—Entonces… ¿La boda será falsa?—pregunto lentamente Franchesca, dedicándole una sensual mirada mientras enfilaba su copa de vino.Alexander sonrio hacia ella, mientras aflojaba el nudo en su corbata. Su rostro estaba algo rojo, ya fuera por el alcohol o la toxina actuando en su cuerpo. Cualquiera fuera el caso, sus ojos verdes comenzaban a oscurecerse lentamente, mientras un brillo algo vidrioso se apoderaba de estos, dándole un aspecto mas rojizo y casi enfermizo.Una parte dentro de Franchesca se odiaba a si misma por hacer eso, por llevar adelante aquella posibilidad.Estaba drogando a Alexander, aquello era simplemente ilegal y estaba mal. Pero estaba acorralada y no encontraba otra opción. Necesitaba eso mas que nada en el mundo.—Si, la boda será totalmente falsa… bueno, al menos en lo que respecta a la pareja y la idea del matrimonio—comenzó a decir el millonario, mientras agitaba la copa entre sus manos con suavidad—. Pero la ceremonia será real.—Entonces… ¿Luego se separaran
Bianca habia regresado agarrada a la cintura de Daniel, con una sonrisa incipiente surcando sus labios carnosos. Habia disfrutado del beso, de las caricias y la dulzura con que aquel hombre la trataba.Sin embargo, no podia dejar de pensar que aquello era un maldito error. La mirada de Alexander seguía surcando su mente, mientras el aterrador pensamiento de que algo malo ocurriría la abrumaba.Aquello era una sensación fantasma. Absurda y sin justificación, mas allá de su maldito pasado. El cual la condenaba.Cuando ellos finalmente habían llegado a la mansión del millonario, ella le ofrecio a Daniel pasar. No porque quisiera continuar con lo que habia comenzado en el bosque, sino porque deseaba pasar un momento mas junto a aquel amable y encantador hombre, en un entorno menos incomodo.Mas allá de las intenciones, la realidad era que Dan resultaba ser un hombre increíble. Su constante emoción por la vida y el mundo que los rodeaba lograba acelerar el corazón de Bianca.Jamas, en toda
La mirada de Alexander, una vez verde brillante, ahora era oscura y casi depredadora, enfocada totalmente en Bianca. En su rostro, pero principalmente en sus labios carnosos.El millonario la habia aprisionado contra la cama, sosteniendo sus labios con delicadeza, pero demanda al mismo tiempo, mientras la observaba dde una manera extraña. De un modo en que sus ojos no le pertenecían a el.—Alec… ¿Estás borracho?—pregunto ella con delacadeza, intentando soltarse de su agarre.El millonario no estaba ebrio, sino que estaba drogado. Totalmente fuera de si.—¿Por qué no me amas?—pregunto Alexander, con una expresión totalmente triste en su rostro.Bianca separo sus labios ligeramente, dispuesta a responder, pero al instante comprendio que no estaba hablando de ella.O al menos eso asumió la bella prostituta.—Vuelve a dormir, Alec…—volvió a decir el, acercando su rostro al de ella.—No… no hasta que me digas el motivo por el cual te niegas a amarme—escupio el con los labrios apretados e
La boca de Bianca se seco, ante aquella mirada ebria que parecía mirar mas allá de ella, de su cuerpo y rostro. Como si fuera capaz de contemplar su mismísima alma en aquellos segundos.La bella prostituta de mirada gris, debió hacer acopio de toda su fuerza de voluntad, recordándose a si misma una y otra vez que aquellas palabras no eran dichas para ella. No eran para Bianca.—Duerme, Alec… por favor—susurro ella con la mirada brillante de emociones que no estaba dispuesta a sacar al mundo.—¿No lo entiendes? No puedo dormir… cada vez que cierro los ojos tu estas ahí—dijo el, inclinándose hacia ella, rozando sus labios con los suyos de manera gentil. Tentadora—. Desde los sueños que habitas, hasta los momentos en que me faltas… eres dueña de mi alma.Todo lo que acababa de decir, era exactamente lo que habia deseado escuchar en toda su vida. Bianca habia soñado solo con oir aquello. Anhelando el momento que sabia que jamás llegaría.Y ahí estaba, debajo del millonario que le profesab
Bianca escucho las palabras de Alexander como si no fueran dichas para ella, como si le pertenecieran a otra persona. Incluso, cuando el millonario tenia su formidable mirada verde clavada en ella con suma atención, inamovible, el corazón de Bianca se negó a aceptar aquello como una posible verdad.No estaba lista ni preparada para aceptarlo. La habían lastimado tantas veces que el amor ya le parecía un cuento fantástico, hermoso, pero un cuento a fin de cuentas.—Te amo, Bianca—incistio Alexander con una sonrisa ebria sobre sus labios, mientras se inclinaba hacia ella, buscando sus labios en busca de consuelo.La bella prostituta le permitió aquel contacto. Ella también lo deseaba. Anhelaba con gran desesperación su amor, sus besos, su afecto. Pero de un modo paradogico, no podia aceptarlo.Para Bianca, el amor era un sueño, un deseo imposible, algo que jamás le competería.El beso del millonario fue suave, dulce, delicado y gentil. Sus labios se deslizaban sobre los de ella con un t
Fue a causa de un aroma desorbitante, que Bianca despertó abruptamente, siendo arrancada de los brazos del sueño cálido que la envolvía con gentileza.Al abrir los ojos, ella se encontraba en la sala, algo adolorida por la incomodidad de su posición, pero con una manta cubriendo su cuerpo.Una que ella no habia llevado a la sala. Aquello, sin lugar a dudas, era obra de Alexander.Con cierta incomodidad y entumecimiento recorriendo su cuerpo, la bella prostituta se puso de pie y salió de la habitacion, guiada por aquel aroma fantasmal que impregnaba el aire de toda la casa.No era una locion de ducha ni un perfume caro, aquello era otra cosa, algo mas. Algo aun mas increíble que una simple y tonta cosa superficial.Sin embargo, solo cuando Bianca atravesó la arcada de la cocina comprendio lo que eso significaba.Alli, de espaldas a ella, con un delantal blanco, se encontraba Alexander.El millonario correteaba entre la isla de mármol oscuro, desplazándose de un lugar a otro en busca d
Todos los nervios, la vergüenza y la ansiedad que Alexander habia sentido aquella mañana, se desvanecia en el olvido, mientras conducia en su vehiculo junto a una alegre Bianca, quien observaba por el vidrio del auto el paisaje de una ciudad radiante, despierta y activa.Aquella parte de la ciudad era acaudalada, lujosa y elitista. Muy diferente de la parte que ella solia frecuentar.Vibrante, radiante y pintoresca, igual que una película hermosa de alguna especie de comedia romántica.—¿Te gusta?—pregunto Alexander, mientras detenia su vehiculo en un parking de una zona poco transitada pero igualmente pintoresca.Bianca se volvió hacia el, con una extraña expresión en su rostro.—Si, es solo que… me resulta extraño ver todo esto—comenzó a decir ella sin descender del vehiculo, mientras hacia un gesto con la cabeza, señalando todo el lugar—. Es como si…—Como si no fuera real—intervino Alexander, aportando palabras para completar la idea que a ella le faltaba.Bianca asintió, con un a
—Alec, eso es espantoso—susurro Bianca entre dientes, inclinándose en su dirección, en el momento justo en que la diseñadora se habia alejado en busca de mas sacos.Alexander estaba junto a ella, con un espantoso traje verde aceituna, según aseguraba la diseñadora. Pero Bianca estaba segura de que aquel color era verde caca de bebe.Y el millonario también estaba de acuerdo con su falsa esposa.—¿No te gusta la chaqueta?—pregunto el alzando una ceja con ademan burlon al espejo.El problema no era la chaqueta, y el lo sabia muy bien.—No me gusta todo el traje—se limito a decir ella haciendo una seña a todo el conjunto—. Pareces un maniquí al que odian mucho.Las fosas nasales del millonario aletearon, mientras hacia todo su esfuerzo por evitar escupir una carcajada en su dirección.Bianca, por su parte, se limito a guiñarle el ojo, mientras se apartaba en busca de algo que les sirviera de modelo para que el millonario encontrara algo mas apropiado. Alexander confio en ella, otra vez,