Capítulo 50:

La mirada de Alexander, una vez verde brillante, ahora era oscura y casi depredadora, enfocada totalmente en Bianca. En su rostro, pero principalmente en sus labios carnosos.

El millonario la habia aprisionado contra la cama, sosteniendo sus labios con delicadeza, pero demanda al mismo tiempo, mientras la observaba dde una manera extraña. De un modo en que sus ojos no le pertenecían a el.

—Alec… ¿Estás borracho?—pregunto ella con delacadeza, intentando soltarse de su agarre.

El millonario no estaba ebrio, sino que estaba drogado. Totalmente fuera de si.

—¿Por qué no me amas?—pregunto Alexander, con una expresión totalmente triste en su rostro.

Bianca separo sus labios ligeramente, dispuesta a responder, pero al instante comprendio que no estaba hablando de ella.

O al menos eso asumió la bella prostituta.

—Vuelve a dormir, Alec…—volvió a decir el, acercando su rostro al de ella.

—No… no hasta que me digas el motivo por el cual te niegas a amarme—escupio el con los labrios apretados e
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