Alexander:El millonario se obligo a sonreir en respuesta a una broma que Franchesca acababa de decir. No es que sus chistes fueran malos, sino que su mente estaba demasiado lejos de allí como para prestar atención a una sola cosa que saliera de sus labios.—Alexander… ¿Estas aquí conmigo?—pregunto ella con tono delicado, sosteniendo su mirada.El millonario sintió un poco de vergüenza, mientras enderezaba su postura. Ya habían recorrido absolutamente todo el museo y no habia mucho mas que mirar, por lo tanto, la mente de Alexander se habia trasladado de manera inconsciente hacia una mujer.Una mujer que para su desgracia no lo acompañaba.—Si, claro que estoy aquí contigo—se apresuro a decir el, con una sonrisa tirando de sus labios, mientras sentía un deje de vergüenza en su corazón—. Es solo que pensaba en algunas cosas del trabajo.Franchesca asintió, chasqueando la lengua. No era una mujer tonta en lo absoluto, por lo cual fue capaz de notar la absurda mentira que el acababa de c
Las palabras le fallaron, mientras sostenia su mirada con cierrta expectativa.Daniel estaba tan cerca que casi podia sentir el calor de su cuerpo filtrándose hacia el de ella. Nunca habían estado tan cerca el uno del otro, jamás, ni siquiera en la motocicleta parecian estar tan cerca.Durante algunos instantes, Bianca tuvo la feroz convicción de que Dan la besaría, que el acortaría los pocos centímetros que los separaban y reclamaría sus labios con pasión.Pero no lo hizo.Dan jamás lo haría. El no la besaría sin su consentimiento.Aquel hombre acababa de abrir su corazón hacia ella, para ella, de un modo que nunca antes nadie lo habia hecho… a excepción de un hombre que ahora se perdia en sus recuerdos mas dolorosos.—Daniel, yo… no puedo—susurro ella con un hilo de voz, sintiendo como sus palabras quemaban al salir al exterior.—¿Es por Alexander?—pregunto con delicadeza Dan, sosteniendo su mirada con aquella calma tan calida.Si y no. Alexander era uno de los motivos por el cual e
Bianca se quito las botas, mientras sentía como el césped verde y fresco acariciaba sus pies, generándole una agradable sensación cosquillante.A su derecha, unos pasos por detrás, Daniel la seguía con una sonrisa en sus labios, mientras observaba cada uno de sus movimientos con especial atención.—¿Crees que este muy fría?—pregunto Bianca, deteniéndose justo frente al pequeño rio que serpenteaba, bajando por la ladera de la montaña.—Solo hay una forma de saberlo—respondio el hombre sonriente, mientras se aproximaba hacia ella.Sin embargo, Dan paso a su lado, inclinándose lo suficiente como para tocar la superficie acuosa y…—¡Ah!—grito Bianca frenética, retrocediendo un paso hacia el costado, mientras el agua fría la salpicaba.Dan rio con gracia, exponiendo todos y cada uno de sus dientes, mientras volvía a arrojar agua en su dirección. Pero en esta ocasión, la bella prostituta ya esperaba ese nuevo ataque.Bianca se movio justo a tiempo, antes de inclinarse hacia adelante y comen
—Entonces… ¿La boda será falsa?—pregunto lentamente Franchesca, dedicándole una sensual mirada mientras enfilaba su copa de vino.Alexander sonrio hacia ella, mientras aflojaba el nudo en su corbata. Su rostro estaba algo rojo, ya fuera por el alcohol o la toxina actuando en su cuerpo. Cualquiera fuera el caso, sus ojos verdes comenzaban a oscurecerse lentamente, mientras un brillo algo vidrioso se apoderaba de estos, dándole un aspecto mas rojizo y casi enfermizo.Una parte dentro de Franchesca se odiaba a si misma por hacer eso, por llevar adelante aquella posibilidad.Estaba drogando a Alexander, aquello era simplemente ilegal y estaba mal. Pero estaba acorralada y no encontraba otra opción. Necesitaba eso mas que nada en el mundo.—Si, la boda será totalmente falsa… bueno, al menos en lo que respecta a la pareja y la idea del matrimonio—comenzó a decir el millonario, mientras agitaba la copa entre sus manos con suavidad—. Pero la ceremonia será real.—Entonces… ¿Luego se separaran
Bianca habia regresado agarrada a la cintura de Daniel, con una sonrisa incipiente surcando sus labios carnosos. Habia disfrutado del beso, de las caricias y la dulzura con que aquel hombre la trataba.Sin embargo, no podia dejar de pensar que aquello era un maldito error. La mirada de Alexander seguía surcando su mente, mientras el aterrador pensamiento de que algo malo ocurriría la abrumaba.Aquello era una sensación fantasma. Absurda y sin justificación, mas allá de su maldito pasado. El cual la condenaba.Cuando ellos finalmente habían llegado a la mansión del millonario, ella le ofrecio a Daniel pasar. No porque quisiera continuar con lo que habia comenzado en el bosque, sino porque deseaba pasar un momento mas junto a aquel amable y encantador hombre, en un entorno menos incomodo.Mas allá de las intenciones, la realidad era que Dan resultaba ser un hombre increíble. Su constante emoción por la vida y el mundo que los rodeaba lograba acelerar el corazón de Bianca.Jamas, en toda
La mirada de Alexander, una vez verde brillante, ahora era oscura y casi depredadora, enfocada totalmente en Bianca. En su rostro, pero principalmente en sus labios carnosos.El millonario la habia aprisionado contra la cama, sosteniendo sus labios con delicadeza, pero demanda al mismo tiempo, mientras la observaba dde una manera extraña. De un modo en que sus ojos no le pertenecían a el.—Alec… ¿Estás borracho?—pregunto ella con delacadeza, intentando soltarse de su agarre.El millonario no estaba ebrio, sino que estaba drogado. Totalmente fuera de si.—¿Por qué no me amas?—pregunto Alexander, con una expresión totalmente triste en su rostro.Bianca separo sus labios ligeramente, dispuesta a responder, pero al instante comprendio que no estaba hablando de ella.O al menos eso asumió la bella prostituta.—Vuelve a dormir, Alec…—volvió a decir el, acercando su rostro al de ella.—No… no hasta que me digas el motivo por el cual te niegas a amarme—escupio el con los labrios apretados e
La boca de Bianca se seco, ante aquella mirada ebria que parecía mirar mas allá de ella, de su cuerpo y rostro. Como si fuera capaz de contemplar su mismísima alma en aquellos segundos.La bella prostituta de mirada gris, debió hacer acopio de toda su fuerza de voluntad, recordándose a si misma una y otra vez que aquellas palabras no eran dichas para ella. No eran para Bianca.—Duerme, Alec… por favor—susurro ella con la mirada brillante de emociones que no estaba dispuesta a sacar al mundo.—¿No lo entiendes? No puedo dormir… cada vez que cierro los ojos tu estas ahí—dijo el, inclinándose hacia ella, rozando sus labios con los suyos de manera gentil. Tentadora—. Desde los sueños que habitas, hasta los momentos en que me faltas… eres dueña de mi alma.Todo lo que acababa de decir, era exactamente lo que habia deseado escuchar en toda su vida. Bianca habia soñado solo con oir aquello. Anhelando el momento que sabia que jamás llegaría.Y ahí estaba, debajo del millonario que le profesab
Bianca escucho las palabras de Alexander como si no fueran dichas para ella, como si le pertenecieran a otra persona. Incluso, cuando el millonario tenia su formidable mirada verde clavada en ella con suma atención, inamovible, el corazón de Bianca se negó a aceptar aquello como una posible verdad.No estaba lista ni preparada para aceptarlo. La habían lastimado tantas veces que el amor ya le parecía un cuento fantástico, hermoso, pero un cuento a fin de cuentas.—Te amo, Bianca—incistio Alexander con una sonrisa ebria sobre sus labios, mientras se inclinaba hacia ella, buscando sus labios en busca de consuelo.La bella prostituta le permitió aquel contacto. Ella también lo deseaba. Anhelaba con gran desesperación su amor, sus besos, su afecto. Pero de un modo paradogico, no podia aceptarlo.Para Bianca, el amor era un sueño, un deseo imposible, algo que jamás le competería.El beso del millonario fue suave, dulce, delicado y gentil. Sus labios se deslizaban sobre los de ella con un t