría con todas sus fuerzas cuando sabía que Deanna les daría una presentación particular. Se acomodaba en el piso, con las piernas cruzadas y la carita llena de expectación, una sonrisa enorme de oreja a oreja. Y la miraba maravillado.Allí, le ensañaba, aunque él no repetía nada. Solo movía la cabeza al compás y disfrutaba. Ese niño tan bonito y repleto de historias sin contar que la adoraba con locura. Recordar sus mejillas rosadas la hizo llorar más fuerte. Tuvo que cubrirse la bo
La siguiente estela llegó del lugar menos esperado. Convencida de que Harry iba a dejarla, que se iría lejos y no podría retenerlo, Laura decidió utilizar su último recurso: la misma Deanna.A lo mejor los últimos días de la recta final de su embarazo la estaban enloqueciendo, a lo mejor los rumores constantes sobre Deanna y Daniel la fastidiaban o a lo mejor se sentía acorralada por el eminente final de su corto matrimonio; pero Laura estaba lívida, cansada, exhausta.Uno puede tomar las mejores decisiones cuando siente que se juega algo importante, o las peores de toda su vida; finalmente, es el resultado quien lo determina. Tenía la sensación de que algo se le fugaba entre los dedos.-Deanna, necesito hablar contigo. ¿Crees que puedas venir al café de la Universidad a las 4?-Hola Laura, claro, ahí estaré ¿Estás bien?-Si. Te espero allíNo, Laura no estaba bien, para nada bien. Le costó subir los cinco escalones del café, los pies la estaban matando. Cuando abrió la puerta encontr
La ola de choque comenzaba desplegar sus estelas alrededor de Daniel. Uno de los socios más importantes de la compañía decidió retirarse y, con él, sus acciones, lo que provocó que al menos otros cuatro socios menores hicieran lo mismo.La reunión se estaba poniendo cada vez más caliente en la sala de juntas. Daniel soportaba las quejas de los miembros del directorio con una actitud férrea y en silencio. Beverly lo observaba de reojo y sabía lo que estaba pensando: si por él fuera toda la compañía podía incendiarse.Harry también lo miraba, miraba como aguantaba sin inmutarse la ira del resto de los presentes. Ni uno solo de ellos se quedó callado, todos tenían algo que decir.Leonard Reed había dado la orden entre las sombras, ajustado algunos tornillos sueltos y amenazado a diestra y siniestra para que, de a poco, los socios más importantes comenzaran a retirarse. Si continuaban, no quedaría demasiado para salvar.- Esto es obra de Leonard, Daniel… -- Dime algo que no sepa, Harry…
Sintió unas ganas incontrolables de llorar, de gritar y tirar cosas al piso y romperlas como se le estaba rompiendo el corazón. Daniel sabía ¿Por qué se lo ocultó? ¿Por qué justo él? ¿Harry manipulando las cosas? Pero si el niño no podía ni presentar un examen sin pasar noches en vela porque no sabía organizarse.Laura continuaba pidiéndole que se alejara de todos, como si fuese ella el artífice de todas las desgracias. El comportamiento en picada de su amigo que había cambiado repentinamente, los celos de su esposo porque hablaba demasiado con él: “Ahora es tu cuñado”. La ira de Camila culpándola de todo, Alice acusándola de oportunista y mujerzuela y ahora Laura. Laura con su bebé en el vientre.De pronto se sintió como si fuese la amante de alguien y la esposa engañada le rogaba que no rompiera su familia. ¿Acaso Alice Reed no había implicado lo mismo? Estaba parada en el medio del camino, sin dirección, sin nada; desnuda, expuesta, señalada. ¿Por qué?- ¿Por qué? – Preguntó en voz
Permaneció sentada fuera de la habitación, con la cabeza hacia atrás y mirando el techo. Buscando que su mente dejará de repetirle las mismas palabras e imágenes.El ala este del hospital era la destinada a los pacientes adinerados, cada habitación tenía las dimensiones de un pequeño departamento con todas las comodidades y fuera una sala de visitas amoblada y equipada. Allí esperaba ella.Sin esfuerzo sus lágrimas le bajaban por la cara, empapándole la camisa. Tenía por delante un camino muy difícil y no estaba segura si quería transitarlo. Se sentía vejada.Todos los Crusher llegaron juntos, apurados y ansiosos. Daniel entró a lo último y Harry fue el primero en aparecer delante de Deanna.- ¿Qué pasó? –- Le están haciendo una cesárea de emergencia… -- ¡Pero aún no es tiempo! – Dijo Camila alarmada.Deanna y Harry solo se miraron.- ¿Por qué lloras, Dean? –- Tuvo un desprendimiento de placenta y la presión arterial alta, por eso decidió su médico que lo mejor era hacerle la cesár
- ¿Qué crees que ocurrirá ahora? –- Lo que estábamos esperando –- ¿Cómo puedes asegurarlo? –- No puedo, solo lo sé. Hazme llegar el sobre… por si acaso –- ¡Se vendrá sobre mí! –- No, no lo hará… Hazme llegar el sobre y te avisaré –Estaba preocupado por su reacción, por su expresión, por esos ojos sin brillo que lo miraron en el hospital. Pero se preparó por si sus sospechas eran ciertas.La encontró en la sala con los niños, como si nada. Lo saludó como siempre, cenaron como siempre y Daniel les contó a sus hijos sobre su pequeña prima.- ¿A quién se parece? – Preguntó Naomi.- Aún es muy pequeña para saberlo –- ¿Tú la viste Deanna? –- No, aún no… -- Cuando salgan del hospital se quedarán un tiempo en la casa de tus abuelos y entonces podrán conocerla –Daniel la miró, pero ella no le devolvió la mirada. Simuló no darse cuenta.La esperó en la habitación, pero Deanna no regresaba. Su última acción del día antes de ir a dormir era acurrucar a Jonathan, pero se estaba demorando