Franchesca estaba fuera de si. La música, las luces, el humo y el roce constante de los cuerpos de las personas a su alrededor tenian un efecto extraño en ella. Como si sacaran una parte que la bella dama mantenía oculta muy dentro en su interior. Una parte oscura, vil y desesperada. Una que se alimentaba de eso, de aquella decadencia que algunos llamaban estilo de vida.Pero a Franchesca no le importaba nada. No mientras la música siguiera sonando y los cuerpos se mecieran a su alrededor. No mientras la bebida de alcohol barato siguiera deslizándose por su garganta en compañía de pastillas y otras toxinas.Todo era en exceso. Su vida siempre habia estado acompañada de lujos y excesos, desde el momento en que llego al mundo. Pero de cierta forma, de alguna manera muy extraña y particular, sus excesos habían sido medidos y controlados. En su casa ella era la princesa, la bella y dulce princesa atrapada en el castillo que obvedecia las tiránicas ordenes del monarca, su padre.Pero ahor
Tres años atrás: Bianca Bianca habia dado vueltas alrededor de distintos tipos de amor. Algunos crueles y tiránicos, otros desesperados. Algunos eran la confusión misma del amor que se mezclava con el deseo de la intimidad. Ella lo habia experimentado todo a su corta edad. O al menos creía haberlo experimentado todo. Hasta que Jack llego a su vida. Aquel hombre con sus sonrisas calidas, su sencillez y la capacidad de reírse en los momentos mas crueles, la habia conquistado por completo, robando su corazón. Pero para desgracia, al mundo parece no agradarle demasiado los finales felices. Una tarde, mientras ellos se despedían, tuvieron la imprudencia de besarse en los labios, confiados de que nadie los estaba observando. Sin embargo, la mirada de Arrobin habia estado posada justo en ese lugar, resguardado por la sospecha y duda. Desde que Bianca habia comenzado a disminuir su rendimiento con los clientes, Arrobin comenzó a centrar su atención en ella. Era normal que las prostituta
Franchesca: La bella reina de la noche jamás habia tenido miedo. No uno real. No como este que ahora la abordaba de manera sorpresiva, deteniendo su respiración al mismo tiempo que endurecia los musculos de todo su cuerpo. Sus instintos gritaban, suplicaban en agonia para que ella se marchara, para que se fuera de ese maldito lugar. Correr, gritar, hacer cualquier m*****a cosa para defender su m*****a existencia. Mil veces habia fantaseado con defenderse en una situación semejante, siempre habia delirado con los golpes que daría a su agresor, con la violencia con la que lo destrozaría, golpe a golpe. Pero ahora, en el momento de la verdad, su cuerpo no respondia a las ordenes silenciosas de su cerebro. Su cuerpo operaba como una maquina, por voluntad propia. Sus instintos estaban dopados, bajo el efecto del terror. Un terror que lo corrompia todo. Franchesca caminaba, guiada por Max en medio de la oscuridad. El marcaba sus pasos sin alterar su respiración ni movimientos. Conocia c
Alexander: No tenia ninguna palabra. Por primera vez en toda su existencia, Alexander no tenia una sola palabra para decir. Pero esto no era debido a falta de ideas o pensamientos. No, todo lo contrario. Su mente estaba colmada de las mismas, atestada e infectadas. Sentia muchas emociones que jamás lo hubieran llevado a sentirlas de no ser por aquel relato tan vivido y realista que Bianca acababa de desarrollar. Bianca. La bella prostituta estaba ante el, con una mirada vacia, carente de expresión alguna. Su cuerpo se encontraba peculiarmente relajado, como si el peso de todas sus palabras se hubiera finalmente liberado del interior de su alma. Pero habia mas allí. El millonario lo podia ver en la expresión del fondo de sus pupilas muertas. Aun quedaba mas del horror. —Bianca, lo lamento mucho—susurro el con lentitud, lo único que podia hacer en ese preciso instante. Lamentarse, por no haber estado allí para protegerla. Para tomar otra decisión. Pero no tenia la culpa, ciertamen
Tres años atrás: Bianca El hombre que la habia poseido simplemente solto su rostro, con un deleite perverso y casi animal. Bianca se quedo observando a Jack, con su corazón sostenido en un puño doloroso. El hombre que habia amado, el primero y único a la que le habia entregado su corazón, simplemente la observaba en respuesta, con una tristeza destructora. Pero con aquel sentimiento tan simple, llano y común, Bianca no lograba reparar el daño que no solo sentía a lo largo de todo su cuerpo tenso, sino también en su alma destrozada. La confianza se habia desvanecido. El la habia entregado. >>Tiene que haber alguna explicación<< pensó ella con un dolor punzante en su alma. Jack no dijo una sola palabra, ni siquiera se atrevio a mover un musculo, no mientras ella lo miraba de aquel modo. No mientras que Max aun estaba allí. Con calma, el hombre se coloco la camisa, antes de palmear el trasero adolorido de Bianca y salir del cuarto, con el mismo orgullo como si fuera el rey del olimpo
>>Me recuerdas a el<< habia dicho ella, con una sonrisa perfecta que arranco el corazón de Alexander.El millonario se quedo petrificado, sin saber que demonios decirle a ella, que seguía destrozada por un amor perdido. Con un hombre que ya no estaba en ese mundo.Alexander simplemente se quedo allí a su lado, observándola con detenimiento.—¿No diras nada?—pregunto la bella prostituta con delicadeza y suavidad, tragando duro mientras su corazón se aceleraba abruptamente.Hablar… ¿Qué demonios podría llegar a decirle el a esa mujer? Una parte dentro suyo se acababa de derrumbar, junto con la absurda ilusión de poder llegar a conquistarla. Pero no, aquello era una ridiculez simplemente imposible.Ella jamás podría verlo de otro modo que no fuera con los ojos de su antiguo amor perdido, de su primer y único amor.Alexander estaba desesperado, eso era verdad, pero no tanto como para arrodillarse a recoger las migajas de un amor que no le pertenecia.—Yo… no se que decirte, Bianca—admitio
Durante los primeros instantes en que el millonario mantuvo sus ojos abiertos ante la llegada de un nuevo dia, pudo jurar que era el hombre mas feliz del mundo. El estaba en su cama, calentito, mientras que sus brazos se envolvían firmes alrededor del cuerpo de una hermosa mujer. Una mujer por la que su corazón se desgarraba y sanaba en cada latir.Sin embargo, aquella felicidad duro apenas unos instantes, hasta que el recuerdo de todo lo revelado la noche anterior lo invadio.Aquel dia, tendría una reunión de trabajo junto a Max. Junto al maldito idiota de Max.Sin poder evitarlo, sus dientes se apretaron con fuerza, mientras pensaba en aquel hombre y la rabia que sentía ante su solo pensamiento.Algo en su propio cuerpo cambio, se altero, puesto que Bianca se removio entre sus brazos durante algunos instantes, antes de abrir los ojos y mirarlo de manera somnolienta.—Buenos días, guapo—saludo ella, mientras se apartaba algunos centímetros de su contacto para estirar su esbelto cuerp
Alexander se quedo quieto durante algunos minutos, escuchando con suma atención las palabras que Dan decía, sin comprenderlas realmente. Una parte dentro suyo intentaba procesar aquello, mientras que la otra se negaba a aceptarlo. Su mente un vacio oscuro total, igual que el de su alma. —¿Alec…?—volvió a insistir Daniel, con palabras lentas, mientras una ceja se alzaba en su rostro. —Enseguida la llamo.—respondio de manera cortante el millonario, antes de cerrar la puerta frente al rostro de su empleado. En ese preciso instante le importo muy poco la reacción que podría llegar a tener Dan, si se enojaba o no le daba igual. Una palabra, una única m*****a y condenada palabra daba vueltas en su mente, acelerando el latir de su corazón. Novia. NOVIA. Bianca era la novia de Daniel. Los dientes del millonario se apretaron con furia, mientras caminaba a gran velocidad hacia el cuarto. Era increíble como hasta hacia un par de minutos atrás el era increíblemente feliz, Alexander podría f