Franchesca: Su corazón se detuvo de manera abrupta en un solo latido, mientras contemplaba con perpetuo horror el cadáver de Simon. Destrozado era decir muy poco al respecto. Max simplemente parecía haber saciado por completo su deseo de violencia contra el. Lentamente, la bella chica de cabello dorado comprendio por que aquel demonio habia estado tan tranquilo aquel dia. El motivo era muy simple, estaba agotado, extasiado. Todo ese deseo de violencia habia sido drenado de la manera mas espantosa posible. Franchesca trago duro, sintiendo como todo su cuerpo se sacudia ante el temblor involuntario del miedo. Era miedo, una emoción tan primitiva que la mantenía anclada en el mundo real. En ese mundo, en esa realidad tan lugubre y rigida. Ella parpadeo un par de veces, intentando apartar las lagrimas que llegaban al encuentro de sus ojos, pero fue inútil, mas pronto que tarde, estas comenzaron a deslizarse por sus mejillas afiladas, con un único y fiel destino, el final de su menton.
Bianca: La bella mujer de cabello oscuro estaba incosciente sobre la arena, con su hermoso vestido de novia totalmente arruinado y el cuerpo lleno de raspones. Estaba lastimada, pero seguía con vida. Sin embargo, cuando Alexander abrió los ojos a su lado, el miedo, el pánico y la desesperación se apoderaron de el, puesto que la primera impresión que sintió fue la de haber perdido al amor de su vida. Bianca estaba hinerte en el piso, totalmente helada y palida. El millonario se apresuro a inclinarse sobre ella, en busca de prestarle los primeros auxilios. —Por favor, no, esto no puede ser real—dijo Alexander sobre ella, aferrándose a los retazos arruinados de su vestido blanco—. Esto es una m*****a pesadilla Lentamente, como si el mismísimo millonario la estuviera invocando, ella abrió los ojos, observándolo con perplejidad. Nunca, jamás, alguien habia llorado por ella. Menos aun un hombre. Los hombres, en general, solían utilizarla para saciar sus placeres mas oscuros y luego
Los ojos del millonario brillaron de un modo especial y particular, mientras exponía una cálida sonrisa hacia la bella prostituta.Con movimientos suaves, lentos y delicados, la dama de cabello oscuro comenzó a quitarse la rompa que la cubrían, igual que una flor se deshace de sus pétalos antes de caer al suelo marchita.Expectante, con el corazón enardecido en un tormentoso latir, Alexander contemplaba fascinado los rasgos de aquella hermosa mujer. Su esposa, su pareja. El debió repetir aquellas palabras una y otra y otra vez, incontable numero de veces, para comprender que era real. Que aquello en verdad estaba ocurriendo.Bianca, era su esposa. La mujer con la que había soñado hasta el cansancio era real, era su esposa, su pareja y compañera de vida.Por mentira, y a base de calumnias, pero el podía dar vuelta la situación, podía enderezar las ficha
La mandíbula de Daniel estaba tan tensa que sus musculos parecian a punto de estallar. Habia estado nervioso, verdaderamente nervioso durante todo el maldito dia, desde el momento en que se entero que el helicóptero de Alexander y Bianca habia sufrido un accidente. Su paradero era totalmente desconocido. Daniel paso una mano por su cabellera castaña, mientras cerraba los ojos durante algunos segundos, intentando inhalar el poco oxigeno que sus pulmones parecian se capaces de soportar. —Van a estar bien—suspiro Franchesca a unos pasos de el, con la mirada clavada en la televisión. Al oir aquella voz tan sonoramente alegre y calmada, la rabia inundo las venas del hombre, quien abrió sus ojos de manera abrupta, destellando un odio poco humano, el cual se precipito a la bella chica de cabello dorado. —Explicame, Franchesca, ¿Cuántas posibilidades en el mundo existen de sobrevivir a un accidente aéreo?—gruño el hombre con los labios apretados y los musculos tensos, mientras observaba a
El cuerpo desnudo de Bianca se envolvía alrededor del cuerpo del millonario, la calidez de uno lograba combatir el frio que el mundo a su alrededor buscaba imponer.Cuando Alexander finalmente abrió los ojos, se encontro en el mismísimo paraíso. Bianca en sus brazos, con el anillon de bodas en su dedo, descansando sobre su pecho.Aquello era mágico, soñado y muchas veces imaginado.El millonario beso la frente de su amada, para luego bajar con pereza hacia su mejilla labios y buello, lentamente la hermosa prostitua comenzó a sacudirse entre sus brazos, mientras una suave sonrisa risueña se posaba en sus labios.—Buenos días, esposa—susurro el millonario, disfrutando demasiado el pronunciar aquellas palabras, sintiendo su dulce sabor serpenteando en sus labios.Bianca abrió los ojos, posándolos en su rostro de manera gen
Franchesca:Ella abrió los ojos, encontrándose envuelta entre los fuertes brazos de Daniel. Al instante, se arrepintió de lo que habia hecho.Con movimientos suaves y delicados, ella comenzó a apartarse del contacto del hermoso hombre a su lado, buscando la manera de escapar antes de que este se despertara totalmente.Sin embargo, aquello era imposible, Dan ya estaba despierto y era consciente de los movimientos suaves de ella y sus intenciones.—¿Te escaparas a urtadillas como un ladron?—canturreo el con calma y media sonrisa risueña aflorando en sus labios.Franchesca se puso tensa volviéndose hacia el hombre que la sostenia entre sus brazos con los ojos aun cerrados, negándose a abrirlos ante un nuevo dia.—Yo… tengo cosas que hacer—mintió ella con cierto nerviosismo, pero sin mover un solo centi
Franchesca estaba verdaderamente nerviosa, ella caminaba por el corredor de la oficina con su respiración irregular, mientras su mente divagaba en miles de posibilidades difíciles de afrontar y casi imposibles. Los síntomas de su embarazo eran cada vez mas evidentes, las nauseas y el mareo resultaban inquietantemente perturbadoras y difíciles de controlar, en especial cuando se trataba de ocultarlos durante una reunión importante.Aun no le habia revelado el secreto a nadie, ni a su padre ni a nadie mas aparte de Daniel. Max lo sabia por ser el coautor de aquel desastre, pero no habia cruzado una sola palabra al respecto desde que se entero de su estado.—¿Le parece correcto señorita?—dijo uno de los hombres de traje con la mirada enfilada en su dirección.Franchesca trago duro, mientras parpadeaba reiteradas veces, algo incomoda y perdida en la conversación. No habia estado prestando atención desde hacia alrededor de una hora, las nauseas la obligaban a enfocarse en algo mas.En una
Los labios de Franchesca estaban apretados en una fina línea blanquecina que dejaba en evidencia su creciente estado de odio y desprecio hacia aquel hombre de pie ante ella. Sin embargo, por el rabillo de su mirada pudo percatarse de algo poco común, algo que realmente no esperaba.Alli, unos pasos alejados de ella se encontraba Daniel, medio escondido entre unas columnas. Sus miradas nunca se cruzaron, no llegaron a hacerlo, puesto que el hermoso hombre de sonrisas fáciles ahora se marchaba a gran velocidad, dando zancadas.Franchesca fruncio ligeramente el ceño, no entendia el motivo de su fugaz retirada, hasta que lo vio arrojar un ramo de flores amarillas a la basura.En ese preciso instante, ella comprendio lo que estaba ocurriendo allí, la mierda en la que estaba metida.Max, muy cerca de ella, capto la desesperación en la mirada de la hermosa dama casi al instante, notando aquel abrupto cambio en su sentir.—¿Qué miras?—gruño el mientras desviaba su mirada por encima del hombro