Alexander estaba aterrado. Los nervios se lo estaban devorando lentamente mientras luchaba con todas sus fuerzas para sofocar aquellos temblores que sacudían sus manos de manera constante.Su enfoque estaba puesto en el nudo de la corbata. Un nudo que habia realizado incontable cantidad de veces a lo largo de su existencia, pero que en ese preciso instante no tenia la menos idea de como llevarlo adelante.Para su desgracia, Simon estaba en su propia casa, preparándose para acudir al evento. No habían hablado al respecto, pero lo mas seguro era que el se presentaría en el lugar por su cuenta, escoltado por algún acompañante o no, ya que era de su entera decisión.—Por favor—pidió el millonario, mientras mordisqueaba nerviosa su labio inferior.Sin embargo, al fracasar por cuarta vez en intentar realizar el nudo acabo por frustrarse y arrancar el trozo de tela por completo de su cuello.—Pobre corbata ¿Qué problema tienes con ella?—ronroneo Bianca ingresando al cuarto de visitas de Alex
Bianca se obligo a sonreiré a los lobos que la rodeaban. Ella mantuvo la mirada clavada en el frente durante todo el rato en que Alexander llevaba a Franchesca al centro de la pista de baile.Ella apreto su propio corazón, obligándose a no sangrar por amor. Bianca podía soportarlo, tenia que hacerlo. No tenia otra opción mas allá de lograrlo. Aun asi, por mas que buscara fingir lo contrario, verlo al millonario allí, sosteniendo a Franchesca entre sus brazos le resultaba demasiado doloroso.—¿Esta mal pedir que ella tropiece o el la pice?—ronroneo Simon inclinándose hacia adelante, susurrando en el oído de Bianca con cierta diversión.Sin poder evitarlo, la sonrisa en los labios de la bella prostituta se volvió mas real y solida, mientras seguía con suma atención los movimientos del millonario en el centro de la pista de baile.—Creo que le agregaría cierta emoción a la velada—admitio el acompañante de Simon, aproximándose un paso hacia ellos.Aquellas eran las primeras palabras que e
Bianca no habia alcanzado a llegar al baño cuando escucho las palabras de Alexander.Todos allí las habían escuchando en realidad, no habia modo alguno de escapar de aquella voz que resonaba feroz como un trueno en medio de la noche.La bella prostituta se quedo rigida, mientras volvía la mirada ligeramente hacia el lugar donde podía observar al millonario en la lejania. Alexander estaba rigido, con su rostro como la piedra y su mirada verde clavada en su madre.>>Mierda>Respira, tranquilízate Bia
Franchesca azoto la puerta de su habitacion, antes de arrancarse el collar de diamantes y arrojarlo con rabia y furia sobre la cama. Lo siguiente que hizo fue quitarse los aretes del mismo valor y dejarlos sobre el tocador de su cuarto.Era cuestión de tiempo, solo eso antes de que…Mucho mas furiosos que ella, su padre entro a la habitacion.—Padre, puedo explicar…—comenzó a decir ella volviéndose rápidamente en su dirección. Pero fue demasiado tarde.El hombre estampo la palma de su mano contra la suave mejilla de Franchesca. Por el feroz impacto, ella perdió la estabilidad, cayendo sobre el suelo. Algo que a su padre no le agrago en lo mas mínimo.Sin perder un solo segundo, el se inclino y, tomándola por los mechones sueltos de su cabello, la obligo a mantenerse de pie ante el.—Una sola cosa, tenias que hacer Franchesca—comenzó a decir el hombre contra su rostro. La rabia se podía sentir emanando de el. Una clara advertencia del peligro inminente—. Una sola maldita cosa y lo hech
La noche avanzaba a gran velocidad, Bianca medio desnuda descansaba plácidamente junto al millonario; sin embargo, este ultimo se mantenía alerta, muy lejos de lograr hacer las paces con el sueño.Su mente se encontraba verdaderamente perturbada, como solia ocurrirle últimamente con mayor frecuencia. En especial cuando se trabaja de Bianca.Una parte dentro suyo estaba verdaderamente feliz y maravillado, casi extasiado, a fin de cuentas se iba a casar con Bianca. Pero otra parte dentro suyo se mantenía reacio a esa posibilidad, negado a aceptarlo como el único camino para ser feliz.No porque Bianca le desagradara, lo cual no era ni por asomo de esa manera. Tampoco tenia nada que ver con la idea de que no sintiera nada por ella.La realidad era que con tan solo pensar en ella, su corazón se aceleraba de manera considerable, al punto de llegar al limite de su extasis. Amor o deseo, Alexander aun no estaba seguro de cual de los dos sentimientos era el real.La única certeza que manejaba
Alexander abrió los ojos, y pudo jurar que aquella era la primera vez que miraba el mundo realmente.El calor de Bianca a su lado, acurrucada desnuda contra su cuerpo en iguales circunstancias era el cable a tierra que necesitaba para que sus pensamientos volvieran a centrarse en ella y no se dilataran a otras cosas.Durante algunos instantes el contemplo su desnudez, meravillandose de la suavidad de su piel y firmeza de sus musculos, incluso en estado de relajación total. Su cabellera oscura cubria parte de su rostro, sin embargo, dejaba al descubierto parte de su cuello.Uno que Alexander habia disfrutado de besar con pasión la noche anterior… entre otras cosas.>>Por favor, que no este soñando<< se dijo a si mismo el millonario, mientras pasaba una mano por su cabellera revuelta.Como si el universo mismo le quisiera advertir de que aquello era real, el millonario escucho como alguien avanzaba hacia su habitacion con pasos firmes y enérgicos, aunque ciertamente arrastrados. Alexand
—Por favor, solo… dilo de una vez—pidió Alexander, mientras acomodaba su corbata en el reflejo del ascensor.Aquel dia no le tocaba ir a la oficina, sin embargo, habia tomado la decisión de asistir con el fin de alejarse un poco de Bianca. Estar cerca de ella era tan doloroso como estar lejos, con la diferencia que en la cercania con su cuerpo el se sentía tentado a probarlo… nuevamente.Junto a el, Simon se mantenía con el rostro serio y los labios apretados, mirando el frente, como si deseara ignorar a su hermano en su totalidad.>—¿Y bien?—¿Qué quieres que te diga, Alec?—suspiro derrotado Simon, arrastrando su mirada hacia el millonario junto a el.—Lo que piensas, eso es justo lo que quiero saber.—No te va a agradar—respondio el chico de cabello tintado, con mirada cansada.—Jamas te preocupaste por eso… por favor, Simon, solo dimelo—pidió Alexander con un deje de preocupación en su voz.El ya sabia lo que Simon pensaba, lo que habitaba en sus pensamientos, pero dde igual maner
Bianca se paseo por la casa de Alexander, aunque para ser precisa, mas que casa aquello era una mansión. Desde que habia llegado, no habia tenido el placer ni el tiempo suficiente para recorrer todo aquel lugar.Luego del que ahora disfrutaba con notable exceso.Alexander era un hombre elegante y sofisticado, no solo en apariencia, sino también en gustos. Cada detalle, cada mueble y adorno de aquella mansión habia sido pensada para denotar cierta belleza del mundo y ofrecerle al usuario el confort necesario luego de un agotador dia de trabajo en la oficina.La bella dama habia contado un total de cinco habitaciones totalmente equipadas con camas de dos plazas, roperos finos y baños privados. Todas y cada una de ellas estaba en total abandono.El millonario tenia empleados domesticos que mantenían todo en perfectas condiciones, sin embargo, desde que ella estaba allí no habia visto a uno solo de ellos.Bianca se encontraba perdida en sus pensamientos, imaginando todo lo que aquel lugar