Esta vez particularmente me había gustado mucho estar en mi país, en mi ciudad. Por primera vez no me había sentido extraño y ajeno, sino que creo que había logrado estar un poco más en paz con mi pasado y conmigo mismo. Sin embargo, también estaba feliz de irme y continuar nuestro paseo por Europa. Especialmente porque Lisa estaba empezando a hacer preguntas queriendo averiguar más sobre el pasado de mi familia... y había cosas que yo todavía no estaba preparado para contarle. De casualidad las había superado yo. Así que realmente me sentí muy contento cuando nos dirigimos a París. Lisa se veía muy risueña, entusiasmada y contenta de visitar la ciudad del amor. Yo francamente no había escatimado en lujos y detalles, así que había alquilado un departamento en la mejor zona del Barrio de Le Marais, que estaba cerca a los mejores lugares turísticos, así como rodeados de café y calles animadas. Mi intención era llevarla a conocer la ciudad y hacerla casi una parisina en pocos días. Y
Europa había sido más de lo que podía haber imaginado, y era gracias a él. Nunca había soñado ni siquiera algo así, era como la mejor luna de miel posible. Oliver me paseaba por los lugares más hermosos, se empeñaba en comprarme joyas y ropa, y nuestras maletas iban en aumento. Solo quería complacerme y hacerme feliz.Cuando lo único que yo necesitaba era caminar con él de la mano, hablar en un pequeño café cerca de un puente y abrazarlos por las noches, mientras hacíamos el amor de forma apasionada. Si yo pudiera quedar embarazada, créanme que ya lo estuviera hace tiempo. Habíamos paseado por España, Inglaterra, Bélgica y Francia… y yo desearía que mi vida fuera siempre esto. Igualmente, yo sabía que los días de estas maravillosas vacaciones se iban a ir acabando poco a poco, y ya faltaba cada vez menos para nuestro regreso. Era consciente de que nos iban a esperar muchas cosas: Jonah y su búsqueda aun sin frutos, un suegro que me odiaba, un ex que me perseguía, una excompañera de t
— Cuéntame… ¿Cómo te sientes? ¿Estás feliz?— me pregunta mientras se acerca, abrazándome desde atrás, susurrándome con delicia, mientras apoya su cara en mi hombro, la punta de su nariz, produciendo sensaciones exquisitas en mi piel. Estoy cerca de nuestro clóset acomodando alguna de la ropa que trajimos.— Pues obviamente extraño todas las ciudades que visitamos, las vistas, la comida...— — Las camas...— añade él de forma maliciosa y yo me río. — Esas también— — Claro, que no fueron solo en las camas en donde hicimos... toda variedad de cosas— dice succionando suavemente mi cuello y me hace temblar. Sí que no fueron los únicos lugares, vaya que no. Me había atrevido a hacer cosas que nunca había hecho en lugares que ni había imaginado. Una vez que él tomó confianza de que yo estaba bien... había sido imparable. Mi esposo parecía no tener límites. Esa idea hacía que una exquisita sensación me recorriera de pies a cabeza.— Puedo decir sin duda que jamás lo olvidaré... gracias mi
—¿Y crees que Hans haga algo? Es decir... ¿Qué podría hacer? Realmente no puede interferir en el testamento— me decía Eliot. Yo estaba caminando de un lado a otro en su oficina, de tal manera que estaba a punto de abrir una canal en medio de su despacho. —El testamento, el testamento, el testamento... es lo único que a él le importa. Como si hubiese luchado por obtener ese dinero, cuando lo único que hizo fue embaucar a mi madre. Confieso que me preocupa más el daño que ya han hecho sus palabras. Lisa escuchó absolutamente todo y fue espantoso— le digo y mi amigo se tapa la cara con las manos. —Ni me lo tienes que decir. Yo ya pensaba que tu padre era realmente un problema, pero ahora... debo decir que, o ha perdido completamente la cabeza o está absolutamente obsesionado. Sin contar que ha sido una falta completa de respeto, ética y cualquier otro principio sensato para un médico de su calibre— yo me siento en su oficina básicamente derrotado. —Tuve que calmar a Lisa por horas, se
— Mi vida tienes que prometerme, no hacer nada loco así... nos puede traer muchos problemas— le digo a mi esposo mientras nos preparamos para una cena en casa de los Pascals. Falta un par de semanas para que comiencen las fiestas navideñas y los Pascals parecen tomárselo muy en serio.Va a ser mi primer evento luego de todo lo ocurrido y de nuestro viaje. Debía decir que estaba tan nerviosa como emocionada. Lo que había pasado en los últimos días había sido una locura, y ya básicamente me conformaba con tener una noche de hablar de cosas médicas y otros temas con gente que por lo menos nos apreciaba y nos quería juntos.Las palabras de Hans rebotaban en mi cabeza con dolor. No solo no había sido bien recibida en la familia, sino que además de eso,
Francamente, no entendía nada de lo que estaba sucediendo. Como por arte de magia aparecía de nuevo esa mujer. Esa mujer hermosa, llamativa y elegante, viéndose como si dominara el lugar. Lucía espléndida con un vestido negro de encajes, marcando toda su silueta esbelta, zapatos altos y sonrisa de millón de dólares. Y no venía sola, sino que aparecía tomándole el brazo, casi de forma insistente, a Hans, mi suegro, que no parecía del todo contento, pero que igual seguía manteniendo su mano en su brazo. Como si eso no fuera poco, lo que realmente me molestaba, era la mirada que le daba a mi esposo. No parecía ser mentira lo que acababa de manifestar, realmente ella lo conocía, no sé hasta qué punto, pero un sentimiento dentro de mi estómago me hacía sospechar que lo conocía muy bien. Y ella me da una mirada como si estuviéramos en una lucha silenciosa que no me agradaba en lo absoluto. Al parecer nadie realmente la conocía a ella, y Hans no daba la impresión de mover un solo dedo po
—Hans te estás extralimitando... deja los asuntos de la familia fuera ¿Por qué ventilarlos en público?. Tanto que dices que te preocupa el nombre de la familia, e insistes en dañarnos a todos. Ya te lo dije la adopción es una decisión mía y de Lisa, Y tú eres el único que lo ve como algo malo, como te habrás dado cuenta— escucho decir a mi esposo a unos pasos, mientras habla casi murmurando con su padre. —Entonces empieza tú a respetar a tu familia y a comportarte como se debe. Deja las locuras de no tener un hijo como dios manda, de acabar con la poca dignidad que le queda a esta familia— responde. Se había agitado y se enrojece la cara, pareciera que le va a dar algo, y Oliver lo lleva hasta una silla y un mesero le trae agua. Yo me acerco con preocupación, pero no parece ser la mejor idea. —Oliver ¿quieres que llame a alguien o...?— pregunto, pero Hans no me deja ni terminar. —Lo qué quieres que te vayas de la familia y no dejes en paz, tu presencia no hace ningun bien a ningú
Me quedé perpleja y la verdad es que ni sabía por qué, era obvio que dentro de mí lo sentía que era exactamente eso lo que había sucedido. Pero con todo y eso me afectaba, no importa lo obvio que era. Lo que me dolía era los secretos, así como... también tenía celos, no había necesidad ni siquiera de negarlo, era más que obvio. Flavia era una mujer desagradable, pero bella y sin duda poderosa, con conexiones, y que lo conocía a él desde hace varios años, eso era evidente y no había necesidad tampoco de hacerme la ciega a ello. Pero creo que lo que más me molestaba era que él pudiera tener algo con ella. Porque Flavia podía tener todas esas cosas, pero no era una mujer de bien. Yo no era una mujer despampanante y hermosa como ella, tampoco lo conocía a él ni medianamente bien...¡ si estábamos casados simplemente por pura casualidad y por un contrato! Tampoco tenía conexiones, ni era una clase alta, como seguramente de eso ella se jactaba así como mi suegro. Pero era una buena person