Capítulo 59:

—Bianca—susurro Alexander, mientras dejaba la rosa a un lado y la rodeaba con los brazos de manera instintiva, atrayéndola hacia su pecho.

Aquello era una especie de consuelo. Como si el millonario fuera capaz de protegerla con su propio cuerpo del mundo que los rodeaba. Como si acaso eso fuera suficiente. Una especie de escudo humano creado con su propio cuerpo.

Un refugio seguro para ella.

Pero no fue suficiente. El daño ya estaba hecho, y no fue Alexander el responsable de todo ese dolor. Aunque este no lo creyera de ese modo.

—Lo lamento, Alec—susurro ella, aferrándose con mayor fuerza a sus brazos, mientras aspiraba su aroma.

Como si fuera una especie de droga, el aroma de su piel y cuerpo, impregnado en su ropa, logro calmar un poco la angustia del corazón de la bella prostituta, mientras tragaba duro, pero no se atrevia a alejarlo de ella, de su cuerpo.

—No te disculpes, Bianca—respondio el, mientras acariciaba con calma y dulce ternura su cabellera oscura sedosa—. Podemos posp
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