Hola hola! El presente y el pasado de Oliver y Lisa se van mezclando Iremos conociendo más Bso Kika
—¡Realmente eras un niño extremadamente adorable! Y tu mamá era increíblemente hermosa. Sin duda la belleza de los Rosenthal ha bendecido a tu familia— dice ella con dulzura. Estoy realmente asombrado del tiempo que ella ha tomado, simplemente sentándose aquí conmigo a ver las fotos de mi infancia. Es evidente que tengo buenos recuerdos como todos, quizás aunque algunos no sean tan memorables o felices. Sin embargo, a los ojos de mi esposa, ella no parece ver nada más... ella simplemente me ve a mí, observa mis posturas y supone mis intenciones y mis ánimos. Aprecia la sonrisa de mi madre y pequeños detalles como la forma en que me sujetaba o cómo me observaba cuando caminaba cerca de ella. A los ojos de Lisa mi historia parece tan diferente y yo estoy francamente deleitado. Si, sin duda, mi madre hubiese adorado mi elección de esposa, aunque… las razones no hubiesen sido las correctas. ¿Qué posibilidades tenía de salir yo tan favorecido en un matrimonio por contrato? Terminamos
Poco a poco Oliver me está mostrando no solamente el maravilloso hombre que era, sino lo fantástico que nuestro matrimonio podría ser. Un matrimonio de verdad, no una farsa entre dos personas que parecen frías y solo estaban unidas por un objetivo. Yo ya sabía que él era un hombre realmente fantástico, me lo había demostrado, casi sin querer, casi sin proponérselo, casi sin poder evitarlo. Ya había empezado a caer poco a poco. Cada vez más quería estar con él, y mis dudas se disipaban. Mara me decía que me escuchaba maravillosamente bien cada vez que hablaba con ella por teléfono, y que en las fotos me veía tremendamente feliz. Pues sí, mi vida era como una luna de miel.Viajaba y conocía Alemania intentando alejar todas mis preocupaciones, tenía un hombre absolutamente devoto a mí, que inclusive había dejado su importante trabajo simplemente para intentar calmarme y distraerme. Me había enseñado su mundo, su pasado y quería que yo fuese el futuro. Mi única duda restaba en sí él re
Esta vez particularmente me había gustado mucho estar en mi país, en mi ciudad. Por primera vez no me había sentido extraño y ajeno, sino que creo que había logrado estar un poco más en paz con mi pasado y conmigo mismo. Sin embargo, también estaba feliz de irme y continuar nuestro paseo por Europa. Especialmente porque Lisa estaba empezando a hacer preguntas queriendo averiguar más sobre el pasado de mi familia... y había cosas que yo todavía no estaba preparado para contarle. De casualidad las había superado yo. Así que realmente me sentí muy contento cuando nos dirigimos a París. Lisa se veía muy risueña, entusiasmada y contenta de visitar la ciudad del amor. Yo francamente no había escatimado en lujos y detalles, así que había alquilado un departamento en la mejor zona del Barrio de Le Marais, que estaba cerca a los mejores lugares turísticos, así como rodeados de café y calles animadas. Mi intención era llevarla a conocer la ciudad y hacerla casi una parisina en pocos días. Y
Europa había sido más de lo que podía haber imaginado, y era gracias a él. Nunca había soñado ni siquiera algo así, era como la mejor luna de miel posible. Oliver me paseaba por los lugares más hermosos, se empeñaba en comprarme joyas y ropa, y nuestras maletas iban en aumento. Solo quería complacerme y hacerme feliz.Cuando lo único que yo necesitaba era caminar con él de la mano, hablar en un pequeño café cerca de un puente y abrazarlos por las noches, mientras hacíamos el amor de forma apasionada. Si yo pudiera quedar embarazada, créanme que ya lo estuviera hace tiempo. Habíamos paseado por España, Inglaterra, Bélgica y Francia… y yo desearía que mi vida fuera siempre esto. Igualmente, yo sabía que los días de estas maravillosas vacaciones se iban a ir acabando poco a poco, y ya faltaba cada vez menos para nuestro regreso. Era consciente de que nos iban a esperar muchas cosas: Jonah y su búsqueda aun sin frutos, un suegro que me odiaba, un ex que me perseguía, una excompañera de t
— Cuéntame… ¿Cómo te sientes? ¿Estás feliz?— me pregunta mientras se acerca, abrazándome desde atrás, susurrándome con delicia, mientras apoya su cara en mi hombro, la punta de su nariz, produciendo sensaciones exquisitas en mi piel. Estoy cerca de nuestro clóset acomodando alguna de la ropa que trajimos.— Pues obviamente extraño todas las ciudades que visitamos, las vistas, la comida...— — Las camas...— añade él de forma maliciosa y yo me río. — Esas también— — Claro, que no fueron solo en las camas en donde hicimos... toda variedad de cosas— dice succionando suavemente mi cuello y me hace temblar. Sí que no fueron los únicos lugares, vaya que no. Me había atrevido a hacer cosas que nunca había hecho en lugares que ni había imaginado. Una vez que él tomó confianza de que yo estaba bien... había sido imparable. Mi esposo parecía no tener límites. Esa idea hacía que una exquisita sensación me recorriera de pies a cabeza.— Puedo decir sin duda que jamás lo olvidaré... gracias mi
—¿Y crees que Hans haga algo? Es decir... ¿Qué podría hacer? Realmente no puede interferir en el testamento— me decía Eliot. Yo estaba caminando de un lado a otro en su oficina, de tal manera que estaba a punto de abrir una canal en medio de su despacho. —El testamento, el testamento, el testamento... es lo único que a él le importa. Como si hubiese luchado por obtener ese dinero, cuando lo único que hizo fue embaucar a mi madre. Confieso que me preocupa más el daño que ya han hecho sus palabras. Lisa escuchó absolutamente todo y fue espantoso— le digo y mi amigo se tapa la cara con las manos. —Ni me lo tienes que decir. Yo ya pensaba que tu padre era realmente un problema, pero ahora... debo decir que, o ha perdido completamente la cabeza o está absolutamente obsesionado. Sin contar que ha sido una falta completa de respeto, ética y cualquier otro principio sensato para un médico de su calibre— yo me siento en su oficina básicamente derrotado. —Tuve que calmar a Lisa por horas, se
— Mi vida tienes que prometerme, no hacer nada loco así... nos puede traer muchos problemas— le digo a mi esposo mientras nos preparamos para una cena en casa de los Pascals. Falta un par de semanas para que comiencen las fiestas navideñas y los Pascals parecen tomárselo muy en serio.Va a ser mi primer evento luego de todo lo ocurrido y de nuestro viaje. Debía decir que estaba tan nerviosa como emocionada. Lo que había pasado en los últimos días había sido una locura, y ya básicamente me conformaba con tener una noche de hablar de cosas médicas y otros temas con gente que por lo menos nos apreciaba y nos quería juntos.Las palabras de Hans rebotaban en mi cabeza con dolor. No solo no había sido bien recibida en la familia, sino que además de eso,
Francamente, no entendía nada de lo que estaba sucediendo. Como por arte de magia aparecía de nuevo esa mujer. Esa mujer hermosa, llamativa y elegante, viéndose como si dominara el lugar. Lucía espléndida con un vestido negro de encajes, marcando toda su silueta esbelta, zapatos altos y sonrisa de millón de dólares. Y no venía sola, sino que aparecía tomándole el brazo, casi de forma insistente, a Hans, mi suegro, que no parecía del todo contento, pero que igual seguía manteniendo su mano en su brazo. Como si eso no fuera poco, lo que realmente me molestaba, era la mirada que le daba a mi esposo. No parecía ser mentira lo que acababa de manifestar, realmente ella lo conocía, no sé hasta qué punto, pero un sentimiento dentro de mi estómago me hacía sospechar que lo conocía muy bien. Y ella me da una mirada como si estuviéramos en una lucha silenciosa que no me agradaba en lo absoluto. Al parecer nadie realmente la conocía a ella, y Hans no daba la impresión de mover un solo dedo po