- Es más que obvio, Harry ¿cómo no te das cuenta? –- No sé qué es lo obvio, Susan. Daniel está llevando esto demasiado lejos –- Harry, a Daniel le gusta Deanna –- Imposible –- ¿Por qué? Se le nota a la legua que está prendado de ella, parece que no lo conoces –- No digas tonterías, Susan. A Daniel no le gusta nadie –- ¿Por qué crees que te dijo que era tu culpa? Es porque son cercanos y le fastidia, él no sabe cómo acercarse a ella de la misma manera. Le molesta verlos juntos, debe pensar que hubo algo entre ustedes y está celoso. ¡Vamos Harry! No puede ser que no te des cuenta –No se suponía que sucediera esto, era un matrimonio en apariencia solamente. Deanna era todo lo que su hermano no quería de una mujer, menos de una esposa.- Tiene razón Susan, querido –- ¿Tú piensas igual, Laura? No puedo entenderlo… Deanna no es ni de cerca la mujer para mi hermano –- Todo puede ser, Harry. ¿Por qué te molesta tanto la idea? –- Debe ser porque Daniel es una ¡bestia! Le gritó delant
Miraba el techo buscando calmarse, tenía que detener la oleada de reacciones de su cuerpo, tenía que frenar sus pensamientos. Debía pararse e irse, pero a la vez no quería hacerlo; quería disfrutar esto, aunque fuese una sola vez. Solo un rato más, era probable que no volviera a tener una oportunidad así nunca más. Ella seguro no recordaría nada y al menos él tendría algo para guardarse de toda esta farsa.Era tan agradable, como si siempre hubiese sido así. Ella durmiendo en su pecho plácidamente y él cuidándola. Su propio cuerpo estaba traicionándolo y de repente lo invadió una profunda tristeza. No tenía ningún sentido anhelarla, aun cuando estuviera en sus brazos como ahora. Todo era una mentira, el matrimonio, sus palabras estando ebria, hasta tenerla durmiendo sobre él. Ella nunca lo vería así, solo se estaba dejando llevar por sus propios deseos.Una mujer como ella, con un futuro brillante, con una voz maravillosa, con toda esa energía y esas ganas de vivir jamás se fijaría en
Deanna despertó por unos golpecitos en la puerta. Era Susan que había ido a ver al niño. Sobresaltada miró la hora y ya eran cerca de las 9.-Susan, pasa… Jonathan aún duerme –-Lamento molestarlos, Deanna, pero ayer mamá me dijo que el niño no estaba bien así que vine a verlo –- Para nada, pasa. Ethan y Naomi ya deben haberse ido a la escuela, me quedé dormida –- Si, ya se fueron. Daniel también –Él prefirió dejarla dormir, seguramente la noche que pasó cuidando a Jonathan debió ser algo movida. Cuando regresara a la casa tendría esa conversación pendiente con ella.Jonathan ya estaba mejor, la fiebre cedió y ahora descansaba tranquilo. Susan se acercó a la cama a la vez que Deanna se levantaba. Así que había cuidado del pequeño toda la noche.- ¿Por qué no bajas a desayunar? Yo me quedaré con él –- Si, gracias… ¿Susan, tienes algo más que hacer esta mañana? –- No, nada –- ¿Podrías quedarte con Jonathan un rato? Tengo que salir –- Sí, claro.
“El indolente Daniel Crusher se casó con una mujer más joven, seguramente por dinero”, “Ese matrimonio está condenado, él es demasiado frío para tener contenta a una mujer”, “Dicen que la esposa tuvo un romance con el hermano antes de atraparlo”. Esa era la clase de chismes que se susurraban a voces en su círculo social, la comidilla del momento. Y ninguno se le escapaba a Camila.La madre de Daniel venía siendo objeto de silencios incomodos y voces bajas cuando estaba presente. Sabía que eso sucedería, se lo advirtió a su hijo muchas veces. Pero él estaba embelesado de esa trepadora que lo dejaría en ridículo, era cuestión de tiempo. Ella no permitiría que Daniel pasara por esa situación, la que lo dejaría ante los ojos de todas las mujeres de “bien” como un títere de sus impulsos.Hace rato que tenía en mente a una de las hijas de su amiga Arlene, era la mujer ideal para Daniel. Profesional, bonita, provenía de una buena familia acomodada y, sobre todo, tenía la eda
No podía moverse entre el cuerpo de Daniel y la pared, y tampoco quería. Si hubiese sabido que él estaba al vilo como ella hubiese actuado antes. Pero pensaba que Daniel quería seguir esperando para estar seguro, que no quería adelantarse y perder los estribos.- Estoy harta de probarme ropa… - Le dijo mirándolo sobre el hombro.- Mmmm… -- ¿Por qué no nos vamos? –- ¿Estás segura? –- Si… -Daniel tomó una bocanada más de aire y terminó de hundir su rostro en el cuello de Deanna. Iba a perder la cordura, ella estaba tan impaciente como él y se le notaba en el tono de la voz y los movimientos de su cuerpo. Era la primera vez que una mujer tomaba la iniciativa con él de una forma tan evidente, demostrando que lo deseaba con la misma intensidad. No era solamente una seducción pasajera para acariciarle el ego y conseguir algo, vivía en su casa y si algo sucedía entre ellos se volvería a repetir. Daniel estaba seguro de que una vez que probara el sabor de su piel se co
Esa tarde no pudieron ir a ningún otro lado, para cuando las parejas se despidieron ya era tarde, al día siguiente los niños tenían que volver a la escuela y Daniel al trabajo. Harry se había encargado de hacerlos deambular para no perderlos de vista. Y su hermano solo dejaba que las cosas se sucedieran, le daba más perspectiva de las actitudes y las intenciones que tenía realmente. En un principio a Daniel le parecía extraña la relación que su hermano tenía con su amiga, eran demasiado cercanos, compartían un lenguaje que solo ellos comprendían. Pero Deanna no parecía tener ningún interés en particular por Harry, al contrario, lo trataba como un hermano menor, aunque tuviesen la misma edad. En algún momento le había llegado uno de los tantos rumores que corrían por todos lados de que Deanna y Harry habían sido más que amigos en alguna oportunidad. Pero si Harry tenía sentimientos por ella ¿Por qué había insistido tanto en que se casaran? Había cosas que no encajaban, pero Daniel
Susan seguía totalmente desencajada y triste por Harry. Daniel se desplomó en su sillón tomándose la cara con las manos, como se hubiese peleado una batalla.- Dios mío… Harry –- ¿Qué voy a hacer, Susan? No sé cómo podremos convivir como hermanos después de esto… ¡Es un mocoso cobarde! ¡Sabía, lo sabía! Sabía que estaba enamorado de Deanna –- Daniel, él ya no puede hacer nada con respecto a su cariño por tu esposa, está casado ahora y sé que no se atreverá a dañar a Laura –- “Cariño por mi esposa” … Deberé presenciarlo cada vez que la mire. Sabes como soy, Susan, no podré tolerarlo –- Pues tendrás que hacer un esfuerzo sobrehumano porque sigue siendo tu hermano y con el tiempo las cosas cambiaran. Cuando nazca su hijo se olvidará de todo –- Créeme que no esperaba desarrollar sentimientos por ella, desde que la conocí es en todo lo que pienso… -- Me di cuenta antes que tú mismo, Daniel… -- Es mucho más joven… -- Eso no tiene nada que ver, hermano. Ella te miraba de la misma man
El viernes por la tarde Deanna se encontró con ellos luego de la escuela. Por primera vez salían los cinco juntos a la vista de todos, el hecho de que la vieran con sus hijos era evidencia suficiente para demostrar que eran una familia y que era su esposa. Lo primero que buscaron fue un regalo para Camila y luego pasearon por el lugar mirando vidrieras y comprando cosas que los niños querían. Deanna le eligió unas corbatas y él por fin aprobó un vestido para el cumpleaños. Jonathan caminaba junto a sus hermanos, maravillado y contento. No tenían muchas salidas como esa. -No se alejen demasiado – Les advertía Deanna. Daniel no recordaba cuando fue la última vez que había disfrutado tanto un paseo en familia, quizá cuando Emily aún vivía. Más los observaba, más se enamoraba. Ella abrió su corazón a sus tres hijos sin segundas intenciones, sin intentar utilizarlos para ablandarlo o convencerlo. Por un momento imaginó como sería un hijo de Deanna, pero descartó de inmediato la idea… po