Alexander se quedo quieto durante algunos minutos, escuchando con suma atención las palabras que Dan decía, sin comprenderlas realmente. Una parte dentro suyo intentaba procesar aquello, mientras que la otra se negaba a aceptarlo. Su mente un vacio oscuro total, igual que el de su alma. —¿Alec…?—volvió a insistir Daniel, con palabras lentas, mientras una ceja se alzaba en su rostro. —Enseguida la llamo.—respondio de manera cortante el millonario, antes de cerrar la puerta frente al rostro de su empleado. En ese preciso instante le importo muy poco la reacción que podría llegar a tener Dan, si se enojaba o no le daba igual. Una palabra, una única m*****a y condenada palabra daba vueltas en su mente, acelerando el latir de su corazón. Novia. NOVIA. Bianca era la novia de Daniel. Los dientes del millonario se apretaron con furia, mientras caminaba a gran velocidad hacia el cuarto. Era increíble como hasta hacia un par de minutos atrás el era increíblemente feliz, Alexander podría f
Los brazos de Alexander la rodearon, mientras el la besaba de forma profunda y desesperada, intentando llegar a ella a través de aquel beso. No solo a sus labios y dejar sus sentidos a flor de piel, sino que el millonario intentaba librar una batalla aun mas difícil y desafiante. Llegar al corazón de Bianca. Un corazón roto, igual que su alma. Destrozado y sanado a si mismo del mejor modo que pudo. Negandose al amor que el mundo tenia para ella. Reforzado en hielo y hierro, impenetrable e imperturbable. El millonario la beso, con ternura y delicadeza, mientras la apretaba entre sus brazos. Sus pechos unidos, al igual que sus corazones. Un solo latir, un solo sentimiento. O al menos eso asumió Alexander. Cuando finalmente el se aparto, sintiendo desesperación por saber si habia logrado llegar hasta ella, hasta la raíz de su corazón endurecido, pudo asegurar con pena que no habia logrado trasgredir la feroz barrera. —Alec, no puedo—dijo ella lentamente, sosteniendo su mirada—¿Acaso
Daniel:Bianca se apresuro a salir de la casa, precipitándose a la entrada principal. Antes de percatarse, ella estaba atravesando el umbral, sintiendo como su corazón latia de manera feroz y brutal.Dan estaba unos metros alejado del recibidor, reclinado contra un pilar mientras fumaba tranquilamente un cigarrillo. Al notar su presencia y percatarse de la expresión de su roostro, el arrojo el cigarro y se aproximo a ella.—Bianca… ¿Qué ocurre?—pregunto el hombre con aquella mirada llena de luz, como si intentara desvanecer las sombras a su alrededor.Pero la bella prostituta apreto los labios. Ni la calidez mas dulce de Dan seria suficiente para calmar el dolor que ella sentía en ese instante.Bianca habia aprendido un par de cosas como acompañante nocturna. Nunca decir la verdad y jamás revelar sus sentimientos o emociones. Ambas cosas la volvía vulnerable ante los demás.Pero aquella mañana, esa maldita mañana, ella habia abierto su maldita bocota y revelo cosas de las que ya estab
Las palabras iban y venían dentro de su mente. Volviendose ajenas y parte de el, de una manera extraña y casi gloriosamente perfecta. Aun asi, Alexander caminaba por los pasillos de su edificio como un zombie. Peor que eso, si se quería pensar. Al menos los zombies de las películas parecian tener un motivo para habitar aquel mundo tan cruel. El millonario, por la sombria y distante expresión de su mirada, parecía no tener motivo alguno. —Alec…—lo llamo Simon, atrayendo su atención, mientras subia al elevador junto con el—¿Qué ocurre? Nada, todo. Esa era la respuesta que el millonario deseaba darle a su hermano. Pero no se atrevio a hacerlo. —Hable con Bianca—susurro el con lentitud. Sintiendo como la mención de aquel nombre se dibujaba dentro suyo semejante a mil puñaladas lascerantes.—.Las cosas no salieron para nada bien. Simon maldijo en voz baja, mientras pasaba la mano por su cabello tintado. Alexander se pregunto en ese preciso instante de cuantos males del mundo se estaría
El miedo era una palabra tan vacia, distante y lejana que no lograba representar ni una pequeña parte de lo que Bianca estaba sintiendo en ese preciso instante. Su respiración se detuvo, al igual que el tiempo a su alrededor, el aire a su alrededor se volvió tan pesado como el plomo, mientras que un sudor frio la empapaba. Como si sufriera un fuerte ataque de fiebra, el mundo a su alrededor parecía desdibujarse mientras una sola cara aparecía en su campo de visión.—Po-r fa-avor—tartamudeo ella con un temblor instintivo y natural recorriendo sus extremidades.Tan primitivo, aquella sensación la habia acompañado desde el momento en que fue concebida, y jamás la habia abandonado. El miedo habia sido mas fiel que muchos hombres en toda su existencia.—¿Estas suplicando?—canturreo Max con un deleite tan perverso, que lograba erradicar la poca belleza que se apoderaba de su ser.Si, ella estaba suplicando por su vida. Aunque sabia con certeza que no le serviría de nada.Una lagrima escurri
Bianca temblaba y sudaba frio, envuelta en una manta. No sabia donde estaba ni quienes estaban a su alrededor, moviéndose con velocidad. Lo único que podia recordar eran los brazos de Max, rodeándola en cada centimetro de su cuerpo. Envolviendola igual que una serpiente envuelve a su victima. La bella prostituta sabia fielmente que Max se habia ido. Luego de tres horas a su alrededor, el se habia cansado. Cuando finalmente logro drenar la ultima gota de energía que aun conservaba, el simplemente se fue. Como si Bianca no fuera nada mas que un trozo de basura inútil. Luego de eso, la realidad a su alrededor se desdibujaba, y no recordaba muy bien lo que habia ocurrido. Solo que Daniel habia llegado hasta ella. Su propia boca articulo palabras que ya habia olvidado, mientras el sonido roto de su voz acompañaba aquel gesto. Un par de minutos después, Dan la habia rodeado con una manta, ayudándola a llegar hasta la cocina. El hombre le hablaba, pero ella no lo entendia, como si ambos m
—No—dijo el millonario con tono firme y aspero. Las palabras salieron de su garganta de manera rasposa y aspera antes de que pudiera notarlo. Simon, un paso a su lado, volvió el rostro hacia su hermano, con cierta luz de esperanza brillando allí. Por otra parte, Daniel simplemente fruncio el ceño, mientras separaba ligeramente los labios. Su corazón latiendo de forma frenética, incapaz de comprender que era lo que estaba ocurriendo. —¿No?—pregunto lentamente el hombre de sonrisas fáciles—. Entonces, piensas hacer las cosas de forma difícil. El tono fue cortante, brutal, algo muy inpropio de Dan. Sin embargo, Alexander no se dejo intimidar por sus palabras afiladas, menos aun por la mirada dura y aspera. Si alguien debia de tener miedo en ese preciso instante era Dan. —No tengo pensado salir de la vida de Bianca—comenzó a decir el millonario con tono frio—. Menos ahora, cuando mas me necesita. —Ella no te necesita—sentencio Dan. —Me llamo a mi, pidió por mi—siseo el millonario c
Bianca jamás se habia detenido a pensar en el tema de su maternidad. Ciertamente, jamás habia tomado enserio aquella posibilidad.Si bien, muchas mujeres en el burdel quedaban embarazadas, todos sus bebes les eran arrebatados al poco tiempo de nacidos.Entonces, ella simplemente no habia tomado realmente aquella posibilidad como una realidad hasta que sospecho de su embarazo… hasta que simplemente creyó que aquello era real.Durante alguna fracción de segundos, ella se habia cuestionado el decirle a Alexander en el momento adecuado. Por algunos instantes, ella se habia permitido imaginar un futuro junto al millonario, uno en el que ambos eran felices y criaban juntos a su pequeño.Pero mas pronto que tarde, los fantasmas de su pasado la abordaron, abrumandola por completo. Aquel futuro que ella se habia permitido idealizar, igual que el humo, se esfumo ante sus ojos.Con tristeza, dolor y pesar, ella comprendio que no habia posibilidad alguna para su futuro. De cierta forma, fue un m