Lisa Marie no había comido nada en prácticamente lo que iba de día, no había palabras, breves oraciones de aliento, ni alguna idea que la hiciera que recobrara la esperanza. Yo la abrazaba e intentaba que hablara conmigo, pero ella solo lloraba como si el mundo se hubiese acabado. Me había quedado con ella abrazándola durante toda la noche mientras escuchaba como ella lloraba. Ella no podía ni hablar, mientras yo acariciaba las mejillas, lloraba de forma callada o quizás ya no le habían quedado lágrimas de todo lo que había experimentado en los últimas horas. Se había quedado rendida, dormida, exhausta mientras yo me quede despierto, con insomnio, dándole vueltas a mi cabeza, pensando en qué hacer. Temía dormirme y que ella me necesitara, así que no pegué un ojo. Yo acariciaba su cabello, intentaba que comiera y le infundía motivación de que esta situación se podía cambiar, de que yo me iba a encargar de averiguar qué demonios había sucedido, de que había esperanzas y de que ella
Había pocas cosas que me habían enseñado mi padre que eran de real utilidad. Me había enseñado a ser ambicioso, a imponerme sobre los demás, a tomar iniciativa, a aprender cada vez más y más. Pero también me había dicho que si habíamos metido la pata, si habíamos cometido un gran error, si teníamos que enfrentar algo que no nos gustaba hacer, y que ocurría muchas veces en la vida... teníamos que dar la cara. Él al menos me lo decía en el terreno de la medicina, todos cometemos errores, pero era importante reconocerlos y evitarlos. Pero para mí ese consejo se aplicaba para todo, en cualquier aspecto de nuestras vidas. Aunque él, precisamente, no se hiciera cargo de sus errores. Eliot me ha dicho mil veces que no era mi culpa. Que Hans había llevado este odio irracional, esta oposición sin sentido a mi matrimonio a unos niveles imposibles. Había el tema del dinero y la herencia, pero para él era una cuestión de orgullo, tenía que decirme qué hacer, quería controlarme, tenía todo que t
Yo me sentía sin fuerzas y como si hubiese caído una pesada manta sobre mí que me impedía moverme. Sabía que me estaba comportando de la manera más irracional posible, esta no era yo, yo había pasado tantas cosas en mi vida, y jamás me había quedado así. Cuando había muerto mi abuela, yo estaba preparando un funeral y estaba atendiendo todas las personas que me dieron el pésame, me enfrasqué en el trabajo para distraerme. Cuando me enfermé, tuve mis etapas oscuras, pero yo siempre volví a levantarme, una y otra vez. Entonces... ¿Por qué esta vez iba a ser distinta? No solamente porque siempre había una oportunidad, siempre había algo por hacer, decía mi abuela. Lo único que no tiene solución es la muerte, solía mencionar ella. Yo estaba viva, y además no estaba sola. Mara había venido ya varias veces a hablar conmigo, inclusive Emilia Pascal también. Pero era Oliver quien más me cuidaba, me consolaba y me abrazaba, y quizás él creía que yo no me daba cuenta, pero sabía que se qued
James estaba apoyándose de la pared aun quejándose del dolor de mi golpe ¿Cómo era posible que además de todas las cosas que me había hecho... ? ¿Aún se atrevía a maltratarme físicamente? Jamás había llegado a esos extremos, pero, a veces, del maltrato emocional y verbal al físico es solo un paso, así que francamente no sé por qué me extrañaba. Por supuesto que aparecía Perla, con sus aires de diva, como si ella fuera la reina del lugar. Esta gente pareciera que se la pasara vigilándome, siempre cerca de mí, pendiente de obtener algo de mí. La cara que colocaba cuando me veía muy cerca de James, como si yo lo estuviera buscando y embaucando... me sacaba de quicio, o quizás es que ya yo había llegado a mi punto límite, un momento de mi vida en que no estaba dispuesta a aguantar más tonterías y porquerías. —¿Qué haces con mi prometido?— me decía ella con horror. —¿Tu prometido? James continúa siguiéndome, buscándome ya desde hace semanas. Me ha perseguido en el departamento, en m
Era increíble que por fin habíamos dado con Jonah. Ese desgraciado parecía haberse esfumado de la faz de la tierra y aquí estaba. Todos gracias a Mara y sus investigadores. —¿Qué tenemos?— le pregunto yo directamente al oficial Alem. Mara, y el investigador me acompañaban. —Como saben, su hermanastro fue encontrado en un bar peleando, se llamó a la policía y va a quedar 48 horas aquí bajo custodia. La idea es que utilicemos esas horas para buscar más información y otros cargos que les podemos adjuntar y así poder retenerlo por mucho más tiempo— esa rata. Es como una plaga Jonah, peor al menos, por ahora es una plaga entre rejas.—¿Solo 48 horas?— yo preguntaba y el oficial asentía —Es muy poco tiempo— decía yo preocupado. Es increíble que esta sabandija estuviera libre en dos días. Parecía que el mundo era ahora así, los malos libres, los buenos, con miedo. —Solo tenemos que encontrar una causa probable, Oliver... solo con eso nos daría tiempo de investigar más. Creo que podremos l
—¡Esto es mentira! ¡Estoy seguro de que mi hermano está detrás de esto! ¡Él siempre tuvo envidia de mí y de que yo le importara más a nuestra familia, que él, siempre ha sido un creído! ¡Siempre ha buscado hacerme la vida imposible! ¡Todos están en mi contra! ¡Pregúntenle a mi padre el doctor Wagner!— gritaba Jonah en el video. Como siempre, mi hermano no asumía su culpa, sin mencionar que buscaba que mi padre resolviera todos sus enredos. Por supuesto que Jonah lo negó todo, eso y más. Cuando el oficial preguntó sobre el secuestro de Lisa, básicamente nos echó la culpa ¡Caradura! Como si mi esposa se hubiese largado a saber qué cosa. Menos mal no lo vi cara a cara porque era desesperante. Pero el objetivo era que esté en la cárcel, lejos de nosotros. Y si con eso lograba que mi padre se diera cuenta de la escoria que es, mejor. Pero no me hacía tantas ilusiones. Amablemente, el oficial Alem nos había compartido la grabación, aquí mismo en su oficina. Mi padre la veía con los ojos
—Todo es realmente fantástico, Mara. ¡No puedo creer que han pasado un par de semanas desde que Eliot se te propuso y ya tienes tantas cosas adelantadas!— le digo a ella mientras salimos de nuestra reunión con la organizadora de bodas.Después de todo lo que había pasado con la adopción y la incertidumbre que aún existía con Jonah, a quién se había logrado mantener en prisión preventiva por lo menos por una semana más, dedicaba parte de mi tiempo a ayudar a mi amiga con los preparativos de la boda. Para mí era como un sueño hecho realidad, hacía mi día más feliz pensar en un momento tan importante en la vida de mi mejor amiga. — Debo reconocer que no lo hubiese podido hacer sin ti y sin mi madre. Sabes que me encanta que las cosas estén perfectas, siempre es lo mejor para un momento tan importante y único, ¡porque no me imagino estar con otro hombre que no sea con mi fabuloso escocés!— decía ella alegre.Mi amiga tenía un excelente gusto y sabía exactamente que quería para la boda. G
Le había dicho exactamente porque lo pensaba, porque lo sentía y ella merecía saberlo. Había jurado dar todo por ella. Lisa era mi familia y la amaba, la amaba con locura. No le decía mi amor y liebling, porque sí. Para mí no era un decir. No era un hombre de palabras cariñosas, yo aún no creía ser ese hombre que ella describía, pero créanme que lucharía por serlo. Por ser esa persona en quien ella confía. Las palabras de mi esposa eran perfectas, era todo lo que yo necesitaba. Si no lo hubiese dicho devuelta, tampoco importaba. Yo era completamente feliz en decírselo, era un paso tan importante para mí que no podía empezar a escribirlo. Nos amábamos, nos habíamos casado por interés y por beneficio mutuo, y aquí estábamos, ella sentada sobre mí, abriéndose para mí, besándome, colocando su cuerpo a mi disposición, y por todos los cielos, la deseaba con locura. Desde que la había visto venir hacia mí, mi mente oscura se había llenado de los más impronunciables pensamientos. Querí