La recepción de la boda fue en el mismo hotel donde las novias se prepararon. Un gran salón decorado, mesas dispuestas alrededor de una pista de baile y una mesa principal donde los 4 novios estarían sentados. Un gran evento para algo que se suponía sería solo una cena en familia.De a poco la gente fue llenando el lugar y saludando a los padres de los novios. Las dos parejas llegaron un poco después, Deanna insistió en solo pasar rápidamente y Daniel estuvo de acuerdo porque no soportaba ser el centro de atención.- ¡Deanna! Eso fue hermoso – Le dijo Susan- Gracias –- En verdad, maravilloso ¿Sabías que podía cantar así, hermano? –- No, no lo sabía – Deanna estaba sintiendo vergüenza.- Solo quise darles algo especial. Los muchachos de la universidad me ayudaron a preparar el sonido – Así que esos eran los hombres que salían de la habitación donde estaba.-Debiste haberme dicho – Le dijo Daniel. ¿Qué debería pensar si estaba ahí metida con todos esos tipos?- Se suponía que era una
Daniel la esperaba de pie mientras ella regresaba luego de su “espectáculo”. Caminaba como si nada hubiese ocurrido, algo agitada y tratando de recogerse el cabello.- Ven conmigo – Le dijo.- ¿A dónde? –- Solo ven –Ella lo siguió hasta que salieron del salón a una habitación que estaba vacía donde había mesas y sillas apiladas.- ¿Qué fue eso? –- ¿Qué cosa? – Deanna no entendía que quería decirle.- Ese “show” con Harry –- Solo bailamos, solemos hacerlo con frecuencia en el campus –- Debes dejar de hacerlo, es vergonzoso –Recién llevaban unas horas casados y él ya había empezado a prohibirle cosas. Daniel estaba muy molesto, pero no porque haya bailado, sino porque lo hizo con Harry.-Dame un respiro, no volveré a hacerlo hasta dentro de un año – Si por él fuera no lo haría nunca más.- Estás casada conmigo ahora y debes comportarte de otra manera. No puedes dar esa clase de espectáculo delante de todos –- ¿Me salí de las normas? Lo siento – Estaba siendo sarcástica.- Al pare
Harry y Laura salieron a su luna de miel no muy lejos de la ciudad, regresarían en unos días, y eso la dejaba totalmente sola en su nuevo rol de esposa. Sola con Daniel y los niños intentando acomodarse a su nueva vida y a la rutina diaria de la familia.Por la mañana los niños iban a la escuela y Daniel al trabajo, lo que le dejaba gran parte del día vagando por esa casa tan grande sin saber qué hacer. La mayor parte del tiempo lo pasaba en el pequeño cuarto que él hizo arreglar para que semejara un salón de música. Incluso habían puesto un piano y algunos instrumentos más. La acústica era buena y Deanna podía cantar sin que el sonido viajara por el resto de la casa.Esa primera semana decidió permanecer al margen de todo para poder observar cómo podía encajar. Por la mañana desayunaban todos juntos y luego Daniel dejaba a los niños en la escuela camino al trabajo y por la tarde cuando regresaban, los más grandes se encerraban en sus cuartos y él en su oficina. El único que parecía n
Daniel también se sentía culpable, había logrado un avance con ella y luego dio dos pasos para atrás. No sabía cómo contener el torrente de emociones que sentía hacia Deanna. No sabía cómo hacer para acercarse o tratarla de la mejor manera posible, estaba enredado entre sus sentimientos y su lógica. Se negaba a si mismo lo que sentía, porque en su cabeza una relación con una mujer como ella estaba fuera de discusión.Con las clases de canto parecía que Deanna estaba volviendo a sonreír más, tal vez debía liberarla un poco de las “obligaciones” y ser flexible con las reglas.La encontró sentada afuera, cubierta con una manta y escuchando música, se acercó y sin decir nada se sentó a su lado. Ya habían desarrollado esa costumbre.- Lamento lo que ocurrió el otro día con tus clases –- No te preocupes, entiendo lo que le dijiste a Harry –- Pero me alegra que hayas encontrado otra profesora –- Quería preguntarte algo… ¿Crees que pueda ir por Jonathan al jardín de infantes por las tardes
- Es más que obvio, Harry ¿cómo no te das cuenta? –- No sé qué es lo obvio, Susan. Daniel está llevando esto demasiado lejos –- Harry, a Daniel le gusta Deanna –- Imposible –- ¿Por qué? Se le nota a la legua que está prendado de ella, parece que no lo conoces –- No digas tonterías, Susan. A Daniel no le gusta nadie –- ¿Por qué crees que te dijo que era tu culpa? Es porque son cercanos y le fastidia, él no sabe cómo acercarse a ella de la misma manera. Le molesta verlos juntos, debe pensar que hubo algo entre ustedes y está celoso. ¡Vamos Harry! No puede ser que no te des cuenta –No se suponía que sucediera esto, era un matrimonio en apariencia solamente. Deanna era todo lo que su hermano no quería de una mujer, menos de una esposa.- Tiene razón Susan, querido –- ¿Tú piensas igual, Laura? No puedo entenderlo… Deanna no es ni de cerca la mujer para mi hermano –- Todo puede ser, Harry. ¿Por qué te molesta tanto la idea? –- Debe ser porque Daniel es una ¡bestia! Le gritó delant
Miraba el techo buscando calmarse, tenía que detener la oleada de reacciones de su cuerpo, tenía que frenar sus pensamientos. Debía pararse e irse, pero a la vez no quería hacerlo; quería disfrutar esto, aunque fuese una sola vez. Solo un rato más, era probable que no volviera a tener una oportunidad así nunca más. Ella seguro no recordaría nada y al menos él tendría algo para guardarse de toda esta farsa.Era tan agradable, como si siempre hubiese sido así. Ella durmiendo en su pecho plácidamente y él cuidándola. Su propio cuerpo estaba traicionándolo y de repente lo invadió una profunda tristeza. No tenía ningún sentido anhelarla, aun cuando estuviera en sus brazos como ahora. Todo era una mentira, el matrimonio, sus palabras estando ebria, hasta tenerla durmiendo sobre él. Ella nunca lo vería así, solo se estaba dejando llevar por sus propios deseos.Una mujer como ella, con un futuro brillante, con una voz maravillosa, con toda esa energía y esas ganas de vivir jamás se fijaría en
Deanna despertó por unos golpecitos en la puerta. Era Susan que había ido a ver al niño. Sobresaltada miró la hora y ya eran cerca de las 9.-Susan, pasa… Jonathan aún duerme –-Lamento molestarlos, Deanna, pero ayer mamá me dijo que el niño no estaba bien así que vine a verlo –- Para nada, pasa. Ethan y Naomi ya deben haberse ido a la escuela, me quedé dormida –- Si, ya se fueron. Daniel también –Él prefirió dejarla dormir, seguramente la noche que pasó cuidando a Jonathan debió ser algo movida. Cuando regresara a la casa tendría esa conversación pendiente con ella.Jonathan ya estaba mejor, la fiebre cedió y ahora descansaba tranquilo. Susan se acercó a la cama a la vez que Deanna se levantaba. Así que había cuidado del pequeño toda la noche.- ¿Por qué no bajas a desayunar? Yo me quedaré con él –- Si, gracias… ¿Susan, tienes algo más que hacer esta mañana? –- No, nada –- ¿Podrías quedarte con Jonathan un rato? Tengo que salir –- Sí, claro.
“El indolente Daniel Crusher se casó con una mujer más joven, seguramente por dinero”, “Ese matrimonio está condenado, él es demasiado frío para tener contenta a una mujer”, “Dicen que la esposa tuvo un romance con el hermano antes de atraparlo”. Esa era la clase de chismes que se susurraban a voces en su círculo social, la comidilla del momento. Y ninguno se le escapaba a Camila.La madre de Daniel venía siendo objeto de silencios incomodos y voces bajas cuando estaba presente. Sabía que eso sucedería, se lo advirtió a su hijo muchas veces. Pero él estaba embelesado de esa trepadora que lo dejaría en ridículo, era cuestión de tiempo. Ella no permitiría que Daniel pasara por esa situación, la que lo dejaría ante los ojos de todas las mujeres de “bien” como un títere de sus impulsos.Hace rato que tenía en mente a una de las hijas de su amiga Arlene, era la mujer ideal para Daniel. Profesional, bonita, provenía de una buena familia acomodada y, sobre todo, tenía la eda